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viernes, 11 de abril de 2025

Anomalía Willis

 



Parque de Doñana. 2025

 

–Jodie, en verdad es una visión sobrecogedora… Y fascinante –dice el Dr. Melvin a su colega británica sin poder apartar la mirada–. Jamás te hubiera creído si no lo estuviera viendo con mis propios ojos.

–Yo nunca te mentiría.

–¡Venga ya, Jodie! Que nos conocemos desde hace tiempo.

–Me ofendes –responde la aludida con fingido dolor y ambos se echan a reír, crueles, pues saben de lo que el otro es capaz por su único y exclusivo bien.

–Volviendo a nuestro asunto. ¿Está verificada su procedencia exterior?

–Sin lugar a dudas –responde la mujer ahora seria y profesional; no por nada la Dra. Maloney es una eminente astroquímica–. Y por eso me han pedido que te contacte para el programa Correcaminos; un neurocientífico como tú nos sería de gran ayuda en el estudio de la naturaleza extraterrestre.

–Antes tendríais que localizar a los sujetos causantes de esto.

–Estamos a un paso de conseguirlo. Entonces… ¿Contamos contigo?

–¿Lo dudas?

–Estupendo.

Ambos miran de nuevo la larga hilera de cuerpos que reposan a sus pies. Doce, para ser exactos. Todas mujeres; ninguna mayor de los veinte. Yacen en el suelo sobre su lado derecho y en posición fetal, sólo vestidas con unas sencillas medias de las que se ajustan al muslo por una banda elástica. Para aumentar la turbación provocada por esos doce cuerpos semidesnudos en medio de Doñana, en paralelo a sus cabezas y a sus pies el responsable había erigido sendos muros de tierra apisonada, formando una suerte de corredor sin extremos y a cielo abierto de dieciséis metros de ancho y cuatro de alto. Exactos.

El aviso lo había dado uno de los pocos excursionistas que se habían aventurado por las marismas durante la última tormenta y en menos de 24 horas la zona era ya un hervidero de especialistas vestidos con trajes EPI, vehículos oficiales y material científico de toda índole, los dos muros y la fila de cuerpos protegidos de los elementos y de las miradas curiosas por una gran carpa impermeable.

–¿Los medios de comunicación? –se interesó el Dr. Melvin.

–De momento contenidos.

–¿Y el excursionista?

–Silenciado.

–¿Por medios monetarios?

–¿Acaso importa?

–Realmente no.

Acuclillado ante la víctima número siete, el Dr. Melvin examina con curiosidad las medias que viste. «Compuesto desconocido –comenta su compañera desde arriba–. No he encontrado concordancia alguna con los materiales utilizados habitualmente para este tipo de prendas».

–¿Moda alienígena?

–Llamémoslo así.

–Y sin embargo, no veo maldad alguna en este grotesco… acertijo –se atreve el doctor a expresar en voz alta, la mirada fija en la placidez que muestra la joven ante él.

–Soy de la misma opinión.

–Y hablando de todo un poco, ¿cuál es la razón de llamar «Anomalía Willis» al primer contacto extraterrestre?

–Verás. Poco antes del aviso, los radiotransmisores de la zona captaron una señal. Una vez decodificada obtuvimos esta imagen.

Melvin toma el papel que le alarga su colega y no puede evitar un silbido de sorpresa.

–¿Bruce Willis?

–Eso creemos. Antes de raparse.

–¿De cuándo estamos hablando?

–Principios de los noventa, aproximadamente.

–¡Joder!

 

Sevilla. 33 años antes

 

Elizabeth Pavés –Eli para los amigos–, de dieciséis años de edad, llevaba con su familia desde las 9 de la mañana pateando el recinto de la Expo´92 y ni tan siquiera sufría una leve fatiga, entretenida como estaba con las innumerables atracciones. Fotos ante el pabellón de Japón, almuerzo en tierras australianas, bailoteo al paso de la cabalgata... Tras disfrutar de la frescura del pabellón de Chile a causa del iceberg antártico allí expuesto –la temperatura media exterior era de 40 grados–, ante una consola del Pabellón del Universo lanzó por radio un mensaje al espacio exterior, creyéndose muy ingeniosa. «Doce señoritas en un corredor. Tienen medias, zapatos no». Jua, jua, jua. ¡A ver si lo aciertas, ET! La adivinanza se la había enseñado su tía Encarni, la misma con la que se había marcado una picante lambada ante los azafatos brasileños para escándalo de la mojigata de su madre.

El mensaje podía acompañarse de una foto y Eli decidió colocar ante el objetivo de la cámara un recorte de la revista Teleindiscreta que siempre llevaba consigo, en la que aparece Bruce Willis con su característica sonrisa de sinvergüenza adorable. ¿Podía haber acaso un actor más sexy?

–¿Has terminado, Eli?

–¡Voy, abuela! Y… enviar.

¡Click!

 

Estación científica en órbita aerosincrónica alrededor de Marte. Mismo día. Horas después

 

¡Cuán curiosas son las bromas del Destino! De los muchos mensajes lanzados por la Humanidad en su afán por contactar con inteligencias extraterrestres; de todos los intentos del hombre por demostrar que no estaba solo en el universo, fue la adivinanza de una adolescente chistosa la única comunicación terrestre que llegó a manos del científico Bleqqs-Prut.

Tras varias décadas de estudio junto a su colega y pareja sentimental Blaiqs-Pude, el de la voz cristalina como las aguas del lago Glensfuldu, Bleqqs-Prut consiguió darle sentido a todas las palabras por separado, no así al conjunto. Una vez expuestos los resultados ante el Consejo Superior Científico, se decidió mandar como respuesta una representación física del mensaje, señalando su localización con la imagen del supuesto responsable. La finalidad era demostrar a los terrícolas que los marcianos eran seres sintientes con quienes se podía establecer vínculos de hermandad. Imposible saber de antemano que las doce humanas seleccionadas para el primer contacto no resistirían el viaje interplanetario.

 

B.A.: 2025


21 comentarios:

  1. Hola, Bruno, jajajajaja, vaya bromeja que hizo la adolescente y no, los extraterrestres no supieron contestarla, jajajaja, tampoco sé si ellos miden el tiempo, jeje.
    Muy bueno.
    Por cierto, Bruce Willis me encantaba, antes, ahora el pobre...
    Muchas gracias por tu aporte y mucha suerte en el concurso.
    Un abrazo. :)

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    1. ¿Quién le iba a decir que su mensaje se lo tomarían los extraterrestres al pie de la letra, verdad?
      Un abrazo enorme y gracias por este reto.

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  2. ¡Hola, Bruno! Recuerdo en Contact aquella señal descodificaba que, para asombro de los científicos, mostraba una esvástica. Y es que en efecto, los ET que puedan recibir alguna de las señales enviadas no es más que eso, una simple prueba de vida inteligente o no tanto, je, je, je... Por cierto, hablando de inteligencia, Por curiosidad he pedido al Chatgpt que descifre tu acertijo y me suelta que la solución son los dedos de los pies, bueno, parece que contar anda justito. Un abrazo!!

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    1. Hola, David. Como comentas, los extraterrestres pueden interpretar correctamente o no un mensaje humano. Damos por sentado que una posible forma inteligente piense igual que nosotros, así somos de egocéntricos. Recuerdo esa otra película llamada Independence Day en el que mandan un virus a los ordenadores de la nave nodriza desde un Mac, supongo que Apple tiene sucursales por todo el universo, je, je, je.
      Por cierto, esa IA de Chatgpt anda más perdido que el barco del arroz, como decimos por aquí. La solución es... Ya lo diré más adelante.
      Un abrazo enorme.

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  3. Hola Bruno. Pues a mi la IA me dice que la solución al acertijo son las horas. Menuda trama ingeniosa llena de acertijos y casualidades has pergeñado. Y además del humor que derrochas, creo que hay también lecciones valiosas en la historia, la primera por supuesto, que hay que tener cuidado con lo que se manda al espacio porque no sabemos la naturaleza de las mentes que lo puedan escuchar. La mente humana es creativa, ingeniosa y sobre todo simbólica, algo que parece que falta en la psique marciana que por lo visto es más literal, como si padeciesen una suerte de autismo interplanetario. Prueba del ingenio humano es la aparición de Bruce Willis en la trama, sin duda un giro genial del autor que casa con toda la narrativa de los noventa que introduces, Teleindiscreta incluida, en unos tiempos en los que aún no existían las redes. Queda en el aire de donde sacaron los marcianos a las doce chicas humanas, quizás abducidas con anterioridad en la superficie terrestre o "cultivadas" mediante ingeniería genética, existen multitud de posibilidades. Buen e ingenioso relato. Un abrazo.

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    1. Hola, Jorge. Pues el premio es para ti. Esas doce señoritas son las horas, que tienen medias pero no zapatos. Y claro, mandamos este tipo de mensaje al espacio, lleno de simbolismo y juegos de palabras, y encima queremos que una inteligencia extraterrestre la entienda como lo haría un hermano humano.
      Le he querido dar a este relato un toque noventero, época en la que yo también estaba en plena adolescencia, por lo que me decanto más por una abducción al estilo Expediente X que a ingeniería genética. ¿No te parece?
      Un fuerte abrazo.

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  4. ¡Bruno!

    Este relato es una delicia de principio a fin. Has conseguido algo que no es nada fácil: combinar el humor con la ciencia ficción sin perder elegancia ni caer en lo caricaturesco.
    Me ha encantado cómo manejas la estructura escalonada del relato: el salto de Doñana a la Expo '92, y de ahí a la estación marciana, es puro ritmo narrativo. Se lee como si estuviéramos viendo una película de los noventa, y claro, Bruce Willis tenía que estar ahí, como icono impagable de la época.

    Además, me ha fascinado la naturalidad de los diálogos y cómo los personajes, en pocas líneas, transmiten complicidad, ironía y humanidad. Es un relato que genera esa conexión nostálgica y, al mismo tiempo, la sonrisa cómplice del lector que se da cuenta del tremendo malentendido interplanetario.

    El guiño del acertijo resuelto por Jorge es redondo: ahí cierras el círculo con maestría. Y ese detalle de las medias como símbolo de las horas me pareció soberbio, sutil pero demoledor.

    Si alguna vez te animas a expandir esta historia, yo firmaría encantado para leer cómo reaccionan los marcianos al darse cuenta del fallo... o cómo los humanos se enfrentan a este regalo malinterpretado del cosmos.

    ¡Brillante! Un abrazo y gracias por este relato tan fresco y redondo.

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    1. Hola, Miguel. No sabes lo feliz que me hace tu comentario. Tengo ya una edad, como se puede apreciar en los temas y datos que manejo, y me encanta volver una y otra vez a esos ochenta/noventa en los que ¿maduré? como persona y escritor amateur. ¿Qué sería de mí y de mi trabajo sin las series y películas de ciencia ficción de aquella época? "V", Expediente X, Galáctica,... y, como no podía ser menos, aquellas películas que conocimos como La guerra de las galaxia. Y después está el cine de acción al que también homenajeo en el relato, donde Bruce Willis se codeaba con el Depredador de Schwarzenegger o el Demolition Man de Stallone. En fin. Qué viejo soy ya, je, je, je.
      Como habrás visto ya después de leer algunos de mis relatos, me gusta trabajar los diálogos, pues creo que es una muy buena forma de hacer avanzar rápidamente el relato modelando de paso a los personajes, algo que hago en la serie "Érase una vez en Arcadia Bajo" donde todo es diálogo.
      ¿La continuación de esta "Anomalía Willis"? Si tienes ganas, busca en el índice El estudio del Dr Melvin, un relato mucho más oscuro en el que conocerás la suerte de algunos de los personajes aquí tratados.
      Un fuerte abrazo. No hay mejor premio que vuestros comentarios.

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  5. Me has movido por el relato entre el terror y el humor. Finalmente me queda la sonrisa (lo de la interpretación literal de los marcianos es todo un puntazo).
    Me encantó tu idea, muy visual también y muy impactante, rebosando, cómo no viniendo de ti, imaginación.
    (El acertijo lo acabo de leer… está genial)
    Un abrazo!

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    1. Hola, Maite. Un acertijo viejo para un relato ambientado en los noventa, donde no podía dejar de aparecer una de las estrellas de entonces. No ha sido fácil encontrar el equilibrio justo entre humor y terror, salpimentado con la dosis de ciencia ficción que el tema necesitaba, pero, por vuestros comentarios, parece que el esfuerzo ha valido la pena.
      Un abrazo muy fuerte.

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  6. ¡Voto a bríos, qué portento de relato, donde lo siniestro y lo cósmico se trenzan con la gracia de una copla antigua! La merced ha urdido una fábula que hiela el alma y ríe a carcajadas, como esos misterios que se cuentan al amor de la lumbre.

    Y esa Eli, ¡pardiez!, con su travesura de feria y su recorte de Teleindiscreta, bien podría ser la Celestina de este sainete galáctico, donde hasta los marcianos tropiezan con el humor negro del destino.

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    1. Hola, Lucila. Veo que estoy ante otra gran seguidora de la ciencia ficción. Espero que te haya gustado mi pequeño homenaje a los noventa, donde tan fecundo fue el género, ya fuera en formado cinematográfico o en series televisivas.
      Eli, desde luego, es la responsable indirecta del primer contacto extraterrestre. ¿Sabrá alguna vez las consecuencias de su broma? Veremos.
      Un abrazo.

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  7. A ver si hoy me deja comentar: Brillante! y un gran trabajo para relacionar tantos planos en los que la pretendida comunicación se vuelve una infinita y variada in-comunicación ya que terrestres y extraterrestres (por lo visto también ellos) miran con la costumbre, el egocentrismo y los prejuicios la variedad de la vida y sus metáforas. Grandes aplausos con abrazos incluídos.

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    1. Hola, Juana. Es curioso y triste, ver que cada vez estamos más incomunicados a pesar de la tecnología de la que disponemos. No ha sido fácil enlazar los tres planos en los que desarrollo la historia pero creo que ha quedado bastante decente.
      Muchas gracias por pasarte y comentar. Un fuerte abrazo.

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  8. Genial este relato en tres tiempos y ubicaciones! Que relato galáctico más refrescante e ingenioso! Y su ubicación en Doñana le da un toque especial! Me ha encantado su tono de humor y también la historia! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!

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    1. Hola, Marifelita. Me alegra que te haya gustado mi pequeña broma interplanetaria. El humor era indispensable para esta historia de malentendidos. ¿Cuál serán las consecuencias? Visita El estudio del Dr Melvin, una historia mucho más oscura, sin lugar a dudas.
      Un abrao.

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  9. Hola Bruno
    Nos has traído un relato con varios actos, como una obra de teatro. Pero lo más ingenioso es que nos haces pensar en ¡¡cómo estaremos enloqueciendo a los pobres extraterrestres, con tantas tonterías como les estamos mandando!! Por suerte esta vez, por lo menos, han recibido un delicioso acertijo que pone a las horas en el centro del asunto.
    ¡Muy divertido y original! Un abrazo
    Marlen

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    1. Hola, Marlen. ¿Te haces una idea de las muchas comunicaciones, la mayoría sin interés ni sentido alguno, que deben estar viajando ahora mismo por el espacio exterior? Si un extraterrestre recibiera una andanada de TikTokera seguro que se daría la vuelta y buscaría inteligencia en otro punto del universo.
      Un abrazo fuerte.

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  10. Ay, Bruno, genial. Un relato cargado de humor e ironía, lleno de referencias (la expo, teleindiscreta...) que le dan también un tono retro y algo nostálgico. Ingeniosísimo el acertijo y esa broma adolescente que años después va a descolocar tanto a los científicos y que los marcianos no saben interpretar, jeje. Estupendo todo.

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  11. La conexión entre el mensaje de Eli y los cuerpos en Doñana es un giro interesante que combina muy bien lo absurdo (una adivinanza infantil) con lo macabro (las doce mujeres muertas).
    La "Anomalía Willis" y la imagen de Bruce Willis como señal de comunicación son un detalle ingenioso que aporta un toque de humor negro, mientras que la muerte de las mujeres refleja el peligro de las malas interpretaciones entre especies. La adivinanza de Eli ("Doce señoritas en un corredor...") se convierte en una representación literal y mortal, lo que subraya la brecha entre las intenciones humanas y la percepción alienígena.
    Los doctores Melvin y Maloney son personajes fríos y pragmáticos, más interesados en el descubrimiento científico que en la tragedia humana, lo que los hace moralmente ambiguos pero interesantes. Eli, por otro lado, es un contraste vibrante: una adolescente llena de vida y curiosidad, cuya acción inocente desencadena el conflicto. Los marcianos, aunque apenas descritos, aportan un toque de humanidad irónica con su intento fallido de "hermandad".
    En fin, te felicito por tan buena aportación, Bruno.
    Saludos.

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  12. La broma de la adolescente, sin proponerselo, hizo posible el contacto con los marcianos. Tiene sentido lo de Bruce Willis, por El quinto elemento.
    Trágico que hayan muerto 12 jóvenes mujeres, con indiferencia de los científicos, pero los extraterrestres no tenían mala intención.
    Lo entendieron demasiado literalmente pero tienen una excusa. En relación con el día de la Tierra (23 hora y 56 minutos), el de Marte es un poco más largo, unas 24:40. Y si son de un planeta más lejano podría haber más diferencias.
    Por lo que lo de 12 señoritas les resultaría algo sin sentido.

    Saludos.

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