viernes, 31 de marzo de 2023

Madre



Nota: En este relato se trata la figura de María con el mayor de los respetos en su doble condición de mujer y madre, explorando sus dudas, dolores y sacrificios, rasgos todos ellos característicos de la raza humana. También se da una visión distinta de Judas. En vez de un traidor Judas es un actor necesario para el drama que va a acontecer, aceptando tan indeseado papel por ser el más fuerte de todos los discípulos.

 

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Jesús

 

–Hola, madre.

–Hola, Jesús. ¿Ya por aquí? No te esperaba hasta el almuerzo.

–Quería pasar un rato con usted. A solas. Para despedirme como se merece.

»Hoy es el día.

–Lo sé. No quería creer que ya fuera miércoles. ¡Me negaba a aceptarlo! He rogado tanto para que este último amanecer nunca llegara…

–Debe hacerse la voluntad de Padre.

–Y la acepto, no me malinterpretes, aunque no me guste.

–No diga eso, madre, o…

–¿O qué, Jesús? ¿Lo haré enfadar? Hágase su voluntad, ¡claro que sí!, pero fui yo quien te parió entre dolores y en mis carnes llevo tu amparo impreso a fuego. Si renunciara a ello… ¿Qué sería yo entonces? ¿Acaso no fuimos hechos a su imagen y semejanza? ¿No traicionaría mi naturaleza?

»Ninguna madre que se precie de serlo entregaría sin dolor al fruto de sus entrañas, aunque fuera para un bien mayor.

–Lo siento, mamá. De verdad.

–Más lo siento yo y por eso no puedo mirarte a la cara pues podría flaquear.

–No debe preocuparse. Nada dura lo que un suspiro y al tercer día me verá de nuevo, resucitado y glorioso. Es Padre quien habla por mi boca.

–¡Lo sé! Lo sé, pero estoy tan cansada…

–Por eso debe prometerme una cosa: se quedará en casa con las mujeres hasta que todo acabe. No quiero que me vea sufrir.

–Jamás te prometeré tal cosa. ¡¿Me oyes?! Jamás. Pídeme cuanto quieras. Derramaría la espesa sangre que corre por mis venas y entregaría los ojos a los cuervos del Gólgota si con ello consolara tu dolor, por pequeño que este alivio fuera, pero nunca renunciaré a acompañarte en el camino incierto que te aguarda. Donde quiera que te lleven allí estaré yo, y mi visión será tu apoyo y guía, no una pesadumbre a sumar. Ni las lanzas más punzantes ni las súplicas más pertinaces harán que cambie de parecer.

–Hágase pues su voluntad.

 

Judas

 

–¿Ha venido Jesús a verla?

–Así es, Judas. Vino a despedirse y a rogarme que no le acompañara.

–Y ha dicho que no, por supuesto.

–Por supuesto.

–Ya se lo advertí pero quiso intentarlo. Y es comprensible. No debe enfadarse con él.

–No sería justa si lo hiciera. ¿Y tú cómo te encuentras?

–¿Cómo voy a estar cuando serán mis labios los que sellen su destino?

–Pero ese es tu papel en esta obra. Debemos cumplirlo, aunque no nos guste. ¡Bien lo sé yo! Y tú eres el más fuerte de todos sus discípulos, el único que puede soportar esa carga.

–No soy más que un asqueroso traidor.

–Jamás se me ocurriría pensar eso de ti.

–Pues así es como yo me siento. Y sé que algunos de los otros piensan igual.

–No es más que el fruto de los nervios. Recapacitarán, te lo aseguro.

–Le pido perdón. No he debido quejarme. Yo aquí, molestándola con nimiedades, cuando usted va a perder a su hijo en cuestión de horas.

–Y tú a un buen maestro y mejor amigo.

–Por el perdón de los pecados.

–Así sea.

 

Juan

 

–Ya lo han prendido. He venido corriendo en cuanto he podido.

–Dios mío, Juan... Cuéntame cómo sucedió.

–Estábamos en Getsemaní cuando llegó Judas acompañado por un gentío entre mucho ruido de armas. Venían por orden de los ancianos y de los sacerdotes. Caifás entre ellos, como no podía ser de otra forma. Judas identificó al Maestro como estaba pactado y la muchedumbre se le echó encima. Solo Pedro intentó detenerlos y en su arrebato le cortó la oreja a una de los atacantes.

–¿Y qué hizo mi hijo?

–No solo no se resistió al arresto sino que reprendió a Pedro por su conducta para después hacer un nuevo milagro con el herido.

»Lo llevan ante Anás.

–Pues hacia allí iremos.

–Como desee.

–¿Y Judas?

–Huyó nada más producirse el arresto. No lo he vuelto a ver desde entonces.

–Espero que no haga ninguna tontería.

–No debe preocuparse por él; al fin y al cabo no es su madre.

–Soy la madre de todos.

–Es cierto. Disculpe mi insolencia.

–No hay nada que perdonar, Juan. Y estamos perdiendo un tiempo muy valioso. Debemos ponernos ya en marcha.

»Jesús me necesita.

–Vamos pues.

 

B.A.: 2013

 

 

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jueves, 30 de marzo de 2023

El bosque - No dejes que entre

 


Para el microrreto de marzo, la película que he elegido es El bosque, de M. Night Shyamalan. En ella, una pequeña aldea rural de Covington, Pensilvania, vive atemorizada por la presencia de unos seres demoníacos que habitan los bosques que la rodea. En un momento dado, por razones nada claras, estos seres rompen el pacto de no agresión establecido y llevan el terror a la pacífica comunidad, cuyos miembros corren a sus casas en busca de protección. Ivi, una joven invidente, se niega a huir pues sabe que su amado Lucius vendrá a por ella.

 

Ivi tenía miedo. Su cuerpo temblaba como lo hacen las hojas del roble ante el primer viento que anuncia la llegada del otoño, y aun así, desoyendo la voz del espíritu de supervivencia tan presente en la naturaleza humana, anduvo hasta la puerta, paso a paso, rumbo a la noche donde acechaban aquellos de los que no se hablaba. Desde la trampilla abierta en el suelo, su hermana Kitty le suplicaba con lágrimas en los ojos. «No dejes que entre», susurraba, venciendo el impulso de cerrar la trampilla, pero Ivi no podía esconderse cuando sabía que Lucius  iría para comprobar que se encontraban bien.

La joven aguardó con el brazo derecho extendido y no se movió aun cuando una presencia demoníaca sacudió sus sentidos a su izquierda, avanzando hacia ella entre gruñidos quedos y rumor de ramas. Y cuando apenas les separaban unos metros Ivi sintió cómo una mano masculina, ruda y áspera, la agarraba de la muñeca expuesta para llevarla a la protección de la casa, viéndose arrastrada a un extraño baile en el que solo ellos dos podían oír la música. A pesar de su ceguera la joven no tuvo dudas de quién era él pues Lucius tenía un color muy especial, diferente del de cualquiera de sus vecinos, y supo que por fin el callado joven al que amaba había vencido todos sus silencios y reservas, firmando un pacto de amor que ni el miedo, el dolor o la muerte podría romper.

 

B.A.: 2023



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