Tres lágrimas de lluvia cayeron sobre un
pequeño cerezo del valle del Jerte. «¿Qué te ocurre?», preguntó el arbolito a la desdichada
nube. «Mis hermanas se meten conmigo –le contestó el nubarrón tras sonarse
ruidosamente las narices con un retal de vapor de agua–. Ellas son grandes, blancas y esponjosas, mientras que yo soy densa y
oscura. Así que estoy triste y tengo ganas de llorar». «No lo hagas –le dijo el cerezo–. Si debe haber alguien triste en este valle ése tendría que ser yo. Soy
tan pequeñito que cuando llueve el agua llega primero a las ramas de mis
hermanos mayores. Y si hace buen tiempo tampoco es mejor; siempre estoy a la
sombra de ellos. ¡Así nunca podré crecer!», se quejó con una pátina de resina empañándole los ojos.
Emocionada la nube con el árbol, entristecido el árbol por la desgracia de la
nube, los dos desdichados se fundieron en un fuerte abrazo y el nubarrón lloró
sobre el hombro rugoso de su nuevo amigo una tormenta de lágrimas. El amanecer
los sorprendió aún abrazados y el sol, enternecido por la penuria de los nuevos
amigos, los cubrió con sus primeros rayos, dándoles calor.
Hacia el mediodía de aquel primero de
marzo, entre tirabuzones de niebla plateada, el pequeño cerezo lucía contento
una copa de flores blancas como nunca antes habían visto las gentes del lugar,
adelantando su floración varias semanas a la del resto de sus hermanos. Desde
entonces se cuenta en el valle la leyenda del cerezo y la nube, afirmando los
que lo vivieron, y no hay razón para dudar de ellos, que cuando la lluvia cubre
con su manto el valle del Jerte, las gotas de agua repiquetean con júbilo sobre
el tronco del cerezo, celebrando el reencuentro de los dos viejos amigos.
Así me lo contaron y así lo cuento yo.
B.A., 2.015
Genial amigo. Estamos en el Jerte, pero lo cierto es que este cuento tuyo tiene un cierto sabor japonés, je, je. Te mueves con una soltura pasmosa en cualquier género, eh. No hay más que ver las categorías de tu blog y comprobarlo. Un cuento hermoso, con esos tintes de leyenda que, como muy bien reflejas en esa frase final, pasan de boca en boca con un sencillo pero universal mensaje sobre aquellos sentimientos que florecen en lo mas hondo del corazón.
ResponderEliminarCuando pablo pueda leer y comprender va a estar muy orgulloso, seguro.
Un abrazo amigo
Gracias compañero. Paso a contarte cómo surgió este pequeño cuento.
EliminarEstaba trabajando el otro día en un relato de ciencia ficción cuando escuché caer gotas de lluvia en la ventana de mi habitación, quedándoseme grabado en el cerebro la frase "tres lágrimas de lluvia". Tenía que sacarla de mi interior, así que dejé en pause el otro relato (que ahora retomaré) y le dí forma a este pequeño cuento. Espero que, como a ti, le guste a mi pequeño extraterrestre.
Un saludo.
Precioso cuento, Bruno. Tu pequeño extraterrestre se dormirá dulcemente cuando se lo cuentes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Txaro. Tus palabras siempre me animan a seguir adelante. Un abrazo.
Eliminarun placer leerte un cuento ffenomenal
ResponderEliminarTienes mucha sensibilidad para escribir
Muchas gracias por tus palabras. Un saludo.
EliminarFantástico, el primero de tus relatos que leo y me ha emocionado. Es como leer poesía en prosa. Te sigo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ana por pasarte por mi blog y dedicar unos minutos a comentar. Un saludo.
EliminarMuy bonito. Se lo contaré a mi niño,seguro que le encanta.
ResponderEliminarUn abracico.
Muy bonito. Se lo contaré a mi niño,seguro que le encanta.
ResponderEliminarUn abracico.
Muchas gracias. Espero que le guste a tu niño. Ya me cuentas. Un saludo.
EliminarPrecioso cuento , me has hecho viajar hasta el Valle del Jerte con sus cerezos en flor. Te Seguiré
ResponderEliminarUn pequeño cuento surgido una noche de lluvia. Me alegra que te haya gustado.
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