¡POM, POM, POM!
–¿Quién demonios
será a estas horas de la noche? Ya no se respeta el descanso de una pobre
bruja. Como sea otro de esos duendes que quieren que me cambie a su compañía de
mensajería a distancia…
¡POM, POM, POM!
–Ya va. ¡Ya
vaaa…! Qué prisas. ¿Dónde habré puesto la llave? Esta cabeza mía… ¡Por las
flatulencias de un orco del metano! ¿De dónde vendrá ese olor tan repugnante?
No olía algo así desde…
¡POM, POM, POM!
–¡QUE YA VOY!
Maldita sea.
–¡¡¡TRUCO O
TRATOOO…!!!
–Estooo… ¿Peste,
eres tú?
–¿Cómo me has reconocido, Nahna, Bruja
del Páramo?
–Por mis narices,
¿cómo si no? Y si tú eres Peste, el grandullón es Guerra, ¿verdad?
–Guerra saludar Nahna.
–Y el canijo es
Hambre.
–Hola, Nahna.
¿Tienes una nuez de Ávalon por ahí?
–Y la cuarta en
discordia es Muerte.
–…
–Siempre tan
locuaz. Y dime, Peste, ¿por qué venís a molestarme disfrazados de troll? ¿No
deberíais estar de apocalipsis?
–Verás, Nahna, queremos traer al reino de
Arcadia Bajo una celebración celta que hemos conocido en nuestro último
trabajillo por aquellas frías tierras. Se llama Jálogüin y consiste en hacerles a los mortales la
ceremonia del «Truco o trato» disfrazados de algo que dé miedo.
–Y para dar miedo
teníais que disfrazaros, ¿verdad? No os bastaba con ser vosotros mismos.
–Es la tradición.
–Ya veo. ¿Y eso
del «Truco o trato»?
–Si no nos dan un dulce entonces le hacemos
una trastada.
–¿Has dicho
dulce, Peste? Tengo un ruido de barriga…
–Cállate, Hambre. Contigo delante no se puede
hablar nunca de comida.
–Como no se puede
hablar contigo de agua y jabón de leche de burra alada, no te fastidia.
»Y hablando de
leche, ¿no tendréis por ahí una escudilla pequeñita?
–Será pesado.
–Dejaos de peleas,
muchachos, y aclaradle una cosita a esta pobre bruja. Yo puedo veros por mis tisanas
de haxis, resina de amapola, ajenjo y manzanilla (sólo un poco de manzanilla porque
el exceso me llena de genios la cabeza), brebaje necesario para practicar mi
honrada profesión pero… ¿Qué ocurre con el resto de los mortales que no pueden
veros?
–Siempre ser truco, jua, jua, jua.
–Me lo imaginaba.
¿Y en qué consisten?
–Oh, poca cosa: un brote de peste bucólica,
destrozarle la cosecha al agricultor de turno, una trifulca entre cuñados,… Algún
que otro ataque al corazón. Ya sabes, Nahna, las pequeñas cosillas que le dan
sabor a la vida.
–«Sabor a la
vida», ya veo. Bueno, pues voy a buscaros algo dulce para que no me hagáis el
truc… ¡¿Qué le ha pasado a mis nomeolvides?!
–Caballo de Guerra estar nervioso.
–¡¡FUERA DE MI
VISTA AHORA MISMO!!
–¿Entonces no nos
das un poquitín de jamón de mono? Estoy famélico.
–¡¡Y METÉOS
VUESTRO JÁLOGÜIN POR DONDE OS QUEPA!! Lo que han hecho con mis flores… ¡¿Serán
sinvergüenzas?!
¡¡¡PUM!!!
–Guerra creer Nahna enfadada.
–¿Entonces no hay
jamón de mono?
–…
–Ni que lo digas, Muerte. Creo que por un
tiempo no vamos a ser bien recibidos en el Páramo.
Un
poco después
–Vaya pandilla de idiotas. Ya podrían
contentarse con sus apocalipsis de pacotilla... ¿Y ahora que será ese ruido?
Viene del salón.
–Jo, jo, jo,…
¡Vaya! ¿Por qué habrán puesto un caldero en el fuego de la chimenea?
–¡¿Se puede saber quién es usted y por qué tiene
un pie metido en mi cena?!
–¿Esta vieja me
puede ver?
–¡Pues claro que
lo puedo ver! Y lo de vieja se lo dirá usted a la madre que lo parió.
–No se
soliviante, bella señora…
–Tampoco se pase.
–…es que soy una
entidad mágica invisible a ojos mortales.
–Maldita tisana
de las narices. Vaya noche me está dando.
»¿Puede decirme
qué hace entrando por mi chimenea?
–Déjeme
presentarme. Soy Papanoeldriel, Hijo de
Sannicolar, Hijo de Jouluppukkiel,
y quiero traer al reino un poco de felicidad. A partir de hoy, todos los años
por estas fechas, visitaré a los niños que han sido buenos para hacerles
entrega de un regalo.
–Pues siento
decirle que le han pisado el día para celebrar algo llamado Jálogüin.
–Vaya
contrariedad.
–¿Y si viene en el
solsticio de invierno?
–Me gusta.
Agradecido le quedo.
–No ha sido nada.
Pero saque ya el pie de mi puchero, que no va a haber troll que se lo coma.
–Por supuesto,
señora.
»Antes de irme,
¿podría indicarme si vive en el páramo un niño buenísimo llamado Ducardo?
–Vive en el
páramo, sí, pero en el de Arcadia Alto. Y ni es niño ni ha sido bueno en toda
su retorcida vida.
–¡Por las orejas
puntiagudas de su madre! Otra vez mi ayudante la ha cagado.
»Pues bien
señora. Encantado de conocerla y perdone las molestias.
–¡Salud!
Un
poco después
¡POM, POM, POM!
–¡¿Otra vez esos descerebrados?! Vaya
nochecita.
»¡¿POR QUÉ NO OS
VAIS A MOLESTAR A OTRA PARTE CON VUESTRO JÁLOGÜIN DE LOS…?!
–¿Jálogüin?
–¡¿Quién narices
es usted?!
–Soy Pádraic, El
leprechaun, y acabo de inaugurar mi negocio de calderos al otro lado del
arcoíris.
»Por ser mi clienta
este viérneris, y solo este viérneris, podrá disfrutar de un decuento…
–¿Otro ente
mágico? No vuelvo a beber esa tisana.
–Un respeto, milady, que no soy un ser mágico.
–Pues mejor para
su señora. Y le aconsejo que coja para sus ofertas el final del próximo mes.
Oktuvreth y Dicienvreth ya están ocupados.
»Vaya viérneris
negro estoy teniendo.
¡¡PUM!!
–¿Vierneris negro?
Me gusta… ¿Cómo sonará en bretón?
B.A.: 2025


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