martes, 30 de julio de 2019

Desencuentro

Nota: Imagen base extraída de Pixabay

Antes de abrir la puerta repasó una última vez el discurso por el que había recorrido media galaxia. Más que discurso, eran cinco palabras que el comité de Presentación había seleccionado tras años de estudios y discusiones: «Venimos en son de paz». Aún así, como le señaló uno de sus miembros, lo realmente importante no eran las palabras, sino la actitud. Debía mostrarse ante los nativos como alguien en quien confiar, evitando a toda costa que el miedo o la duda arraigara en sus primitivos corazones pues corría el riesgo de provocar reacciones inesperadas.
Una vez fuera de la astronave, anduvo hasta colocarse en el centro exacto de la plataforma de bajada, como estaba estudiado, y abriendo los brazos hacia la masa expectante, entonó para ellos sus aullidos, ladridos y jadeos más exquisitos, proclamando a la humanidad un sincero: «Venimos en son de paz». Y para subrayar tan excelsos deseos de buena voluntad, ofreció a los congregados una pieza de orfebrería delicadamente trabajada que simbolizaba la llave con la que los terrícolas podrían abrir las puertas de su mundo. La reacción no se hizo esperar.
–¡Es un ser de lo más agresivo, señor –transmitió al centro base el capitán del destacamento que debía cubrir el primer encuentro alienígena, subiendo el volumen de voz para imponerse a los gritos histéricos de los civiles en desbandada–. Aúlla y gruñe como un perro rabioso, y ahora nos apunta con una extraña arma!
»¡Espero órdenes!
–Fuego a discreción en tres, dos, uno…

B.A.: 2019

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