viernes, 11 de octubre de 2024

Índice



Índice alfabético y temático de las entradas del blog.

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¡¡Ay!!

Relatos del día a día

A través del espejo. Pura magia

Fantasía

Al fin nos encontramos. Una fantasía

Fantasía

A las puertas de Yavin 4

Ciencia Ficción 

Abrax, Braxas y el rayo que los parió

Fantasía

And the winner is...

Fantasía

Ángel custodio

DramaRelatos del día a día

Ángel de alas borrosas

Relatos del día a día

Apocalipsis de rebaja

Relatos del día a día

Arcadia´s Got Talent

Fantasía

Archibaldo 

FantasíaRelatos del día a día

Barcos en la niebla

DramaFantasía

Blackjack

Apocalipsis ZombiFantasíaMicrorrelato

Canción de amor para un mafioso

Fantasía

Cinco años de Mensaje de Arecibo

Noticias

Compañero de juegos

MicrorrelatoTerror

Confidencias de un superhéroe anónimo

Fantasía

Corredor de vuelo

Ciencia Ficción

Corsarios del Rey

AventuraHistórico

Desde el mismo infierno

DramaRelatos del día a día

Desencuentro

Ciencia FicciónDrama

Desintonizados

Ciencia FicciónMicrorrelato

Dispara a la cabeza («En manos del destino» Parte 2)

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

Easter Eggs

Relatos del día a día

El caso Wellington

PolicíacoFantasía

El color de tus tacones

Romántico

El estudio del Dr Melvin

Ciencia FicciónDramaFantasía

El fin de la lucha

FantasíaMicrorrelato

El fuego robado. Un relato de terror clásico

Terror

El laberinto de Blackwood

Intriga

El latido del hombre muerto

CuentoSuspenseTerror

El mundo al revés

Fantasía

El pasado perdido

Fantasía

El soplido del lobo feroz

DramaHistórico

El souvenir del extraño

Fantasía

El valor de un unicornio

Fantasía

En busca de Santa

CuentoFantasía

En fuera de juego

FantasíaRelatos del día a día

En manos del destino

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

En tierra de nadie

DramaHistórico

Entre tinieblas y agua de azahar

Relatos del día a díaRomántico

Epílogo en el Segundo Octante

Ciencia Ficción 

Escape room

Suspense

España dice adiós al cambio de hora

Fantasía

Finish Terrae

Ciencia FicciónDrama

Exceso de equipaje

Policíaco

Finse stasjon. El último caso del inspector Alfons Lår

FantasíaPolicíaco

Flores para Camden Square

DramaRelatos del día a día

Grabado en relieve

Relatos del día a día

Guardia caminera de pinares y alcores

Relatos del día a día

Huérfanos de Luna

Fantasía

Instinto primario

Apocalipsis ZombiTerror

Juega conmigo

Terror

La anciana que robaba libros de Harry Potter

Fantasía

La búsqueda

DramaFantasía

La canción de Sirio

Fantasía

La Doncella de Rosette

Fantasía

La jauría

Ciencia FicciónTerror

La leyenda de Selene y el gato

CuentoMicrorrelato

La medalla de Bosco

Relatos del día a día

La muerte llegará con el amanecer. Homenajea Leone

Oeste

La pistola del profesional

Policíaco

La reja del Diablo

FantasíaMicrorrelato

La sonrisa del Diablo

Fantasía

La última lección

DramaHistórico

La verdad sobre los martinicos

Fantasía

La vichyssoise de la mujer barbuda

DramaSuspense

Las reglas del Muerto

Fantasía

Ley de vida

DramaFantasíaRelatos del día a día

Lágrimas de claro de luna

CuentoDramaFantasía

Leyenda urbana

Terror

Love Story sobre azul

FantasíaRomántico

Madeja de desconcierto

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

Madre

DramaFantasíaRelatos del día a día

Mil y una maneras de morir

DramaFantasíaPolicíacoRomántico

Misterio de Navidad

Fantasía

Modelada en barro

Ciencia FicciónRelatos del día a día

Navidades virtuales

CuentoFantasíaMicrorrelatoRelatos del día a día

El bosque - No dejes que entre

Fantasía

November rain

DramaMicrorrelato

Nuevo en esta plaza

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

Ocurrió en Chamalán

Fantasía

Otras formas de divertirse

Fantasía

Pacto entre caballeros

AventuraFantasíaMicrorrelato

Paisaje nevado

FantasíaMicrorrelato

Pandemónium

Apocalipsis Zombi, 

Parte de la familia

Suspense

Pertenecemos a una nueva raza

Drama

Píldoras de genio azul

Fantasía

Prodigio de Navidad

Fantasía

Proyecto Silentnight

Intriga

Punto de inflexión… ¡Exterminio!

Ciencia Ficción

Regreso por Navidad

Terror

Reseña de «Crónicas marcianas»

Noticias

Riesgo biológico

Ciencia FicciónDramaFantasía

Roderico, el caballero de Alto Arcadia

Fantasía

Ruegos desde la ratonera

Apocalipsis ZombiCiencia FicciónDrama

Sesión de tarde en Cine Palmira

Terror

Sherlock in love

Fantasía

Siempre llueve en Torreblanca. Vuelve Diego Leal

Policíaco

Sin atenuantes

DramaRelatos del día a día

Space cowgirl

Ciencia FicciónDrama

Su única alternativa

Ciencia Ficción

Sueños rotos

DramaRelatos del día a día

Superproblema

FantasíaRelatos del día a día

También los piratas tienen madre. VuelveDiego Leal

Policíaco

Terapia para el señor Milton

Apocalipsis ZombiFantasíaRelatos del día a día

Tierra de gigantes

Fantasía

Titiritero

Suspense

Todo el tiempo por vivir

Ciencia Ficción

Tolvanera de verano

Romántico

Tragedia doméstica en tres actos

Fantasía

Tragicomedia

DramaHistórico

Tres generaciones

Relatos del día a día

Tres oportunidades

DramaRelatos del día a día

Un canto a la extinción

Ciencia FicciónDrama

Un cuento antes de dormir

Cuento

Un cuento para Pablo. Gus, el intrépidoastronauta

Cuento

Un cuento para Pablo. La leyenda del cerezo y la nube

Cuento

Un cumpleaños y un adiós

Relatos del día a día

Un extraterrestre en nuestra vida

Relatos del día a día

Un hombre peligroso

DramaFantasía

Un plan marciano

Ciencia Ficción

Una extraña libertad

DramaFantasía

Una habitación con vistas

FantasíaMicrorrelato

Una moneda para Caronte

Fantasía

Ungido en arcilla

MicrorrelatoTerror

Zomblince

ExperimentalRelatos del día a día

 

Guardia caminera de pinares y alcores

 


–¡¡Alto!! ¡¿Quién va!!

–Baja el mosquetón, Estébanez, o vas a provocar una desgracia.

–¡Sí, señor! Pero creo haber visto a alguien ocultarse tras esos arbustos.

–Pues claro que has visto a alguien. Pero no es el Tempranillo quien se esconde de nosotros sino un chaval llamado Vitorino. ¡Vamos, gorrión! Sal de una vez antes de que al Estébanez le tiemble el dedo.

»¿Quieres bajar el mosquetón de una puñetera vez?

–¡Sus órdenes!

–Pues eso.

El sol de la mañana hace pesadas las capas a los dos guardias civiles, y qué decir de los tricornios. Vigilantes de los caminos en torno al pequeño municipio de Alcalá del Abacoa, en la comarca sevillana de Los Alcores, Garralón y Estébanez han visto un poco de todo en su diario deambular entre los resinosos pinos de copas centenarias, o cuando sus pasos los llevan hasta las canteras de albero, donde las punteras de sus botas se cubren de tan característica pátina amarilla para disgusto del más joven de la pareja. Y como no han sido pocas las veces en las que se han topado con maleantes y ladrones en tiempos tan inciertos, el Jefe de Pareja entiende perfectamente la cautela de su compañero, aunque en esta ocasión está de más. Vitorino, pues de él se trata con certeza, es uno de los chavales del pueblo. De los menos traviesos, a decir verdad, por eso le escama tanto a Garralón verlo un domingo deambulando entre los pinares en vez de hallarse a las puertas del templo de San Juan Evangelista, más si cabe cuando el repique de campanas ya ha llamado a misa por primera vez y es bien sabido que don Venancio toma buena nota de los parroquianos ausentes para imponerles después la penitencia adecuada.

–¡Venga, Vitorino! Que es para hoy.

–Ya salgo, mi Coronel.

–Coronel… ¡Qué más quisiera! Tendría ampollas en los pies si lo fuera. ¡Y baja los brazos, hombre de Dios! Que nadie te va a disparar. ¿Verdad, Estébanez?

–Al menos un cacheo rápido.

–Vaya día me estás dando, Estébanez.

De detrás de los frondosos matorrales sale un chicuelo encanijado vestido con ropa de diario, manchadas por lo que ha debido ser una larga caminata. Lleva del manillar la bicicleta de su difunto padre, quien fuera hojalatero de profesión, donde porta un par de alforjas.

–¡Qué susto m´an dao! Casi me jiño encima.

–Esa boca, Vitorino –le reprende el Jefe de Pareja–, o te planto un pescozón que ni los de don Venancio. ¿Cómo tú por aquí?

–Vengo de la Venta la Noria de haserle un recao a la aguela.

–¿Un recado para doña Cruz?

–Sí. Anda pachucha y tenía que verse con un señó.

»Yo me ofresio pa ayudarla –sonríe con orgullo el pilluelo–, pero ma costao convenserla, no se vaya a creer.

–Y ese señor es…

–Lo llaman el Lima. No sé si lo conose usté.

–Lo conozco muy bien

–Estaba con otro señó, un estranjero con un diente de oro.

–¿Un diente de oro? –pregunta el guardia civil con semblante repentinamente serio–. Espero que te tratara bien.

–¡Vaya que sí! Hasta ma invitao a una tostá con manteca colorá.

–Qué alma más caritativa. ¿Y cuál ha sido el recado?

–Poca cosa. Le cambiao al Lima veinte azumbres de vinagre y unos muy buenos manojos de espárragos por picadura de tabaco. Y aquí las llevo –dos golpecitos a las alforjas–, pa dárselo a la aguela.

El rostro del chiquillo resplandece, feliz en su desconocimiento por el delito cometido, mientras que al joven Estébanez, entre sorprendido e indignado, se le escapan los ojos de las órbitas, contenido a duras penas por una significativa mirada de su superior.

–Vamos, gorrión. Si te das prisa puedes dejar la carga en casa y ahorrarte una buena ristra de Padrenuestros y Avemarías.

Grasia, mi Coronel.

–Y dale recuerdos a doña Cruz… Da igual, ya se los daré yo.

El chicuelo y su bicicleta no son más que una mancha oscura contra el encalado de las primeras casas del pueblo cuando Estébanez ya no puede aguantarse más y le espeta a su superior: «¡Pero si eso es contrabando! ¿No vamos a hacer nada?». El reproche de Estébanez suena a insubordinación, apresurándose el joven a disculparse con los ojos clavados en la tierra de nadie que separan a los dos guardias.

–Mira, chaval. Llevas poco tiempo de patrulla conmigo y no sabes de la misa la mitá. Doña Cruz, como buena parte del pueblo y de media España, quedó de la noche a la mañana sin marido ni hermanos varones, y solo a base de cojones pudo sacar adelante a su familia, ayudando de paso a cuantos la rodeaban. De esto hace ya más de veinte años pero estoy seguro de que la buena señora repartirá ese tabaco entre los vecinos, quienes lo venderán por unas perras con las que aliviar sus puercas miserias.

»Por eso vamos a hacer la vista gorda, aunque hablaré con ella para que deje al Vitorino fuera de esto.

–¿Y el Lima? –pregunta esperanzado Estébanez.

–El Lima es un desgraciado del lugar pero ese otro, el del diente de oro… O mucho me equivoco o es el Portugués, un cabrón sin escrúpulos con quien me gustaría intercambiar más que palabras. Quizás sigue en la Venta de la Noria. ¿Llevas el mosquetón cargado? Pues andando, que es gerundio.

 

B.A.: 2024