domingo, 2 de marzo de 2025

Jamás duró una flor dos primaveras

 


0-8-0-9

¡CLAVE ERRÓNEA! TIENE 2 INTENTOS

 

¿Cómo era, maldita sea? Ah, ya.

 

0-9-0-8

¡CLAVE ERRÓNEA! TIENE 1 INTENTO

 

¡Me cago…!

Los cuatro cuadrados de la pantalla del cajero parecen burlarse de ella, a la manera de la mueca grotesca de una calabaza de Halloween. Hacía meses que no pagaba su parte de la hipoteca que compartía con Pedro, su ex, a través de un cajero pero la aplicación está en mantenimiento y no le permite hacer transferencias. La clave de esa tarjeta había sido idea de Pedro y él siempre usaba fechas importantes para sus números secretos. Si pudiera recordar qué fue aquello tan importante que ocurrió cuando abrieron la cuenta…

A ver, se dice Trini, esta cuenta conjunta la abrimos para comprar nuestra futura casa. Yo lo taché de loco, pues hacía apenas tres meses que estábamos saliendo, y él me derritió con su sonrisa pícara… ¡Joder! ¿Cómo pude olvidarme? 0-7-0-9. 7 de septiembre, nuestra primera cita.

Mientras introduce uno a uno los números, Trini se pregunta en qué momento esa fecha dejó de ser especial para convertirse en 4 dígitos sin sentido alguno. Se nos rompió el amor, decía La más grande, de tanto usarlo. Quizás esa fue la causa o tal vez lo fuera el hecho de que tampoco lo usaron tanto. Con un chirrido metálico el cajero se traga su contribución a un futuro muerto –Jamás duró una flor dos primaveras, que decía la chipionera– y Trini se olvida de Pedro hasta el próximo mes.

 

B.A.: 2025