0-8-0-9
¡CLAVE ERRÓNEA! TIENE 2 INTENTOS
¿Cómo era, maldita sea? Ah, ya.
0-9-0-8
¡CLAVE ERRÓNEA! TIENE 1 INTENTO
¡Me cago…!
Los cuatro cuadrados de la pantalla del cajero parecen burlarse de ella, a la manera de la mueca grotesca de una calabaza de Halloween. Hacía meses que no pagaba su parte de la hipoteca que compartía con Pedro, su ex, a través de un cajero pero la aplicación está en mantenimiento y no le permite hacer transferencias. La clave de esa tarjeta había sido idea de Pedro y él siempre usaba fechas importantes para sus números secretos. Si pudiera recordar qué fue aquello tan importante que ocurrió cuando abrieron la cuenta…
A ver, se dice Trini, esta cuenta conjunta la abrimos para comprar nuestra futura casa. Yo lo taché de loco, pues hacía apenas tres meses que estábamos saliendo, y él me derritió con su sonrisa pícara… ¡Joder! ¿Cómo pude olvidarme? 0-7-0-9. 7 de septiembre, nuestra primera cita.
Mientras introduce uno a uno los números, Trini se pregunta en qué momento esa fecha dejó de ser especial para convertirse en 4 dígitos sin sentido alguno. Se nos rompió el amor, decía La más grande, de tanto usarlo. Quizás esa fue la causa o tal vez lo fuera el hecho de que tampoco lo usaron tanto. Con un chirrido metálico el cajero se traga su contribución a un futuro muerto –Jamás duró una flor dos primaveras, que decía la chipionera– y Trini se olvida de Pedro hasta el próximo mes.
B.A.: 2025
Es lo que tiene el desamor, que duele tanto que hasta se olvida la fecha. Un relato genial, incluso con toques de humor, recordar la contraseña del cajero y preguntarse en que momento empezó a olvidarlo.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Hola, Nuria. Así va el amor en muchos casos. La rutina invade nuestro mundo "ideal" hasta que no la reconocemos.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Un abrazo enorme.
Una buena fase del desamor, nota mental mejor no usar en contraseñas, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo Bruno!!
Hola, Dakota. Creo que todas las empresas de seguridad se echan las manos a la cabeza cuando se enteran de los códigos que usan sus clientes, je, je, je.
EliminarUn abrazo.
Hasta que la hipoteca los separe del todo. Bien contado Bruno. Un abrazo.
ResponderEliminarEso es, Ainhoa. Nada une más que una hipoteca. ¡Qué le vamos a hacer!
EliminarUn abrazo y gracias por coemntar.
Excelente relato Bruno, lo de las claves dejémoslo ahí las odio como odio el desamor.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Hola, Patricia. Tendríamos que hacer un reto sobre claves, seguro que la comunidad del Tintero nos proporcionaría unos relatos muy interesantes.
EliminarUn saludo.
Como te dije en la entrada de El tintero, me ha gustado mucho el relato. Tiene humor, está muy bien escrito y tiene hasta su punto de poesía. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rosa. Qué mejor forma de encarar el desamor que con un toque de humor, ¿verdad?
EliminarUn abrazo enorme.
El final es contundente. no se volverá a acordarv hasta la próxima vez en que tengha que hacer memoria de esa clave compuesta por unos dígitos que conformaron un momento especial llamado enamoramiento.
ResponderEliminar¡Bueno!. Abrazo.
Hola, Francisco. Hasta que el fin de la hipoteca los separe, ¿no? También podría cambiar la clave, digo yo, je, je, je.
EliminarUn abrazo enorme.
Y no me extrañaría que la sola visión de un cajeto automático también le trajera malos recuerdos, por culpa de la asociación de ideas.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un saludo.
Uffff, Josep. Qué mal rato da los bancos y sus derivados.
EliminarUn abrazo enorme. Gracias por comentar.
Vaya dos. Menos mal que no han tenido descendencia.
ResponderEliminarBueno, tienen descendencia en forma de hipoteca, je, je, je.
EliminarGenial, Bruno. Un relato ingeniosísimo y cargado de ironía para mostrar los restos del amor que se esfumó. Me ha encantado la referencia a la canción y el contraste que algo tan prosaico como el pago de una hipoteca implica respecto a la idealización inicial del amor con esa sonrisa que derrite a la protagonista.
ResponderEliminarHola, Marta. Estando enamorado hasta firmar una hipoteca es entendido como un aporte más a la relación, aporte que se convierte en lastre cuando el amor se rompe, como le pasó a la protagonista de esa canción tan conocida de "la más grande".
EliminarUn abrazo enorme.
Hola, Bruno.
ResponderEliminarHe vuelto a leer tu relato... Menos mal que esta pareja ha llegado a un acuerdo de compartir los gastos. Hay cada caso...
Ahora en serio: qué triste que una relación termine así. ¿Pero igual hay esperanza, ya que él todavía no ha cambiado el pin de la tarjeta?
Un saludo y gracias por organisar el reto.
Hola, Pluma del Este. Pues a lo mejor él tiene esperanzas pero a ella... No sé, no sé.
EliminarUn abrazo enorme y gracias a ti por aceptar el reto.
Muy buena situación, muy original. Aún se mantiene la conexión pese al desencuentro. Será por eso de la banca humana, jeje. Se agradece el homenaje a la más grande. Un saludo y gracias.
ResponderEliminarLa banca humana... Da que pensar, je, je, je. Desde luego, mi "banca humana" no m perdona ni un recibo. En fin...
EliminarUn saludo y gracias a ti.
Un relato tan real que casi se siente uno ahí junto a ella, tratando de ayudarla a recordar. Has pintado el desamor de cuerpo entero. Me gustó mucho tu relato. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana. No hay más que pasearse por la calle un día cualquiera para encontrar síntomas de amor y también de desamor, Y un cajero es un objeto tan bueno como otro para representar este último.
EliminarUn saludo y gracias por comentar.
Ay, Bruno. A veces las hipotecas unen más que cualquier pareja, le has dado ese toque de humor a una situación que en verdad debe ser frustrante, no me extraña que bloquee esa fecha cada mes, ¿quién no? :)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Irene. Pues sí, el cura, al casar una pareja, debería decir: «Hasta que la hipoteca termine». Es mucho más acorde a nuestra situación actual.
EliminarUn fuerte abrazo. Gracias por tu comentario.
Hola, Bruno, situaciones que se generan tras el desamor, muy real. Diríamos que es un daño colateral, pero de todo se sale. Has mezclado humor e ironía y te ha quedado redondo para el microrreto.
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Hola, Merche. Exacto, tras una ruptura se generan una serie de situaciones con las que es muy difícil lidiar sin perder la cabeza o la compostura.
EliminarMe alegra que te haya gustado mi trabajo. Un abrazo.
Es curioso comprobar cómo una y la misma cosa puede ser percibida de forma muy diferente si, entre una y otra visión, hay una ruptura en la pareja. Un texto interesante.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Necco. Como dice la sabiduría popular: "Todo es según el color del cristal con el que se mira". En tristes ocasiones, del rosa enamorado al rojo odio sólo hay un paso.
EliminarUn saludo.
Aún hay esperanzas: ella ya no recordaba la clave. Le costó hacerlo. Y por tenaz que sea la realidad, terminará por olvidarla. O la recordará, pero volverán a ser sólo cuatro números. La hipoteca volverá a ser únicamente un contrato con un banco. El nueve de septiembre volverá a ser un dia más o, como mucho, una canción de Mecano. Si, hay esperanzas, de eso me habla tu texto, Bruno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Isra. Siempre hay una luz al final del túnel; una esperanza a la que aferrarnos, aunque no sea la que esperábamos encontrar. Trini olvidará a Pedro hasta la próxima cuota de su amor hipotecado, y se lanza a vivir su nueva vida con optimismo. Que les vaya bien a los dos.
EliminarUn abrazo enorme y gracias por comentar.
¡Hola Bruno! Un texto muy realista sobre una situación que podría pasarle a cualquier pareja. Es increíble como podemos llegar a olvidar una fecha que en algún momento fue tan importante para nosotros.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Rocío. Es todo un misterio cómo podemos llegar a olvidar algo que una vez fue muy importante para nosotros, ¿verdad?
EliminarMe alegra que te haya gustado mi relato. Un saludo.
Hola, Bruno, gracias por el reto y por este relato que compartes, para muestras vale un botón como dicen, te ha quedado muy original.
ResponderEliminar¡Y pensar en la ilusión que sintieron al firmar la hipoteca!
Para luego ese haber querido no hacerlo, pues ahora se ha convertido en tedio y quien sabe que mas, ja, ja, me rio pero es muy triste en realidad.
Nos haces reflexionar sobre el amor, ¿qué lo hizo convertirse en desamor? o ¿Acaso nunca hubo amor?
Son tantas las razones..., pero se dice que el amor nunca muere del todo si es que en verdad lo hubo. Felices dias Bruno, un placer participar en la convocatoria.
Hola, Harolina. Desde luego, este es un caso de amor hasta que la hipoteca se cancele. No sé si terminarán volviendo pero creo que Trini no está por la labor pues no ha dejado de mirar el cajero cuando ya está olvidando nuevamente la contraseña. El tiempo dirá.
EliminarMuchas gracias por comentar. Un fuerte abrazo.
Predicas con el ejemplo con una excelente aportación al reto al que nos invitas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Macondo. Me alegra que mi aporte esté a la altura de lo que pide el reto.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Bruno. Es triste pero es asi, a veces el amor queda reducido a un compromiso hipotecario que mas que unir ata. Lo ideal sería deshacer también ese vínculo, aunque a veces las circunstancias no son las mas propicias y toca aguantar. Al menos una hipoteca es algo etéreo e inanimado, si hay hijos de por medio ya la cosa cambia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. Estaría bien que una de las clausulas de la hipoteca permitiera su cancelación en caso de ruptura pero no veo yo a la señora Botín por la labor, je, je, je. Pero, como bien dices, mejor que los una algo inanimado como es una casa que unos niños, que tanto cuidado y amor necesitan.
EliminarUn fuerte abrazo.
Buenas, Bruno.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Me ha parecido una situación cotidiana muy bien llevada. Creo que nunca se me habría ocurrido mostrar una historia de desamor desde esa perspectiva. Me ha parecido muy original. Como una fecha significativa, con el paso del tiempo, y la marcha del amor, se queda en unos pocos números.
Un saludo.
Irene
Hola, Irene. Ese era el objetivo del relato, mostrar cómo algo que fue importante en un momento de nuestra vida pasa a ser tan insignificante que ya ni nos acordamos de su origen o razón de ser.
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar. Un fuerte abrazo.
Genial, Bruno. Una de las claves de un buen micro es que parta de una anécdota para lograr un significado. En este caso, te has fijado en una de las cientos de miles de cosas que se comparten en una relación y de las que no nos damos cuenta hasta que la misma se rompe. Ah! que grande era La más Grande. Aquello de "Si amanece y ves que estoy despierta porque de tu amor no estoy llena..." ¡Sublime! Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminar¡Hola, David! Qué placer tenerte por aquí. Pues sí, es curioso (y trágico), descubrir cómo algo que fue muy importante para nosotros deja de tener sentido hasta no ser más que meros números que podemos llegar a olvidar.
EliminarAhhhhh.... ¡Qué huérfano ha quedado este país con la pérdida de la Chipionera. Menos mal que seguimos teniendo sus canciones.
Un abrazo muy fuerte.
En qué momento esos números dejaron de tener sentido... Cuánto dices con esta frase... Porque el amor muere, sí, de forma imperceptible.
ResponderEliminarProfundo, sutil y a la vez dramática historia, aunque parezca ligera... Buf, dices muchísimo...
Qué gran micro...
Un abrazo y gracias por reunirnos en esta original edición.
Hola, Maite. Muchas gracias por tus palabras. Me hace muy feliz ver que mi pequeño trabajo está a la altura del reto.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
La historia del cajero tiene fuerza propia: el suspense de los intentos fallidos, la burla de la pantalla y el recuerdo agridulce de la primera cita con Pedro crean una mezcla efectiva de tensión y nostalgia. Las referencias a Rocío Jurado añaden un toque castizo y melancólico. Me encanta cómo la clave (0709) pasa de ser un símbolo de amor a un trámite vacío.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Marcos. Me alegra que mi relato haya estado a la altura. Aunque mis trabajos suelen rondar lo fantástico no son pocas las veces que planteo historias del día a día y puede que, junto con el amor, no hay nada más cotidiano que el desamor. Uno y otro pueden estar presentes en una foto, un simple papel o, como en este caso, en la clave de un cajero. Y para subrayar lo agridulce del momento, qué mejor que la Jurado cantando aquello de: «Se nos rompió el amor de tanto usarlo...»
EliminarUn abrazo y gracias por comentar.
Hola. La hipoteca es una condena sin barrotes físicos... que largas y pesadas son. Te ves joven y con el futuro lejos, y luego querrías llegar lo más rápido posible.
ResponderEliminarHola, Noelia. Efectivamente, no hay nada que ate más que una hipoteca a largo plazo y cuando termina ya estamos viejos para disfrutar de lo comprado. En fin...
EliminarUn abrazo y gracias por comentar.
¡Hola Bruno! Un título poético para una historia que nos recuerda la fragilidad de las relaciones y cómo, a veces, el amor no resiste el paso del tiempo. ¿En qué momento el amor pasó a convertirse en indiferencia?, parece ser la pregunta clave de tu microrelato. Supongo que es la gran pregunta de los desenamorados. Invita mucho a la reflexión tu historia ¡Buena aportación al Tintero!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Ulises. Así es la vida, vivimos el día a día sin ser conscientes de lo mucho que dejamos atrás, hasta el punto de no saber en qué momento una fecha tan señalada pasó a ser un número sin razón de ser.
EliminarUn abrazo bien fuerte.
Cuando el amor se basa en una clave, el desamor te ata para mucho tiempo en una hipoteca. Muy bien trazado tu micro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen. Y en muchas ocasiones la hipoteca dura más que el amor. Tragedias de la vida.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Bruno, me ha gustado mucho cómo has construido el relato desde lo cotidiano sin caer en lo evidente. Ese momento frente al cajero, con la clave convertida en reliquia emocional, dice más del desamor que muchas confesiones explícitas. La clave deja de ser una fecha importante para transformarse en un trámite más… y eso resume muy bien el paso del amor al olvido, casi sin que nos demos cuenta.
ResponderEliminarMe ha parecido muy acertada la mezcla de ironía y nostalgia, sin forzar ninguna de las dos. La mención a Rocío Jurado funciona como eco emocional del relato, y ese cierre, tan seco como real (“Trini se olvida de Pedro hasta el próximo mes”), le da una contundencia que se queda dando vueltas.
Una historia pequeña en apariencia (claro, con tanta palabra que hay que borrar para estos micros...), pero con un trasfondo muy reconocible.
¡Un abrazo, compañero!
Hola, Tarkion. Gracias por dejar tu comentario. No quería que mi relato se centrara en un desamor de libro romántico, centrándome en lo cotidiano. La clave de un cajero como doble cara en el complejo mundo del amor. ¿Cuándo pasa a ser de fecha importante en el calendario de una pareja a meros números sin significado alguno? El hartazgo, la monotonía, la pérdida del cariño,... En la canción de Rocío Jurado, la protagonista sabe el momento exacto en el que se rompe el amor, algo que no le ocurre a Trini. Y después está esa ha hipoteca como resto de una pasión, ¿hay algo más trágico que eso? Pues, al fin y al cabo, detrás de un préstamo de ese calibre está el nido donde nuestros protagonistas entrelazaron sus corazones y vida en común.
EliminarMe alegra que te haya gustado mi propuesta. Un abrazo enorme
Hola, Bruno. ¡Qué desamor tan metálico, tan frío como esas teclas de cajero! Pensamos que, a veces, este sentimiento debe asociarse a dolor, y a pérdida, pero tú reflejas de un modo acertado, sin estridencias, que todo pasa. Y que, incluso aquello en lo que un día nos fue la vida, puede llegar a no importarnos. Me ha gustado la ironía con la que Trini se enfrenta al pasado.
ResponderEliminarUn micro excelente, ¡te felicito!
Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
Me alegra que te haya gustado, Javier. No todo en el desamor va a ser un final a lo Romeo y Julieta. En la vida cotidiana, todos los días, se le rompe el amor a más de uno, y lo hace sin ruido, no como en la canción de la Jurado.
EliminarMuchas gracias por pasarte u comentar. Un abrazo enorme.