lunes, 16 de diciembre de 2013

La pistola del profesional

La Beretta se le encasquilló con un ¡clack! apenas audible. El pistolero dejó de apuntar a su rival y la contempló, sintiéndose como el marido que regresa pronto del trabajo y sorprende a su mujer con otro en la cama, la confianza traicionada y los reproches atascados en la garganta. Algo del tipo «te lo he dado todo y así me lo pagas». Pero pudiera ser que el cornudo no hubiera prestado la debida atención a su esposa y que ésta, tras las recriminaciones iniciales y la posterior desesperación, se hubiera visto empujada a una infidelidad no deseada que aplacara las necesidades de su cuerpo, víctima fácil para el primero que le dijera bonitos ojos tienes parapetado tras una rosa roja.

lunes, 2 de diciembre de 2013

La actuación del crucificado

El crucificado tenía el mal hábito de fumarse un cigarrillo cuando nadie lo veía. Viejo y apolillado, presidía la clase desde el nido de águila situado sobre el encerado verde, a la izquierda de una fotografía enmarcada del Rey y a la espalda del maestro; lugar por otro lado idóneo para admirar la precisión del que fuera soldado de infantería en el lanzamiento de borradores y tizas contra el alumno sorprendido hablando en voz no lo suficientemente baja con el compañero.