Lo que más impresionó a los arqueólogos
fueron los caminos. Bien era cierto que los antiguos pobladores de aquellas
tierras habían dejado numerosos testimonios de asentamientos en los que la
presencia de edificios singulares y la búsqueda del bienestar social –en forma
de sistemas de alcantarillado, agua corriente y alumbrado– era moneda común,
pero eso, aunque impresionante para un pueblo en el albor del tiempo, no dejaba
de ser mera supervivencia de tribu; conocimiento aplicado a dar protección y
comodidad al grueso de la población.