viernes, 16 de junio de 2023

Índice



Índice alfabético y temático de las entradas del blog.

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A través del espejo. Pura magia

Fantasía

Al fin nos encontramos. Una fantasía

Fantasía

A las puertas de Yavin 4

Ciencia Ficción 

And the winner is...

Fantasía

Ángel custodio

DramaRelatos del día a día

Ángel de alas borrosas

Relatos del día a día

Apocalipsis de rebaja

Relatos del día a día

Archibaldo 

FantasíaRelatos del día a día

Barcos en la niebla

DramaFantasía

Blackjack

Apocalipsis ZombiFantasíaMicrorrelato

Canción de amor para un mafioso

Fantasía

Cinco años de Mensaje de Arecibo

Noticias

Compañero de juegos

MicrorrelatoTerror

Confidencias de un superhéroe anónimo

Fantasía

Corredor de vuelo

Ciencia Ficción

Corsarios del Rey

AventuraHistórico

Desencuentro

Ciencia FicciónDrama

Desintonizados

Ciencia FicciónMicrorrelato

Dispara a la cabeza («En manos del destino» Parte 2)

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

Easter Eggs

Relatos del día a día

El caso Wellington

PolicíacoFantasía

El color de tus tacones

Romántico

El estudio del Dr Melvin

Ciencia FicciónDramaFantasía

El fin de la lucha

FantasíaMicrorrelato

El fuego robado. Un relato de terror clásico

Terror

El laberinto de Blackwood

Intriga

El latido del hombre muerto

CuentoSuspenseTerror

El mundo al revés

Fantasía

El pasado perdido

Fantasía

El soplido del lobo feroz

DramaHistórico

El souvenir del extraño

Fantasía

El valor de un unicornio

Fantasía

En busca de Santa

CuentoFantasía

En fuera de juego

FantasíaRelatos del día a día

En manos del destino

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

En tierra de nadie

DramaHistórico

Entre tinieblas y agua de azahar

Relatos del día a díaRomántico

Epílogo en el Segundo Octante

Ciencia Ficción 

Escape room

Suspense

España dice adiós al cambio de hora

Fantasía

Finish Terrae

Ciencia FicciónDrama

Exceso de equipaje

Policíaco

Finse stasjon. El último caso del inspectorAlfons Lår

FantasíaPolicíaco

Flores para Camden Square

DramaRelatos del día a día

Grabado en relieve

Relatos del día a día

Huérfanos de Luna

Fantasía

Instinto primario

Apocalipsis ZombiTerror

Juega conmigo

Terror

La anciana que robaba libros de Harry Potter

Fantasía

La búsqueda

DramaFantasía

La canción de Sirio

Fantasía

La Doncella de Rosette

Fantasía

La jauría

Ciencia FicciónTerror

La leyenda de Selene y el gato

CuentoMicrorrelato

La medalla de Bosco

Relatos del día a día

La muerte llegará con el amanecer. Homenajea Leone

Oeste

La pistola del profesional

Policíaco

La reja del Diablo

FantasíaMicrorrelato

La sonrisa del Diablo

Fantasía

La última lección

DramaHistórico

La verdad sobre los martinicos

Fantasía

La vichyssoise de la mujer barbuda

DramaSuspense

Las reglas del Muerto

Fantasía

Ley de vida

DramaFantasíaRelatos del día a día

Leyenda urbana

Terror

Love Story sobre azul

FantasíaRomántico

Madre

DramaFantasíaRelatos del día a día

Mil y una maneras de morir

DramaFantasíaPolicíacoRomántico

Misterio de Navidad

Fantasía

Modelada en barro

Ciencia FicciónRelatos del día a día

Navidades virtuales

CuentoFantasíaMicrorrelatoRelatos del día a día

El bosque - No dejes que entre

Fantasía

November rain

DramaMicrorrelato

Nuevo en esta plaza

Apocalipsis ZombiDramaFantasía

Ocurrió en Chamalán

Fantasía

Otras formas de divertirse

Fantasía

Pacto entre caballeros

AventuraFantasíaMicrorrelato

Paisaje nevado

FantasíaMicrorrelato

Pandemónium

Apocalipsis Zombi, 

Parte de la familia

Suspense

Pertenecemos a una nueva raza

Drama

Píldoras de genio azul

Fantasía

Prodigio de Navidad

Fantasía

Proyecto Silentnight

Intriga

Punto de inflexión… ¡Exterminio!

Ciencia Ficción

Regreso por Navidad

Terror

Reseña de «Crónicas marcianas»

Noticias

Riesgo biológico

Ciencia FicciónDramaFantasía

Roderico, el caballero de Alto Arcadia

Fantasía

Ruegos desde la ratonera

Apocalipsis ZombiCiencia FicciónDrama

Sesión de tarde en Cine Palmira

Terror

Sherlock in love

Fantasía

Siempre llueve en Torreblanca. Vuelve Diego Leal

Policíaco

Sin atenuantes

DramaRelatos del día a día

Space cowgirl

Ciencia FicciónDrama

Su única alternativa

Ciencia Ficción

Sueños rotos

DramaRelatos del día a día

Superproblema

FantasíaRelatos del día a día

También los piratas tienen madre. VuelveDiego Leal

Policíaco

Terapia para el señor Milton

Apocalipsis ZombiFantasíaRelatos del día a día

Tierra de gigantes

Fantasía

Titiritero

Suspense

Todo el tiempo por vivir

Ciencia Ficción

Tolvanera de verano

Romántico

Tragedia doméstica en tres actos

Fantasía

Tragicomedia

DramaHistórico

Tres generaciones

Relatos del día a día

Tres oportunidades

DramaRelatos del día a día

Un canto a la extinción

Ciencia FicciónDrama

Un cuento antes de dormir

Cuento

Un cuento para Pablo. Gus, el intrépidoastronauta

Cuento

Un cuento para Pablo. La leyenda del cerezo y la nube

Cuento

Un cumpleaños y un adiós

Relatos del día a día

Un extraterrestre en nuestra vida

Relatos del día a día

Un hombre peligroso

DramaFantasía

Un plan marciano

Ciencia Ficción

Una extraña libertad

DramaFantasía

Una habitación con vistas

FantasíaMicrorrelato

Una moneda para Caronte

Fantasía

Ungido en arcilla

MicrorrelatoTerror

Zomblince

ExperimentalRelatos del día a día

 

Exceso de equipaje

 


Nota: la República de Vinavistán es ficticia. No pierda el tiempo buscándola en el mapa.

 

–Es guapa.

–¿Eso cree?

–¡No sea tonto! Es muy guapa y lo sabe bien.

Los dos se giraron para admirar la figura postrada de Ángela. La joven disfrutaba del sol en sugerente bikini, mancha de color sobre las grises orillas de la playa artificial de Orellana donde pasaba el día festivo junto a Diego Leal. Agua, sol, el cielo extremeño, la cálida presencia de Ángela y unos espectaculares bocadillos de filete empanado que la joven preparaba como le enseñara su abuela paterna. Ni las excelencias del exclusivo club Du Pont de Miami podía superar semejante plan, por muy bien surtidas que estuvieran sus bodegas de Dom Pérignon ´46.

Diego y la desconocida, quien se presentara como Bárbara, habían coincidido en el chiringuito, entablando conversación mientras esperaban sus bebidas.

–También su acompañante es atractivo –comentó Diego por cortesía.

–¡Bah! Perfil griego, músculos bien trabajados, un pelo de envidia,… Aunque es poco imaginativo. Ya me comprende.

La pareja de Bárbara montaba en ese momento una moto de agua en el canal habilitado. Muchos eran los que seguían con interés sus virajes y saltos extremos pero Bárbara no se encontraba entre ellos. «¿Le apetece una partida?», dijo, señalando una máquina recreativa de pantalla horizontal.

–Debería marcharme.

–Sólo una.

–Si insiste…

El juego se llamaba «Caída libre» y Bárbara lo definió como sólo apto para jugadores con nervios de acero.

–Las reglas son sencillas –dijo tras echar sendas monedas de 1 euro en las ranuras de jugadores–. Gana quien abra más tarde el paracaídas. Hay que esquivar los objetos que aparecen en nuestro camino o perderemos velocidad. Tenemos una pistola para desviarlos.

»¿Preparado?

Una musiquilla de 8 bits, muy retro, anunció el inicio del juego y en la pantalla aparecieron dos paracaidistas, rojo frente a azul, que en caída libre descendían a tierra. A la derecha de cada saltador un gráfico indicaba la altitud a la que se encontraba, la altura recomendada para la apertura del paracaídas marcada con una línea roja. Pájaros, aviones e incluso ovnis aparecían repentinamente, obstaculizando el descenso.

Bárbara era endiabladamente buena. Aferraba el joystick con suavidad no exenta de firmeza, como si sujetara un gorrión. Con la derecha disparaba la pequeña pistola de su paracaidista, desviando los objetos en vuelo para lanzarlos con endiablada precisión hacia su oponente. Diego conseguía repelerlos sin mayores problemas pero siempre a costa de un precioso milisegundo que lo alejaba más y más de la victoria.

La línea roja se acercaba peligrosamente. Los ojos de los adversarios se cruzaron en un momento dado y Diego vio en los de Bárbara una férrea determinación, sazonada con una buena pizca de locura que hizo saltar todas las alarmas en el agente.

Un, dos, tres,… Al cuarto segundo después de pasar la línea roja Diego abrió el paracaídas, apurando en demasía el tiempo. Su intrépido personaje llegó a salvo al suelo aunque se rompió las dos piernas con el impacto. El de Bárbara no tuvo tanta suerte y quedó convertido en una mancha de píxeles rojizos, el paracaídas a medio desplegar.

–Yo gano –dijo Diego muy serio. Había gato encerrado en aquel encuentro y no le gustaba en absoluto.

–Nada de eso, Diego –negó Bárbara, tajante. Sonreía satisfecha, visiblemente excitada–. Mientras que usted se ha aferrado a la vida yo la he exprimido hasta la última gota.

–A costa de morir.

–No temo a la muerte. ¿Y usted, señor Leal?

–No le he dicho mi apellido.

Touchée.

–Y ahora me dirá a qué agencia pertenece, Bárbara, si realmente es ese su nombre.

La mujer le dio un buen trago a su cerveza, mediándola notablemente; estaba sedienta como si hubiera corrido una maratón.

–No me llamo Bárbara, lógicamente. En cuanto a mi nacionalidad… Digamos que actualmente estamos en el mismo bando.

–¿Vinivistán?

–Muy buen oído, Diego.

Efectivamente, la república de Vinivistán se había declarado aliada de la OTAN nada más comenzar la guerra, aunque la volubilidad del presidente Yuri Vasílievich era legendaria y los pactos de hoy pudieran no ser los de mañana. Y eso incluía los de sus agentes en suelo extranjero.

Diego lanzó una furtiva mirada de preocupación a Ángela. La pistola se hallaba en la bolsa de aseo, fuera de alcance, pero su vaso de refresco podía ser una estupenda arma defensiva. Decidido, Diego tensionó el cuerpo, listo para actuar, reacción que no pasó desapercibida para Bárbara, apreciándola positivamente.

–Relájese, querido. No vine a pelear. Sólo quería conocerle.

–¿Nada más?

–Palabrita.

–¿Y su amigo?

–¿Julián? No es más que un chulo a tanto la hora. Tiene de espía lo que yo de monja… ¿Cree que me sentaría bien el hábito de las hermanas del Dolor de María?

–Me temo que no duraría mucho en el convento.

–Supongo que no. Volviendo a mi amigo, cree que soy una recién divorciada con ganas de pasármelo bien. Cobra su tarifa y no hace preguntas. Nada significa para mí, sólo es cobertura. Una cobertura sacrificable si fuera necesario.

–Es todo corazón.

–Soy una profesional. En cuanto a Ángela…

–Poco sabe de mí.

–A la oposición no le interesa qué saben nuestros seres queridos de nosotros, sólo su mera existencia. Con ellos en su poder pueden obligarnos a hacer lo que quieran. Por eso yo siempre viajo ligera de equipaje.

»Y como colega y posible enemiga, le recomiendo que haga lo mismo.

 

B.A., 2023



Serie Diego Leal

 


Exceso de equipaje