Nota: Las
palabras contenidas en las cartas que se ven más abajo están contabilizadas
para que el relato no supere el máximo de 900. Por otro lado, al final del
relato hay un dramatis personae donde
se pueden consultar información sobre los personajes implicados.
––––––––––––––––––––––––––––
–Eres un egoísta, Noel.
Gaspar acompañó el reproche apuntando a la
oronda figura con el índice de la diestra pero al anciano la pose de tipo duro
de Su Majestad no le impresionó en absoluto. Muy al contrario, respondió a
Gaspar con un «Llámame Claus, es más popular» que al otro tiñó la cara de un
rojo tan vivo como el color de su espeso pelo.
–Dejémonos de tonterías –cortó de raíz
Melchor–. Hemos venido para hacerte entrar en razón, Claus. El mundo te
necesita. ¡Los niños te necesitan!
–¡Paparruchas! Los niños sólo necesitan el
nuevo videojuego de la saga Zomblince
o un teléfono móvil para subir sus gracietas a Tik Tok. En cuanto al resto del
mundo, puede meterse sus necesidades por…
–¡¡Claus!! –exclamó su mujer escandalizada.
–Perdona, querida.
–Menudo cabezota –dijo Olentzero sin apartar
la vista del fuego que ardía en la chimenea.
–Mira quién fue a hablar.
Un incómodo silencio cayó sobre los presentes.
La estancia estaba tan caldeada que los tres Reyes se despojaron de sus pesadas
capas para dejarlas en los solícitos brazos de la señora Claus. «¿Les apetece
un refresquito? ¿Un Jerez, quizás?», ofreció a sus invitados mientras cortaba
unas buenas porciones de bizcocho casero con la ayuda del ruso Ded Moroz.
–Déjate de meriendas, querida. La visita ya se
marcha.
–Deja tú de refunfuñar. ¿Dónde están tus
modales? Habrase visto…
»¿Le traigo un zumo de zanahorias, señor
Conejo?
–Con el Jerez me apaño bien, gracias
–respondió el genio de la Pascua dando buena cuenta de su copita.
La tensión se disipó rápidamente, en buena
medida gracias a la hospitalidad de la dueña de la casa. Los tres Reyes
departían con la bruja Befana mientras el Ratón Pérez y el Hada de los Dientes
examinaban curiosos la colección de figuritas de la señora Claus, todas ellas
representaciones de su marido en las poses más curiosas.
–Esto es un caganer –comentaba sobre una figurilla que representaba a Santa
Claus en el momento de hacer de vientre–. Una tradición de tierras catalanas.
»¿No queda Cataluña cerca de donde usted vive? –preguntó mirando la robusta figura de Olentzero, carbonero de profesión.
–Sí, señora, pero no suelo ir mucho por allí, la verdad. Esa zona es del tió de Nadal. También de su esposo y de Sus Majestades los Reyes.
–Qué curioso.
–¡Basta de cháchara! –explotó Claus ante tan
buen ambiente–. Santa Claus ya no existe para el mundo así que terminad
vuestras bebidas y largaos de una maldita vez.
–Claus. Recapacita, por favor –suplicó
Baltasar con su voz grave–. No sabes el daño que estás haciendo.
–¿A qué viene este alarmismo? No llevamos
regalos a nadie. ¡Son las familias y los allegados quienes se encargan de
comprarlos!
–Somos quienes revestimos esos burdos objetos
de brillante ilusión –explicó con dulzura Befana–. Sin nosotros no serían más
que… cosas.
–Además, creo que es necesario hacer una
puntualización –dijo Pérez alzando su garrita derecha en demanda de turno–. En
muchas ocasiones, cuando la familia no tiene recursos, sí llevamos regalos. ¿O
acaso has olvidado para quién tallas esos bellos juguetes de madera en tu
taller?
–Hace años que no lo hago y no ha pasado nada.
–No ha pasado nada porque tanto nosotros, como
aquellos que faltan hoy aquí, hemos hecho tu parte.
–No sé qué decir.
–¡Por fin conseguimos callarte! –aplaudió
jubiloso Melchor–. Y si sigues sin estar convencido quizás estas misivas lo
hagan.
–¿Con más peticiones me queréis disuadir?
–Lee de una vez –estalló Gaspar.
Con las gafas que le alargara su esposa bien
ancladas sobre el puente de la nariz, el desconfiado Claus se dispuso a leer la
primera de una gran pila de cartas recopiladas y traídas hasta Laponia por sus
compañeros genios.
–¿Qué es esto?
–Son tus niños –explicó Befana a punto de
romper a llorar–. Tuvieron sus regalos, ¡por supuesto que los tuvieron, esa es
la magia de la Navidad!, pero son listos y notaron tu ausencia.
»Sigue leyendo, por favor.
Y así, en todas y cada una de las cartas, desde los más dispares lugares y encomendándose a su genio de la ilusión, los niños del mundo pedían como una sola voz el retorno de Santa Claus.
Ante tanto cariño recibido el viejo testarudo
lloró un auténtico río de felicidad, emborronando las cartas que atesoraba
entre sus manos crispadas. De repente, para su sorpresa, los papeles quedaron
limpios de peticiones y mostraron en su lugar apresurados mensajes de
agradecimiento. En el corazón de los demandantes una súbita calidez les había
avisado de la buena nueva, dejando inmediatamente cuanto tenían entre manos
para dar las gracias a sus benefactores.
–No tenía ni idea…
–Eso ya no importa –dijo Gaspar visiblemente
emocionado–. Lo importante es que has vuelto con nosotros.
–Muchas gracias, Gaspar. Muchas gracias a
todos, de corazón… ¿Señora Claus?
–¿Sí, querido?
»Zafarrancho de combate. La cuenta atrás para
el retorno de Santa Claus ha comenzado; tenemos un saco repleto de ilusión que
repartir la próxima Navidad. ¡¡Ho, ho, ho!!
(899 palabras)
B.A.: 2021
Dramatis personae (para quien no
quiera recurrir a la Wikipedia)
Los
tres Reyes Magos: Según la tradición cristiana, nombre de los
tres sabios de Oriente (Melchor, Gaspar y Baltasar) que rindieron homenaje al
recién nacido Jesús de Nazaret llevándole oro, incienso y mirra como regalo. Se
celebra su llegada en la noche del 5 al 6 de enero.
Santa
Claus (Papá Noel, San Nicolás,…): Personaje legendario que según la
cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad. La tradición cuenta
que vive en Laponia junto a su esposa, la señora Claus.
Olentzero:
Personaje de la tradición navideña vasca, carbonero de profesión, que trae
regalos a los niños el día de Navidad en el área de Navarra y el País Vasco,
así como en el País Vasco francés.
Bruja
Befana: Figura del folclore italiano que reparte regalos durante las
fiestas navideñas. Un cuento popular dice que ayudó a los tres Reyes Magos a
encontrar el camino a Belén.
Ded
Moroz: Figura de la tradición eslava recuperada a comienzos de siglo
para ocupar el lugar de Santa Claus.
Tió
de Nadal: Tradición navideña catalana. Su versión más extendida consiste en
coger un tronco al inicio de Adviento para darle calor y comida. En Nochebuena
los niños lo golpean con bastones para que cague regalos y dulces.
Ratón
Pérez: Personaje fantástico que se encarga de recoger los dientes que se
les caen a los niños para cambiárselos por dulces, monedas u otros regalos.
Hada
de los dientes: Personaje similar al Ratón Pérez propio de la
cultura occidental de habla inglesa.