jueves, 4 de enero de 2018

Prodigio de Navidad



La niebla se asemejaba a la nata montada. Gaspar vagaba perdido por aquel páramo de horizonte impenetrable, cubierto de espeso rocío nacarado que blanqueaba su característico cabello castaño hasta asemejarlo al buen Melchor, las manos engarzadas en torno al cofrecillo de maderas nobles donde atesoraba el preciado incienso traído de su lejana patria. Desde hacía tiempo nada sabía de la estrella errante que guiaba su largo peregrinar, engullida como sus compañeros de viaje por aquel denso telón de blanco impenetrable. En un momento indeterminado, sus pies rozaron el borde de un precipicio, haciéndolo trastabillar en busca de suelo firme. Recuperado el resuello, perdido como estaba, Gaspar consideró que aquel era un rumbo tan bueno como pudiera serlo cualquier otro, así que lo tomó como guía para caminar siempre hacia delante, dejando el peligroso borde del acantilado a su izquierda.
«¿Qué es eso?», se preguntó Gaspar cuando una sombra enorme se materializó en el horizonte. Anduvo hacia ella extremando las precauciones, el objeto ganando presencia con cada paso que daba el sabio, hasta que con la mano pudo alcanzar lo que parecía la superficie pulida de una gran roca. No sintiéndose capaz de trepar por ella, sólo quedaba rodearla, y cuando ya se disponía a ello una fuerza poderosa hendió el aire ante él, ¡zas!, sintiéndola a continuación a sus espaldas, ¡zas!, para después, tras un potente terremoto y una cálida ducha que lo limpió de los jirones de niebla, encontrarse ante el maltrecho cobertizo donde Jesús era calentado por el bajío de una vieja mula y un buey con un cuerno extrañamente roto, acariciado por la atenta mirada de lo orgullosos padres y de... ¿Pero qué prodigio era ése? Tres reyes de suntuosas vestimentas alargaban sus ofrendas al Salvador mientras toda suerte de pastores festejaba el nacimiento. ¿Quién era ese otro «Gaspar» que se atrevía a usurpar su lugar?


–¡Te ha tocado el haba!
–Pero en el mismo trozo estaba la sorpresa, así que una cosa anula a la otra.
–De eso nada. Te ha tocado el haba y tienes que pagar el roscón. ¿A qué sí, papá?
–El roscón lo ha pagado tu madre, así que dejad de pelearos.
»Y recordad que lo Reyes Magos os están mirando; aún pueden cambiar la consola que habéis pedido por un saco de carbón.
–Ojú, papá.
–Ni ojú, ni ojá. Vosotros sabréis... Por cierto, ¿qué sorpresa traía el roscón?
–Un rey Melchor...
–Gaspar, idiota. ¿No ves que tiene la barba marrón? Me ha tocado un Gaspar, papá, y lo he puesto en el Belén, junto a los otros tres Reyes Magos.
–Vaya, este año visitan al Niño dos Gaspares. Todo un prodigio de Navidad.
»Y no vuelvas a llamar idiota a tu hermano, por favor. Acuérdate de la consola.


B.A.: 2.018

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10 comentarios:

  1. Delicioso cuento de Navidad, Bruno. Dos universos unidos por el roscón de reyes, dos navidades. Imaginativo y de lectura muy ágil. Te deseo mucha suerte en el concurso. Un fuerte abrazo y aprovecho para desearte muy feliz 2018!

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    1. Muchas gracias por tus ánimos, David. Me alegra que te haya gustado la odisea de mi Gaspar por el roscón de Reyes.
      Un abrazo y feliz año.

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  2. Genial, Bruno, como no podía ser de otra manera. Eres un escritor sistemático y de recursos, y eso ayuda mucho a la continuidad. Otras veces te he visto manejar, de forma igual de solvente, esos universos alternativos, donde las cosas no son lo que parecen. Primero nos imaginamos la escena invernal al detalle, para luego ver claramente al inerte rey Gaspar saliendo de entre la nata, manipulado por una mano de niño. Has manejado la narración como nadie, compañero. Diálogo buenísimo. Y mensaje final: las sorpresas de los dos roscones, nunca serán como las llamativas figuritas de la tienda navideña, ja ja
    Me gusta el cuento. Es original, simpático y con gancho. Excelente Cuento de Navidad. ¡Suerte!
    Un abrazo, compañero

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    1. Compañero Isidoro, como bien sabes después de tanto tiempo siguiéndonos, los universos alternativos y los diálogos dinámicos son mi pasión, y los he unido en este cuento navideño.
      ¡Pobre Gaspar! Llegar a su destino después de una odisea de nata para ver su puesto ante el niño Jesús ocupado por otro.
      Un abrazo enorme desde Belén.

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  3. Despiste total al principio del cuento, aunque según avanzaba e iba tomando tintes surrealistas ya se olía algo extraño. Como comenta Isidoro nos sumerges en un universo alternativo donde las cosas no son como parecen en un primer momento. Que susto el del pobre Gaspar al verse suplantado en su identidad. Por cierto muy bien escrito de principio a fin. No se si se ha fallado ya el concurso, si no es así te deseo mucha suerte, sin duda es un gran candidato a premio. Un abrazo Bruno y feliz 2018!

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    1. Amigo Jorge, como ves en ocasiones me salen historias de tinte surrealista aunque, si lo pienso detenidamente, podría tratarse de un nuevo capítulo de Toy Story ¿No? Sea como fuere, lo que tenemos claro es que el pobre Gaspar llega a su destino y tiene que compartir su lugar con un usurpador con mejor pinta, je, je, je.
      Feliz entrada de año.

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  4. Precioso cuento de Reyes y roscón. Me ha encantado, Bruno. A ver si ne toca a mí hoy Gaspar que de niña era mi rey preferido.
    ¡Feliz día de Reyes!

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    1. ¡Pobre Gaspar! ¡Qué perdido estaba! A ver si tienes suerte y te toca en el roscón. Te confieso que yo era de Baltasar, como tantos otros niños, pero ahora me he pasado a Gaspar, por solidaridad hacia el rey más olvidado. Pobrecito.
      Feliz día de Reyes.

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  5. Un bonito relato que aparece en un roscón de nata. No me imaginó que había dos gaspares adorando al niño. En mi nacimiento de menuditos ya hay tres reyes Baltasar, de roscones anteriores. Un abrazo.

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    1. Y, aún así, nuestro Gaspar tuvo suerte que el roscón fuera de nata. ¡Imagínate que no estuviera relleno! Je, je, je.
      Un abrazo enorme y un saludo a tus tres Baltasar.

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