¿Cuántas
veces te has vuelto loco buscando la pareja de un calcetín, unas sandalias de
esparto o el cargador del móvil? No encuentras la camisa que ibas a ponerte o
la pastilla que debías tomar a las cuatro y luego, horas después, meses en
ocasiones, cuando ya no te acuerdas de que lo estabas buscando, aparece en el
sitio donde habías mirado por primera vez. Es desesperante.