–Bueno. A ver cómo se comportan hoy
las musas.
–¿Musas?
¿Hay más yo?
–Es
una forma de hablar, muchacho. Ya nos conoces.
–Yo
conozco tú. Sólo.
–Tampoco
nos diferenciamos mucho los unos de otros. ¿Empezamos?
La
criatura clava aterrada sus ahuevados ojos en el hombre cubierto con una bata
que en tiempos lejanos fue blanca, lienzo donde incontables manchurrones rojos
y ocres dibujan una obra abstracta de tintes siniestros. Canturreando por lo
bajini una tonadilla de moda, acompañamiento musical de la marca de refrescos
Tombolina, el hombre prepara los útiles necesarios para la jornada en ciernes,
con la esperanza de que sea fructífera. «¿Empezamos?», vuelve a preguntar al
ser, inmovilizado por decenas de correajes a la plancha de acero pulido donde
yace desde no sabría decir cuándo. A través de un suero intravenoso le llegan
gota a gota los nutrientes indispensables para la subsistencia y desde su
informe cabeza parten decenas de electrodos que se pierden en las entrañas de
diversos aparatos electrónicos.
–¡FAVOR
PARARRR…! –grita el ser nada más iniciado el proceso de extracción pues resulta
altamente doloroso–. ¡¡PARAR TUUU…!!
–Relájate,
muchacho, o será peor –le aconseja el hombre sin dejar de juguetear con los
mandos de un aparato de televisión de aspecto casero. Neurocientífico de
profesión, vinculado desde sus orígenes al programa Correcaminos para el
estudio de la naturaleza extraterrestre, al doctor Melvin se le da bastante bien
la tecnología, siendo de su invención la mayoría de los aparatos allí expuestos.
Aún así, para su fastidio y hartazgo, no consigue eliminar las interferencias
que llenan la pantalla.
–¡Hicimos
un trato! –le reprocha el doctor tras abortar la extracción, el índice
amenazante como el cañón de una pistola amartillada–. Yo te liberaba si tú me
dabas lo que necesito, y últimamente no hallo en ti colaboración alguna.
»¿Acaso
quieres disgustarme? ¿Crees que no te denunciaría?
–No
importa mi.
–¿Serás
desagradecido? –casi escupe el doctor a pocos centímetros de la cara del
prisionero, a suficiente distancia para que no le alcance con sus mandíbulas en
forma de pico como ya ocurriera en una ocasión anterior, al inicio del
programa, cuando a punto estuvo de perder parte de la nariz–. Creo que es hora
de recordarte nuestras particulares técnicas de estudio.
Sin atender las súplicas de quien respondiera
en otro tiempo al nombre de Bleqqs-Prut, el hombre pulsa el botón de Play de un reproductor de vídeo,
llenando cuanta pantalla se halla encendida con lo que parece una película snuff de tema fantástico. Atados a
sendas mesas de mármol blanco dos seres de fisonomía pulpoide, congéneres sin
atisbo de duda del horrorizado cautivo, son estudiados por una serie de
individuos ataviados con equipo médico que cortan aquí, punzan allá, no siempre
con el «paciente» misericordiosamente sedado. Las imágenes tienen el volumen en
silencio y aún así es tangible el dolor sufrido por los dos especímenes,
desnudos y expuestos como meros animales en un laboratorio de investigación.
–Estas
grabaciones se han realizado hoy mismo. Tiene escenas realmente deliciosas.
–¡¡NOOO…!!
–grita el ser, y su sufrimiento se debe más a la empatía que siente hacia sus
compañeros de viaje que a la posibilidad de sufrir semejante crueldad–. ¡Parar,
favor!
–¡Si
ahora viene lo mejor! A nuestro amigo de la izquierda… –«Blaiqs-Pude –se dice el ser, recordando los bellos momentos vividos
junto a su amigo y pareja en aquella aventura que fuera el reconocimiento del
planeta azul donde hallarían tanto infortunio–. Se llama Blaiqs-Pude, ¡mil veces seas maldito!, y tiene la voz cristalina
como las aguas del lago Glensfuldu».
»…y
al otro le van a abrir en dos su blandurria cabeza con el escalpelo láser. Si
te fijas bien verás cómo…
–¡FAVORRR…!
Haré todo.
–Por
supuesto que lo harás.
El
despreciable hombre tarda un poco más de lo necesario en detener la
reproducción, regodeándose en el sufrimiento del cautivo cuando ve cómo el
cerebro de su compañero es expuesto a la luz de los focos entre indescriptibles
dolores.
–No
debería ser tan considerado. ¿Acaso no fui yo quien se la jugó para sacarte de allí?
Y desde entonces te he protegido y alimentado. Limpio tus excrementos. ¡Incluso
te he enseñado nuestro idioma para que puedas hacerme partícipe de tus
necesidades! A cambio sólo quiero plasmar en mis lienzos cuantos recuerdos y
sueños poseas. Gracias a mí, la memoria de tu pueblo vivirá eternamente.
Consuélate pensando en ello.
–¿Y
ciencia tuya?
–¿Quién
quiere ser un siervo anónimo al servicio de la ciencia cuando tiene en su mano
la posibilidad de convertirse en el mayor artista de los últimos tiempos? Y que
conste que lo dicen los que saben, no yo.
»¿Seguimos
entonces?
El
dolor vuelve a aguijonear el musculoso cuerpo del que una vez amó a quien tenía
la voz clara como las aguas del Glensfuldu. De su cerebro convulsionado es
extraído un tsunami de señales eléctricas que toman forma en las pantallas gracias
a la tecnología diseñada por el neurocientífico, siendo aquellas imágenes imposibles
de colores nunca antes vistos por el ojo humano que la mano experta del doctor reproduce
con fidelidad sobre una docena de lienzos.
–¡Qué
maravilla! ¡Qué formas, qué colores…! ¡Qué mundo el tuyo, amigo mío!
Gotas
de tinta negra cubre el cuerpo de Bleqqs-Prut cuando es sacudido por una violenta
descarga. «Un día, hermanos míos matarán vosotros», profetiza la criatura con
sus últimas migajas de fuerza.
–Posiblemente,
muchacho, y les deseo lo mejor. Hasta entonces...
B.A.:
2021
Estar ilegalmente en un planeta es a lo que se atienen estos invasores. Desde ya me hago fan del arte del magnifico Dr Melvin
ResponderEliminarHola, José. Dicen los que saben que el Dr. Melvin va a ser el artista más grande de los últimos tiempos. ¡Y ya tiene en ti su primer fan!
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un saludo.
Bruno, ¿de veras piensas que la maldad humana no tiene límites? Es posible porque la ambición y la estupidez no los tienen, pero entonces nos mereceríamos la venganza que pronosticas. El relato es muy bueno y casi me hace llorar de horror. Suerte
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Juana. Como dices, la maldad humana no tiene límites y encima el Dr. Melvin necesita satisfacer su egolatría artística.
EliminarPerdona por haberte horrorizado.
Un abrazo enorme.
Brutal en todos los sentidos, Bruno. Las musas han aportado toda su energía al servicio de tu creatividad y el resultado es un relato estupendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que pienses así, Carmen. Le he dado muchas vueltas para conseguir un relato satisfactorio y por tus palabras parece que lo he conseguido.
EliminarUn abrazo enorme.
Uy! Impresionante escena de tortura. Pobre alien, se topó con un científico loco o debo decir con un artista loco? Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Mirna. Creo que llevas razón en lo de artista loco aunque no le hubiera ido mejor en manos de los científicos del programa Correcaminos. ¿Quién es el monstruo en esta relato, el alien enamorado o el hombre deseoso de penetrar a toda costa en los secretos de la naturaleza sea cual sea su procedencia?
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Interesante, original. Torturar a un extraterrestre. El humano siendo lo más horriblemente humano y tal vez sentando las semillas para una futura invasión. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarHola, Ana. Siempre hemos oído de casos de abducción alienígena pero pocas veces del estudio de la naturaleza extraterrestre, como no sea el caso del Área 51. Así que me he liado la manta a l cabeza y he unido al monstruo humano que escarbar en los secretos de la naturaleza caiga quien caiga con un artista ególatra. Me alegra que te haya gustado el resultado.
EliminarUn saludo.
Que malévolo ser humano. Suerte. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarEl peor de los animales, sin duda alguna.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Nuria. Un saludo.
Me ha parecido un relato tan magnífico como horripilante e inhumano, je,je. Original sería decir poco, incluyendo un programa denominado Correcaminos, ja,ja,ja.
ResponderEliminarMuy bueno, de verdad. Un relato que merece ser el ganador.
Que los extraterrestres repartan suerte.
Un abrazo.
Hola, Josep. Me alegra que pienses así de mi aporte. Me ha quedado un poco horripilante, como tú bien dices, pero estamos hablando del hombre y hay suelto cada espécimen por ahí...
EliminarMuchas gracias por tus ánimos. Un abrazo enorme.
Está claro que la imaginación del hombre en el "arte" de la tortura, no tiene límites. Solo le deseo a ese maquiavélico doctor, equiparable sufrimiento al que somete a ese ser que parece ser pulpo o calamar inteligente.
ResponderEliminarUn abrazo, compañero.
Si pensáramos en hacer el bien en vez de el mal, ¡qué gran mundo habríamos construido! El hombre arece que sólo exprime su intelecto para sacar provecho en su beneficio y nuestro Dr Melvin encima debe satisfacer su egolatría artística.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Francisco. Un abrazo.
Hola, Bruno. Tal como lo cuentas en tu micro, yo me pongo del lado de los extraterrestres. El desprecio por la vida ajena parece el denominador común de nuestra especie supuestamente inteligente; así que como vaticina el alien, algún día pagaremos por ello.
ResponderEliminarSaludos y suerte 👽🖖🏼
Hola, JM. La verdad es que la humanidad está perdiendo su humanidad, guiándose por el egoísmo y el desprecio a lo supuestamente inferior.
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Larga vida y prosperidad, como decía el bueno de Spock.
Uf! ¡Qué siniestro y malvado tu Dr. Melvin! Desde luego, Bruno, nos haces ponernos desde el principio a favor de la pobre criatura martirizada.
ResponderEliminarMe ha gustado como lo dotas del habla a media lengua, lo hace más vulnerable todavía.
Así que resulta que los pensamientos, ideas, creatividad del “bicho” es fuente de inspiración para el terrorífico Melvín. Lo dicho…¡Uf de los ufs!
Hola, Tara. La maldad de los hombres no tiene límites, ¿verdad?, y en el caso del Dr. Melvin se debe a su necesidad de satisfacer su egoísmo artístico.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, compañera. La verdad es que esta vez me ha salido un relato bastante siniestro.
Un saludo.
Tremendo, Bruno. Logras hacer sentir el miedo y la impotencia de la criatura frente a la locura del doctor. Me ha gustado mucho el tono de la narración y lo bien que aparecen perfilados los personajes. Un relato estupendo. Me ha encantado. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola, Marta. Me alegra que pienses así de mi relato pues han sido muchas las vueltas que le he dado hasta conseguir el resultado deseado. Mucho se ha tratado el tema de las abducciones alienígenas pero muy pocas de las "humanas", aunque el Dr. Melvin y sus colegas del Proyecto Correcaminos poco tienen de humanos.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola Bruno. Si un mérito tiene el relato es que te hace meterte en la piel del extraterrestre, sentir su sufrimiento y empatizar con él. Parece estar inspirado en el laboratorio del despiadado nazi doctor Mengele, algo parecido debieron sufrir quienes padecieron sus torturas. Bien merecida nos tendríamos esa invasión si este comportamiento fuera generalizado, quiero pensar que en general no somos tan crueles, aunque algunos experimentos sugieren que bajo determinadas circunstancias... Un relato espeluznante, sin ninguna duda. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. Pues sí, mi Dr. Melvin algún gen nazi tiene que tener porque sus "técnicas artísticas" son de todo menos humanas.
EliminarLe he tenido que dar muchas vueltas al relato hasta conseguir perfilar correctamente a mis personajes. Estoy muy satisfecho del resultado aunque soy consciente de lo duro y siniestro que me ha quedado. Solo espero que, como tú también piensas, no todos seamos como el Dr. Melvin.
Un abrazo.
Gracias, Bruno, por participar con este relato en el homenaje a HG Wells y La guerra de los mundos. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarNo podía faltar en un homenaje al maestro de maestros.
EliminarUn abrazo, David.
Hola Bruno
ResponderEliminarMe ha parecido una genialidad ese humano que encubre su vileza bajo el pretexto del arte, o tal vez no encubre nada, simplemente se deja llevar. Me ha encantado cómo has perfilado ese personaje sin escrúpulos que juega a las cobayas con el extraterrestre. En nuestra realidad ponemos en el lugar de los marcianos a los inmigrantes y la crueldad es similar. ¡Muy bueno!
Hola, Matilde. Es una pena pero en cuestión de crueldad el "humano"parece no tener límites. En este caso es un extraterrestre y tú apuntas muy bien a los inmigrantes, pero podemos extenderlo a mujeres, niños, personas de otra religión,... y por supuesto animales. Somos maestros en el arte de lo inhumano, y mi Dr. Melvin es una buena muestra de ello.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un abrazo enorme.
¡Hola! Soy Beri. ¡Ostras, Bruno, qué sádico que te ha salido tu Dr. Melvin-Menguele! Es un artistazo, ciertamente, con una creatividad de lo más contundente, pero permíteme que te diga que también está hecho un auténtico hijo de...No, en serio: el relato es buenísimo, y si te habías propuesto horrorizarme, pues lo has conseguido. ¡Muy buen trabajo, compañero! Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Beri. Pues sí, me ha salido un relato de lo más horripilante. ¡Yo no quería, de verdad! Je, je, je.
EliminarBueno, espero que la raza extraterrestre se vengue de la cruel humanidad, o al menos del Dr Melvin.
Un abrazo enorme. Muchas gracias por tus palabras.
A mí me ha dado penita el extraterrestre. En tu relato somos los humanos los malos de la película. Vaya con el médico, menudo científico! Estupendo relato! Enhorabuena! Suerte!
ResponderEliminarHola, Mayte. Llevas toda la razón: es imposible no ponerse de parte del extraterrestre y el Dr Melvin es un ser de lo más despreciable.
EliminarMuchas gracias por pasarte por mi pequeño rincón. Un saludo.
Hola, Bruno. Creo que has hecho un gran trabajo con la caracterización de los personajes mediante los diálogos. Tanto para acentuar el sadismo, prepotencia, barbarie e insensibilidad del científico-artista, como para aumentar la indefensión, sumisión, sometimiento y humillación del extraterrestre. Un relato duro por muchos motivos, entre ellos el valor connotativo de la historia que relatas que nos retrotrae a tiempos no tan lejanos de nuestra historia reciente en todo el mundo. El lector empatiza con facilidad con la víctima y automáticamente siente repugnancia por el verdugo.
ResponderEliminarMuy buen relato, destacando los diálogos y la fuerza con que transmite tu trabajo, me ha gustado la historia.
Un abrazo.
Hola, Carles. Me alegra un montón que pienses así de mi aporte pues son muchas las vueltas que le he dado hasta conseguir el resultado deseado. Quería retratar la monstruosidad del hombre frente al diferente, al raro, al no igual, añadiéndole a mi siniestro protagonista una buena pizca de egoísmo que tan buen nos representa, con ese narcisismo artístico frustrado que sólo puede alcanzar por medio de otros.
EliminarEn un principio nuestra víctima hablaba bien pero comprendí que no funcionaba, apostando por un medio lenguaje que solo es completo en sus pensamientos.
Muchas gracias por tu apoyo hacia este relato tan sombrío y siniestro que me ha quedado.
Un abrazo enorme.
Bravisimo el apreciado neurocientifico Dr. Melvin...se ha convertido en el nuevo Mesías...además de salvar al mundo y extraerla de una manera no demasiado piadosa, toda la información que poseen los extraterrestres hace alarde de aceptar al final, la amenaza de tan extraño ser como diciéndole "no pregunto cuantos son, pero si quieren venir que vengan" Éxitos en tu participación. Un cordial saludo.
ResponderEliminarHola, Daniel. Gracias por pasarte por mi pequeño rincón literario. Como bien dices, el Dr Melvin acepta la posibilidad de una invasión con total entereza, pero hasta entonces se dedicará a satisfacer sus necesidades artísticas.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, amigo. Un saludo.
¡Uuuuy, Bruno! Los genios de los campos de concentración te han servido de modelos... Muy bien narrado, pero espeluznante. por ahí pienso en cómo experimentamos con bichos y plantas para asegurar nuestro "bienestar". un saludo.
ResponderEliminarHola, Beba. Has dado en el clavo en tu reflexión pues mi Dr Melvin no solo bebe de esos monstruos de los campos de concentración sino también de cuantos pisan y destrozan sin pudor a lo "inferior" por un supuesto bien común, dejando de lado la conciencia.
EliminarUn saludo, Bebs.
Hola, Bruno. Como siempre los humanos cubriéndonos de gloria, en fin...no tenemos remedio, casi. Un relato con una inventiva fantástica ya que además de los personajes también está el lenguaje de la criatura y sus balbuceos que me ha parecido original. La ambientación también está muy lograda. Y otra cosa, yo quiero probar la tombolina, jajaja, genial el nombre de ese refresco. Un saludo y mucha suerte.
ResponderEliminarHola, Pedro. Me alegra que pienses así de mi relato. Como ya le he comentado a otro compañero, en principio mi extraterrestres hablaba correctamente pero no me parecía realista así que terminé eligiendo una forma de comunicación más básica.
Eliminar¿Y la Tombolina? Te comento. Suelo recurrir una y otra vez a elementos de relatos anteriores, creando un universo propio en el que me muevo con comodidad. A la marca de refrescos Tombolina hay que sumarle la cerveza Úbeda 0/0, la entidad bancaria Quarto Cerchio y un cada vez más extenso etcétera. Me divierto yo y espero que al lector le arranque una sonrisa al descubrir el "huevo de Pascua".
Un abrazo enorme.
Hola, Bruno! Madre mía, el camino del artista está bien manchadito de sangre. Un relato dispar al resto. En este caso, es el terrícola el que doblega al extraterrestre. Eso lo hace un poco más terrorífico, pues, en este caso, el tirano, o malvado, es uno más de nosotros, un artista además. Como si ya no fuera macabra la cosa fuera del arte.
ResponderEliminarMuy bien plasmada ese sufrimiento del extraterrestre, me gustó su jerga, hace que las voces de cada personaje salten del texto sin necesidad de acotaciones o discendis. También destaco un lenguaje y sintaxis algo poético o retórico, para dar otro toque distintivo o cómico a lo que se está leyendo, aunque sea algo macabro. Ahora solo me falta preguntar una cosa, te lo digo por la visualidad y tu amor por lo extraterrestre... ¿Este relato no estará basado en hechos o experiencias reales? Jajajak, es broma, compañero.
Me encantó. Un fuerte abrazo y mucha suerte.
Hola, Pepe. ¿Y si te dijera que estuve barajando la posibilidad de invertir los papeles de víctima y torturador? Pero al final me decidí por mostrar la monstruosidad del hombre y la sensibilidad del extraterrestre. Creo que así funciona mejor. Además, me hubiera costado plasmar el arte de otro mundo.
EliminarRespecto al diálogo, como ya le he comentado a algún compañero, al principio mi extraterrestre se expresaba con total corrección pero no era realista.
Y ya que lo preguntas... No, no el relato no está basado en hechos reales, je, je, je. Cuando he practicado el arte de la pintura y el dibujo no he torturado a ningún extraterrestre, será por eso que no me han tratado de genio.
Muchas gracias por tu comentario, Pepe. Un abrazo enorme.
Hola, Bruno. Nos has traído un relato crudo, brutal y triste. Haz logrado trasmitir muy bien aquellas emociones, ya que mientras leía se me formó un nudo en la garganta.
ResponderEliminarFelicidades por el relato. Muy buen de verdad.
¡Suerte en el concurso!
Un saludo.
Hola, Cynthia. La verdad es que esta vez me ha salido un relato siniestro y tenebroso. Me ha costado mucho trabajo darle la forma deseada, así que me alegra que te haya gustado, a pesar de ese nudo en la garganta que me comentas.
EliminarMuchas gracias por tus palabras de ánimo.
Un saludo.
En nombre de la ciencia cuantas cosas no se harán o sí, que no sabremos. Por este lado egoísta del ser humano que solo busca su propio beneficio es por lo que la cienci, las investigaciones son criticadas y denostadas. Me ha gustado la originalidad, buscar el las ondas neuronales todo lo que ha visto y vivido para plasmarlo en un lienzo. Además se lee fácil, y hasta el final no nos desvelas sus verdaderas intenciones a tanta tortura... ¡Ah, no, que él es el bueno! (Que fina la linea entre el bien y el mal).
ResponderEliminarSaludos
Hola, José. Como bien dices: qué fina es la línea entre el bien y el mal.
EliminarMe alegra que te haya gustado mi relato y que lo hayas encontrado fácil de leer; han sido muchas las vueltas que le he dado para decir tanto en tan poco y que además fuera entendible.
Un abrazo enorme.
Hola, Bruno. Este profesor no cabe duda que es de la escuela de Menguele. En este caso no importa la ciencia, había un artista. Terrible relato y aún con su crueldad, está lleno de humor y sarcasmo. El lenguaje del extraterrestre está muy logrado, aunque logrado está todo: las descripciones, el ritmo, los diálogos... Definitivamente un magnífico relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Isan. No sabes lo que me alegran tus palabras pues le he dado muchas vueltas al relato para conseguir el resultado deseado. Y esos diálogos... ¡Qué quebradero de cabeza! Al principio mi extraterrestre razobaba y hablaba igual que el doctor Melvin y no llegaba a encajar. Decidirme por esa "medio lengua" ha sido de lo más acertado, sin duda.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, compañero. Un abrazo enorme.
Hola Bruno, un científico que toma como instrumentos letales como pinzas o bisturí para su arte de explorar el ser humano, tal cual caballete y pinceles. Un relato que dibuja una cruel realidad, pero no alejada si esa fuese la oportunidad de la ciencia terrícola. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela. Gusto leerte de nuevo.
ResponderEliminarHola, Perlas. El egoísmo humano es capaz de todo. En ocasiones lo oculta bajo "honorable" manto de hacerlo por el bien de la humanidad. En otras, lo hace a cara descubierta, como en el caso del Dr Melvin.
EliminarMuchas gracias por pasarte por mi pequeño rincón literario. Un abrazo desde Sevilla (España).
Hola Bruno, un relato demoledor, y tan realista..., al menos con los experimentos a los animales e incluso en humanos que no tienen parientes ni dolientes aparentes.
ResponderEliminarVisual, y empático, haces que repudiemos a ese doctor tan malvado, y nos hace reflexionar sobre la realidad, ya que con un comportamiento muy similar, la ciencia ha llegado a donde estamos hoy. Muchos lo aplauden y respaldan, y aunque la mayoría lo repudia, en el fondo se sirve de ello, y unos cuantos se lucran.
Me gusta tu relato, su crudeza y esa voz que clama piedad, su ironía y su brutal verdad, en este caso no es ciencia, sino que se trata de arte.
Bruno, te ha quedado tan genialmente loco, que me parece que el extraterrestre es el doctor, ja, ja. Un abrazo.
Hola, Harolina. Me alegro un montón que te haya gustado mi relato, por muy oscuro y siniestro que me haya quedado. Y no puedes llevar más razón en lo que dices: Muchos se han beneficiado (nos hemos beneficiado) del sufrimiento ajeno, ya sea a través de una vacuna o de algún producto alimenticio o cosmético. Ahora parece que estamos despertando para gritar a los cuatro vientos que se puede conseguir lo mismo con menos dolor, pero siguen siendo muchos los que se escudan en aquello de: "Siempre se ha hecho así" o "Sólo son animales y no sienten". A ver si conseguimos algún día humanizar a la humanidad.
EliminarSi he conseguido que vosotros esa empatía hacia el alienígena a la que eludes, entonces me doy por satisfecho pues han sido muchas las vueltas que le he dado al relato para conseguir el resultado adecuado. ¿A lo mejor soy yo el extraterrestre loco que escribe sobre humanos locos? Je, je, je.
Un abrazo enorme.
Hola amigo Bruno, este género lo borda. Un caudal de recursos para enmarcar la historia. Y vaya escena que has elegido. Me dio lástima por el extraterrestre ya que había aprendido a hablar terrícola. Pero esa amenaza final es para temerla. Disfruté con el diálogo y sus descripciones vi toda la sala de operaciones al completo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Emerencia. Me alegra que te haya gustado mi relato, aunque reconozco que ha salido bastante tétrico. Como ya sabéis los que me conocéis, me gusta la ciencia ficción, tanto leerla como practicarla, y si he conseguido aportar mi granito de arena la género pues... ¡no puede haber mejor premio para mí!
Eliminar¿Llegará el día en que se cumpla la amenaza del extraterrestre? Veremos...
Un abrazo enorme.
Hola Bruno que buen relato, y que triste para el pobre alienígena, en manos de una mente retorcida, como la del doctor Melvin fascinado tan solo por la aportación artística que recibe, no repara en demostrar la crueldad de la que es capaz el ser humano. Me ha encantado, genial historia, un gran abrazo y suerte en el tintero.
ResponderEliminarHola, Mik. La crueldad del ser humano no tiene límites y la he querido representar en este relato, de la mano de un científico con aires de grandeza artística.
EliminarMuchas gracias por tus palabras de apoyo. Un abrazo enorme.
Super blog
ResponderEliminarMuchas gracias. :)
EliminarMuy buena tu historia, en especial ese malvado doctor sin escrúpulos. He ha gustado la inversión de los papeles, los malos los terrícolas y los "presuntamente" buenos los alienígenas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Norte. Me alegra que te haya gustado mi propuesta. Al principio barajé la posibilidad de invertir los papeles, pero creo que así queda mucho mejor: podemos "entender" las razones del doctor y empatizar con el alienígena.
EliminarUn abrazo enorme.
Muy buena historia y desde luego más que posible que si cae en nuestras manos un extraterrestre le desuellen los científicos.
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena por tu puesto en El tintero de oro.
Hola, Ángel. Me alegra que te haya gustado mi relato. Desde luego, si un extraterrestre cayera en manos terrícolas no creo que lo pasará muy bien con el pretexto del bien de la humanidad.
EliminarGracias por darme la enhorabuena; el listón ha estado muy alto.
Enhorabuena, Bruno, por el cuarto puesto. Sin duda, un buen lugar cuando el tablero ha estado tan igualado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Pues sí, el listón ha estado muy alto en esta primera convocatoria. ¿Qué habéis comido en verano? Je, je, je.
EliminarMuchas gracias por tus felicitaciones. Un abrazo enorme.
Felicita al Sr. Melvin de mi parte, Bruno, por ese estupendo puesto en Tintero que perfectamente podía haber estado en el podio.
ResponderEliminarUn abrazo, colega.
Muchas gracias, Isabel. La verdad es que lo habéis puesto difícil en esta primera convocatoria; el verano os ha recargado bien las pilas, je, je, je.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y felicidades de nuevo por tu bien merecido oro.
Enhorabuena Bruno por ese cuarto puesto en el Tintero, ha estado cerca. Gran trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, David. Por poquito consigo el tintero de bronce. Pero es que el listón estaba muy alto.
EliminarUn abrazo y enhorabuena una vez más.
Felicitaciones por la mención, Bruno!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Mirna. Un abrazo fuerte.
EliminarFelicidades, Bruno. Tendrían que ampliar el podium para meter este relato tan estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Isan. Muchas gracias por tu comentario. El estudio del Dr Melvin se ha quedado a las puertas del bronce pero es que el listón ha sido muy alto.
EliminarUn abrazo enorme.
Enhorabuena, Bruno, por este galardón a tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Carles.
EliminarUn abrazo enorme.