Las puertas del ascensor se cerraron con un suspiro melancólico. Víctor pulsó el botón que lo llevaría a la sala privada de blackjack, y en su particular bajada a los infiernos soñó de nuevo con una vida alejada de las mesas de juego y del guiño seductor de las tragaperras –«Ludópata», alegó su entonces esposa durante el proceso de divorcio–, pero nunca tuvo la fuerza suficiente para resistir la tentación y ahora, tras los terribles acontecimientos de los últimos días, ya no tenía sentido intentarlo.

El 16 de noviembre de 1974, desde el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), se envió un mensaje de radio al espacio con información sobre el planeta Tierra y la especie humana que tardará 25 milenios en llegar a su meta, un cúmulo de estrellas llamado M13. «Mensaje de Arecibo: Relatos desde el planeta Tierra» está dedicado a este solitario cowboy del espacio; espero que mis relatos aplaquen la soledad de su destino final.
martes, 13 de septiembre de 2016
Blackjack
Las puertas del ascensor se cerraron con un suspiro melancólico. Víctor pulsó el botón que lo llevaría a la sala privada de blackjack, y en su particular bajada a los infiernos soñó de nuevo con una vida alejada de las mesas de juego y del guiño seductor de las tragaperras –«Ludópata», alegó su entonces esposa durante el proceso de divorcio–, pero nunca tuvo la fuerza suficiente para resistir la tentación y ahora, tras los terribles acontecimientos de los últimos días, ya no tenía sentido intentarlo.
jueves, 1 de septiembre de 2016
Canción de amor para un mafioso
Nota: Los personajes, hechos y anécdotas que aparecen en este relato son todos invención del autor. Sólo la retirada de la candidatura de Nino Rota a la mejor banda sonora se ajusta a la realidad.
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–Don Viterbo. Ha surgido un problema con la película.
El Don posó con tranquilidad la mirada en
la figura de Martino Conciatore, su fiel consigliere;
después de treinta años a la cabeza de la famiglia,
Angelo Viterbo sabía que todo negocio podía cerrarse satisfactoriamente con
dinero... o con métodos más expeditivos. Dejó junto al azahar la regadera con
la que se había paseado por el inmenso jardín de la mansión, que él mismo se
encargaba de cuidar, e indicó a su consigliere
con un gesto pausado una de las sillas a resguardo del sol, sentándose en la
frontera tras llenar dos vasos con limonada fresca. Pero Martino estaba
demasiado excitado como para sentarse y, vaciando de un trago su vaso, pasó a
comentar al Don la mala noticia.
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