lunes, 4 de julio de 2016

La reja del Diablo


Este relato forma parte del libro recopilatorio 66 relatos compulsivos, resultado del gran esfuerzo realizado por Sue Celentano desde su comunidad Relatos compulsivos.
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Al hombre que se hacía llamar Adolfo Milton le gustaba disfrutar del frescor de la mañana. Recorría sin prisas la calle Hombre de Piedra en dirección a la Alameda de Hércules y al llegar a la altura del vestigio arqueológico al que debía su nombre, un torso romano de relieves diluidos empotrado en la fachada del número 10, evocó la leyenda local que afirmaba que esos eran los restos de un tal Mateo el Rubio, al que un prodigio divino transformó en piedra por blasfemo.


El «Hombre de piedra»

El Señor Milton esbozó una sonrisa ante la simpleza del pensamiento popular, encadenando el recuerdo de la leyenda del hombre de piedra con aquella otra que afirmaba que en el barrio de Santa Cruz, en uno de los caserones que dibujan las intrincadas calles de la laberíntica Judería, se encontraba la Reja del Diablo, llamada así porque sus barrotes no estaban soldados ni atornillados, sino entrelazados a la manera de un tejido, algo tan complejo para la época que sólo podía ser un artificio de Satanás. ¡Bendita superstición! En su vieja vida había ejercido muchas profesiones; de hecho, ahora se dirigía a la nueva sucursal que el grupo bancario italiano Quarto Cerchio había abierto en la capital andaluza, donde ocupaba el cargo de director, pero no recordaba que la orfebrería hubiera sido nunca una de sus ambiciones.



«La Reja del Diablo» en el barrio de Santa Cruz (Sevilla).
Fotografía de J. M. Angulo Maldonado

Regodeándose en los años de insomnio y privaciones que conseguiría con cada hipoteca y préstamo que concediera aquel día, el señor Milton no pudo contener una inquietante sonrisa, sobresaltando a dos monjas vestidas de áspero hábito marrón que no dudaron en apartarse del camino del banquero tras santiguarse con temor. Y la más joven, que siglos después sería canonizada con el nombre de Santa Gerónima, dejaría escrito en sus memorias que ese día vio sonreír al Diablo.

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Serie Adolfo Milton



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13 comentarios:

  1. "El canto séptimo del Infierno de Dante Alighieri se sitúa en el cuarto y quinto círculo, donde son castigados respectivamente los avaros y pródigos y los iracundos y perezosos" extraído de wikipedia. ¡Pero que bueno! excelente juego de palabras el que haces con el Quarto Cerchio, un guiño a la avaricia de ese poder en la sombra que no trabaja más que para beneficiarse de nuestro esfuerzo. Escalofriante la descripción que haces del protagonista, un hombre sin escrúpulos que pone su avaricia por encima de la ética. Además nos dejas el detalle histórico de "la reja del diablo" para acercarnos a la personalidad diabólica de Milton que sin duda haces extensible a muchos de sus colegas de profesión.
    Corto pero intenso, como suele decirse. Como supongo que el relato concursará en algún torneo te adelanto mis deseos de buena suerte.
    Un saludo Bruno.

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    1. Así es, amigo Jorge. Este relato está pensado para un reto en el que hay que usar tres palabras (ambición, vestir y alameda) y no superar las 300 palabras. Pero puedes conocer algo mejor al Señor Milton en "La sonrisa del Diablo".
      Como bien has visto, amigo Jorge, me he apoyado en el Infierno de Dante para bautizar la sucursal bancaria donde trabaja el señor Milton; casi todos los nombres que uso en mis relatos tienen su razón de ser, algunos tienen un origen muy evidentes y otros no tanto.
      Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.

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  2. Qué buen relato, Bruno. Parece esas leyendas medievales cargadas de alegorías. Hasta el nombre de Milton me da que no está elegido al azar y tiene que ver con el autor del "Paraíso perdido". Un abrazo y mucha suerte

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    1. Como bien dices, Ana, el nombre de Milton no está escogido al azar, como tampoco (el compañero Jorge, en su comentario, ya lo puso al descubierto) el de la compañía bancaria italiana donde trabaja.
      Como ya he comentado en alguna otra ocasión, casi todos los nombres que uso en mis relatos tienen su razón de ser y, en muchas ocasiones, la búsqueda del nombre idóneo me ha llevado más tiempo que el relato en sí.
      Muchas gracias por pasarte y comentar. Un abrazo fuerte.

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  3. La elección de los nombres y ese particular universo de personajes son alguno de los atractivos para quienes te seguimos, pues resulta un ejercicio estimulante averiguar los porqués o el hilo conductor entre tus relatos. Pero no son los únicos. Una rica narrativa que mezcla hábilmente los elementos fantásticos con lo cotidiano, como puede ser la historia y leyenda de un rincón sevillano o el drama que supone una hipoteca para el ciudadano de a pie, es otro de ellos. Características que se pueden ver en la mayoría de tus textos y que les dan el estilo inconfundible y la firma. En tres párrafos eres capaz de unir todos los elementos en nuestra imaginación sin que siquiera nos demos cuenta de como lo has hecho, como esos nudos de los barrotes, como haría ese mago que también conoce nuestro viejo amigo Milton. Un corto buenísimo compañero. Yo tengo que unirme a los elogios de Jorge y de Ana y desearte toda la suerte del mundo el en reto.
    Un fuerte abrazo amigo y feliz verano

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    1. Siempre es un placer que le dediquen unas palabras tan estimulantes a tus pequeñas inquietudes, y ese placer se multiplica hasta el infinito si proviene de alguien al que admiras por su trabajo y forma de ser. Sólo puedo darte las gracias, una vez más, por el tiempo que dedicas a este cuentista novato. ¡Mil gracias, amigo Isidoro!
      Como bien sabes, compañero, me gusta agrandar mi pequeño universo con cada nuevo relato, usando personajes ya presentados o refiriéndome a situaciones pasadas, lo que en cine se identifica con el término "easter eggs"; guiños dedicados al espectador más despierto que, como tú, gusta de hacer de Sherlock Holmes.
      Un abrazo fuerte, amigo.

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  4. un relato que mereció el premio obtenido, me parece muy buena la temática argumental en forma "De leyenda tradicional" ese final te deja el regusto de que misteriosos personajes deambulan entre nosotros disfrazados de corderos... o banqueros.
    Mucho gusto al leerte.

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    1. Como bien has visto, Francisco, me gusta trabajar el tema de las leyendas, ya sean populares o de las llamadas "urbanas", dándole a mis relatos ese toque de falsa realidad con la que pretendo enganchar al que me conceda unos minutos de su vida.
      Un abrazo.

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  5. Tras un tiempo algo perdido y sin leer casi nada, aquí me tienes de nuevo Bruno. No te puedo desear suerte porque ya terminó el concurso, pero al menos puedo felicitarte por ese segundo premio :)

    Me ha gustado el texto porque, al menos la interpretación que saqué cuando hablas de otras vidas, es que ese señor Milton lleva mucho tiempo en la tierra, aunque la orfebrería no entrara en sus aficiones jaja. ¡Buen trabajo como es habitual!

    P.D: Me ha parecido leerte en comentarios que ya hay algo anterior del señor Milton, por lo que he de echarle un vistazo. ¡Un abrazo!

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    1. Siempre es bueno volver a tener un comentario tuyo rematando uno de mis relatos, amigo José Carlos; la espera se hace larga pero cuando llega no puedo esperar para leerlo y contestarte.
      Ante todo gracias por tu felicitación. Los textos presentados a ese reto fueron magníficos y que te reconozcan el esfuerzo tan buenos compañeros no tiene precio.
      Respecto al señor Milton, es cierto que lleva ya mucho tiempo entre nosotros, y si quieres conocer algo más de él, tienes el enlace al final del texto.
      Un saludo y muchas gracias por tus palabras.

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  6. Bruno, lo sugerente siempre es mejor que lo evidente, y en este pequeño relato juegas muy bien con este elemento. Casi como si de una reseña histórica se tratase desgranas diferentes elementos como la estatua y la reja, para al final darnos ese momento, delicioso e inquietante, promesa de más de una y más de dos historias la mar de interesantes. Breve y certero. Me gustó.

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    1. Me alegro de que te haya gustado, Alejandro. Para qué mostrar si se puede sugerir, ¿verdad? No sé cuál será el camino que tome el siniestro señor Milton, pero es seguro que no nos dejará indiferentes.
      Un abrazo fuerte, amigo.

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