Nota: En
español no hay un término específico para la fobia a las cucarachas. En
internet se puede encontrar la forma anglosajona katsaridaphobia así como la palabra blatofobia, que es un
derivado de blatodeo, familia a la que pertenecen las cucarachas.
–––––––––––––––––––––
El eminente psiquiatra Edmundo Greyes atendía a Dorian Largo, su nuevo
paciente, quien tumbado sobre el espectacular diván que dominaba el gabinete
exponía con cierta turbación su fobia a las cucarachas. Recalcaba lo difícil
que le resultaba para desarrollar su labor pero tras media sesión el psiquiatra
aún no sabía a qué se dedicaba.
–¿En qué trabaja, señor Largo?
–Más que trabajo es una responsabilidad social.
–¿Y es?
–¿Confidencial?
–Absolutamente.
Dorian tomó aire y con una larga exhalación confesó–.
Yo soy la Corredera Humana.
–El superhéroe.
–¿Sorprendido?
–Si supiera la de seres extraordinarios que pasan
por mi consulta…
–No me cree. Se lo demostraré.
Antes de que el doctor pudiera declinar la
oferta, el hombre ya se hallaba en suprema concentración y al instante una
legión de cucarachas surgió de los más inesperados lugares. «He de cantarle las
cuarenta al exterminador», pensó el psiquiatra.
–¿Convencido? Poseo una resistencia sobrehumana y
me cuelo por doquier. Además, tengo total control sobre ellas. ¡Pero me dan un asco
atroz! Sería el hazmerreir de los Centinelas del Futuro si se enteraran.
»Pudo atacarme una paloma radiactiva. O un gato. Pero
no. Una cucaracha mutante se cagó en mi ensalada. Dita sea…
–No desespere. Intentemos que supere el malestar
enfrentándole a su fobia en una situación controlada. Llame a una de ellas y
manténgale la mirada.
–No creo…
–Inténtelo.
–Si insiste… Mmmmnnno. Imposible –claudicó al poco
tiempo la Corredera Humana–. Se está riendo de mí.
–Jamás en la vida…
–Usted no. La cucaracha.
B.A.: 2021