jueves, 11 de diciembre de 2025

Cinco entes mágicos y un leprechaun

 


¡POM, POM, POM!

 

–¿Quién demonios será a estas horas de la noche? Ya no se respeta el descanso de una pobre bruja. Como sea otro de esos duendes que quieren que me cambie a su compañía de mensajería a distancia…

 

¡POM, POM, POM!

 

–Ya va. ¡Ya vaaa…! Qué prisas. ¿Dónde habré puesto la llave? Esta cabeza mía… ¡Por las flatulencias de un orco del metano! ¿De dónde vendrá ese olor tan repugnante? No olía algo así desde…

 

¡POM, POM, POM!

 

–¡QUE YA VOY! Maldita sea.

–¡¡¡TRUCO O TRATOOO…!!!

–Estooo… ¿Peste, eres tú?

¿Cómo me has reconocido, Nahna, Bruja del Páramo?

–Por mis narices, ¿cómo si no? Y si tú eres Peste, el grandullón es Guerra, ¿verdad?

–Guerra saludar Nahna.

–Y el canijo es Hambre.

–Hola, Nahna. ¿Tienes una nuez de Ávalon por ahí?

–Y la cuarta en discordia es Muerte.

–…

–Siempre tan locuaz. Y dime, Peste, ¿por qué venís a molestarme disfrazados de troll? ¿No deberíais estar de apocalipsis?

Verás, Nahna, queremos traer al reino de Arcadia Bajo una celebración celta que hemos conocido en nuestro último trabajillo por aquellas frías tierras. Se llama Jálogüin y consiste en hacerles a los mortales la ceremonia del «Truco o trato» disfrazados de algo que dé miedo.

–Y para dar miedo teníais que disfrazaros, ¿verdad? No os bastaba con ser vosotros mismos.

Es la tradición.

–Ya veo. ¿Y eso del «Truco o trato»?

Si no nos dan un dulce entonces le hacemos una trastada.

–¿Has dicho dulce, Peste? Tengo un ruido de barriga…

Cállate, Hambre. Contigo delante no se puede hablar nunca de comida.

–Como no se puede hablar contigo de agua y jabón de leche de burra alada, no te fastidia.

»Y hablando de leche, ¿no tendréis por ahí una escudilla pequeñita?

Será pesado.

–Dejaos de peleas, muchachos, y aclaradle una cosita a esta pobre bruja. Yo puedo veros por mis tisanas de haxis, resina de amapola, ajenjo y manzanilla (sólo un poco de manzanilla porque el exceso me llena de genios la cabeza), brebaje necesario para practicar mi honrada profesión pero… ¿Qué ocurre con el resto de los mortales que no pueden veros?

–Siempre ser truco, jua, jua, jua.

–Me lo imaginaba. ¿Y en qué consisten?

Oh, poca cosa: un brote de peste bucólica, destrozarle la cosecha al agricultor de turno, una trifulca entre cuñados,… Algún que otro ataque al corazón. Ya sabes, Nahna, las pequeñas cosillas que le dan sabor a la vida.

–«Sabor a la vida», ya veo. Bueno, pues voy a buscaros algo dulce para que no me hagáis el truc… ¡¿Qué le ha pasado a mis nomeolvides?!

–Caballo de Guerra estar nervioso.

–¡¡FUERA DE MI VISTA AHORA MISMO!!

–¿Entonces no nos das un poquitín de jamón de mono? Estoy famélico.

–¡¡Y METÉOS VUESTRO JÁLOGÜIN POR DONDE OS QUEPA!! Lo que han hecho con mis flores… ¡¿Serán sinvergüenzas?!

 

¡¡¡PUM!!!

 

–Guerra creer Nahna enfadada.

–¿Entonces no hay jamón de mono?

–…

Ni que lo digas, Muerte. Creo que por un tiempo no vamos a ser bien recibidos en el Páramo.

 

Un poco después

 

–Vaya pandilla de idiotas. Ya podrían contentarse con sus apocalipsis de pacotilla... ¿Y ahora que será ese ruido? Viene del salón.

–Jo, jo, jo,… ¡Vaya! ¿Por qué habrán puesto un caldero en el fuego de la chimenea?

–¡¿Se puede saber quién es usted y por qué tiene un pie metido en mi cena?!

–¿Esta vieja me puede ver?

–¡Pues claro que lo puedo ver! Y lo de vieja se lo dirá usted a la madre que lo parió.

–No se soliviante, bella señora…

–Tampoco se pase.

–…es que soy una entidad mágica invisible a ojos mortales.

–Maldita tisana de las narices. Vaya noche me está dando.

»¿Puede decirme qué hace entrando por mi chimenea?

–Déjeme presentarme. Soy Papanoeldriel, Hijo de Sannicolar, Hijo de Jouluppukkiel, y quiero traer al reino un poco de felicidad. A partir de hoy, todos los años por estas fechas, visitaré a los niños que han sido buenos para hacerles entrega de un regalo.

–Pues siento decirle que le han pisado el día para celebrar algo llamado Jálogüin.

–Vaya contrariedad.

–¿Y si viene en el solsticio de invierno?

–Me gusta. Agradecido le quedo.

–No ha sido nada. Pero saque ya el pie de mi puchero, que no va a haber troll que se lo coma.

–Por supuesto, señora.

»Antes de irme, ¿podría indicarme si vive en el páramo un niño buenísimo llamado Ducardo?

–Vive en el páramo, sí, pero en el de Arcadia Alto. Y ni es niño ni ha sido bueno en toda su retorcida vida.

–¡Por las orejas puntiagudas de su madre! Otra vez mi ayudante la ha cagado.

»Pues bien señora. Encantado de conocerla y perdone las molestias.

–¡Salud!

 

Un poco después

 

¡POM, POM, POM!

 

–¡¿Otra vez esos descerebrados?! Vaya nochecita.

»¡¿POR QUÉ NO OS VAIS A MOLESTAR A OTRA PARTE CON VUESTRO JÁLOGÜIN DE LOS…?!

–¿Jálogüin?

–¡¿Quién narices es usted?!

–Soy Pádraic, El leprechaun, y acabo de inaugurar mi negocio de calderos al otro lado del arcoíris.

»Por ser mi clienta este viérneris, y solo este viérneris, podrá disfrutar de un decuento…

–¿Otro ente mágico? No vuelvo a beber esa tisana.

–Un respeto, milady, que no soy un ser mágico.

–Pues mejor para su señora. Y le aconsejo que coja para sus ofertas el final del próximo mes. Oktuvreth y Dicienvreth ya están ocupados.

»Vaya viérneris negro estoy teniendo.

 

¡¡PUM!!

 

–¿Vierneris negro? Me gusta… ¿Cómo sonará en bretón?

 

B.A.: 2025



Cinco entes mágicos y un leprechaun

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