Nota: Para el reto del Tintero de Oro en el que había que escribir un micro a
partir de una cita, he elegido una del director y guionista Billy Wilder que
dice: «Si te sientes realmente feliz, deberías escribir una tragedia; si te
sientes verdaderamente desgraciado, deberías escribir una comedia», tomándome
de paso la licencia de hacer viajar al genio polaco hasta nuestro Madrid de
principios del XIX.
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Madrid, 2 de mayo de 1808. Tras el
fracaso del levantamiento contra las fuerzas de ocupación, el general Murat
dicta la siguiente orden:
«Serán arcabuceados todos cuantos
durante la rebelión han sido presos con armas».
Escribía sobre un
arrugado trozo de periódico. De esa forma pasaba las horas entre su captura en
el cuartel de Monteleón y el futuro cierto ante un incierto muro acribillado a
balazos. Y aún así sonreía, sorprendiendo a propios y extraños.
–¿Acaso
escribe su testamento para desazón de algún hijo díscolo? –le preguntó un
individuo renegrido cuyos ropajes se hallaban manchados de sangre más ajena que
propia.
–No,
mi buen amigo. Una comedia.
–¡¿Me
toma el pelo?!
–No
se sulfure y deje que me presente. Guillermo Limones, autor teatral. No sé si
ha ido últimamente al teatro de la Cruz...
–No
es mi zona de paso, lo siento.
–También
yo –se lamentó Guillermo, socarrón, dándose palmaditas en el bolsillo de las
monedas, lo que arrancó en el otro una carcajada.
–Tiene
usted mucho arte.
–Mi
sustento depende de ello. ¿Y con quién tengo el gusto de hablar?
–Juan
de Dios, zapatero remendón. Para servirle.
–Encantado.
–¿Y
por qué una comedia?, si me disculpa la indiscreción.
–Cierto
genio dijo una vez: «Si te sientes realmente desgraciado deberías escribir una
comedia».
–Pues
la suya será del copón –aseguró el zapatero con la vista fija en el nuevo grupo
de prisioneros que los franceses se llevaban en dirección al Paseo del Prado.
–Del
copón. Usted lo ha dicho.
B.A.: 2022