–Llamando a Control Central.
Control Central, aquí transbordador espacial Verne V. Pido autorización para la
4ª órbita.
–Control
Central a Verne V. Verifique que la presión está dentro del límite.
–Las
lecturas del sistema de control ambiental son normales.
–Conforme.
También son correctas desde aquí. Inicien la entrada en la 4ª órbita.
–Recibido.
Estamos comprobando todos los mecanismos. Perfecto. Dispuestos para salir al
espacio.
–Verne
V. Pueden salir en cuanto estén preparados. No esté fuera mucho tiempo, Cris.
–No
se preocupe. Nos atendremos al plan. Listos.
–Control
a Verne V. Comienza la cuenta atrás. 4, 3, 2,1,… ¡Fuera!
–Control.
Aquí Cris. He salido bien. ¡Las vistas son grandiosas! El brazo robótico
funciona a la perfección.
–Control
a Verne V. ¡Atención! Hemos detectado una extraña lectura por popa. Los
instrumentos lo identifican como una onda de radiación neutrónica.
–¿Radiación
neutrónica?
–Lo
sé. Parece una locura. Una mala calibración, sin duda. De todas formas, no parece
que les vaya a afectar.
»Vuelva
a la nave mientras lo comprobamos.
–Entendido,
Control.
–Un
momento. Cris, llaman desde la estación de Hawái. ¿Cómo dice? ¡¿Eso es
imposible?! Mierda. Control a Verne V. Cris, Hawái nos informa que la onda ha
puesto rumbo de colisión contra ustedes. ¡Repito! La onda se dirige hacia
ustedes. ¡Vuelva inmediatamente a la nave!
Desde la magnífica
atalaya que son los 11 metros de largo del brazo robótico al que se encuentra anclado,
al astronauta Cris Gala se le erizan los pelillos de la nuca pues hacia ellos se
dirige lo que parece una nube plateada, ondulante como el océano enfurecido. El
miedo se convierte en pavor cuando los rayos del sol naciente, allí abajo tras
el planeta Tierra –o arriba, o donde quiera que el sentido de la orientación sitúe
a la diosa Aurora– incide sobre la masa multiforme, y el hombre puede
distinguir cómo una veintena de perros enfebrecidos pugnan con saña entre ellos
por ser quien encabece la fantasmagórica jauría, entrelazados unos con otros para
crear un ser fantástico y abominable sólo posible en las pesadillas de
Lovecraft. Diversa es la procedencia de estos espectros vagabundos, ecos todos
ellos de cánidos que fueron lanzados al espacio exterior para mayor gloria de
sus traicioneros amos humanos, convertidos en meros números de otra estadística
más por un imprevisto, un mal cálculo o una despreciable decisión.
«¿Onda
de radiación de neutrones? ¡Y una mierda!», se dice Cris mientras acciona con desespero
los controles de dirección del brazo robótico, pero éste no ha sido diseñado
para moverse a altas velocidades y así, centímetro a centímetro, el astronauta
ve acercarse a exasperante lentitud la seguridad de la astronave.
Quedan
unos pocos metros cuando se le echa encima el temible fenómeno. Su cuerpo es una
presa fácil, allí atado e indefenso en la soledad del espacio, y no puede más
que alzar plegarias apenas recordadas hacia el cielo estrellado. La férrea
estructura de su traje espacial encaja bastante bien el encontronazo pero las
dentelladas son muchas, y dadas con verdadera saña, y a ellas hay que sumar el
rasgar de decenas de garras afiladas como cuchillas de afeitar.
La
saliva le empieza a arder en la boca en el preciso momento en que toca con la
punta de los dedos la compuerta de la astronave, evidencia ésta, junto con la
hinchazón que siente bajo la piel –su cuerpo no corre el riego de ezplotar como
lo haría en las ficciones hollywoodienses– de una despresurización. La agresión
ha abierto una brecha en alguna de las partes flexibles del traje y junto con
el vacío del exterior de intenso olor a carne a la plancha y metal caliente, entran
los atacantes en forma de neblina que gruñe, muerde y desgarra.
Afortunadamente,
Cris cae en la inconsciencia, bendita sea mil veces, pues hasta que a los 29
segundos colapsen sus pulmones, los fantasmagóricos animales se dedicarán a
despedazar con violencia su cuerpo indefenso, ahorrándole el dolor de sentir
cómo la carne es separada de los huesos y los órganos internos expuestos como
ofrendas rituales de una civilización apenas recordada.
La
jauría deja atrás el cuerpo sin vida del astronauta, rodeado de rubíes que
brillan a la luz del nuevo día como lo haría un puñado de sangre congelada, y hace
del transbordador espacial su nueva presa, dispuesta a no dejar pieza sobre
pieza hasta entrar en él, pues aún no ha sido colmada su sed de venganza. Y
así, una vez abra una vía de acceso en la compleja estructura, el equipo humano
de la Verne V caerá uno tras otro sin misericordia alguna bajo la furia ciega
de aquellos cuya fidelidad fue traicionada.
–Control Central a
Verne V. Control a Verne V. ¡CONTESTEN, MALDITA SEA! Cris, David,… Quien sea.
¡Qué demonios está pasando!
Tras
una última transmisión que suena como lo haría un puñado de perros rabiosos, el
ruido de la estática llena el denso silencio de la sala. Tampoco en Hawái se
atreve nadie a hablar, consientes del fin del transbordador espacial Verne V y
de toda su tripulación.
La
conclusión a la que llegará el gabinete de crisis convocado de urgencia para
esa misma tarde será que una onda de radiación neutrónica, imposible de prever,
ha sido la causante de la tragedia, explicación ya usada con anterioridad en
varios casos de satélites de comunicación perdidos. Harán falta varias misiones
fallidas más para conocer la verdadera y terrible razón.
B.A.: 2021
En el espacio hay miles de entidades y fenomenos inexplicables. Y bueno personalmente siempre me han disgustado los perros, ya que prefiero los gatos. Asi que el relato toco muchas de mis fibras sensibles. Me ha gustado escena por escena.
ResponderEliminarHola José. El espacio siempre me ha atraído por el aura de misterio que le rodea y no son pocos las ficciones, cinematográficas o literarias, que lo plasman. Me pareció interesante llevar el tema propuesto por David al cosmos y el uso de perros (yo soy más de perros, je, je, je) se debe a que ellos, con esa fidelidad traicionada, son el personaje perfecto para una venganza fantasmagórica.
EliminarUn saludo.
Muy bueno, Bruno. Trasladar esa historia de terror al espacio la hace más desconcertante y mucho más desoladora. Gran relato.
ResponderEliminarComo decía el slogan de Alien, "En el espacio no se oirán tus gritos".
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Marta. Un abrazo.
Hola Bruno. Veo que hemos tenido una idea parecida al ubicar nuestros relatos de fantasmas en el espacio exterior y apostar por una historia de ciencia ficción. Con este relato nos pones cara a cara ante nuestras miserias, al enviar al espacio sin ningún remordimiento a otros seres vivos de nuestro propio planeta que se han utilizado como conejillos de indias. Sin ir mas lejos, en la misión que colocó en órbita a la perra Laika no había previsto un plan de regreso a la Tierra. Tu idea es más que original, al igual que el fantasma que te has sacado de la manga, un fantasma no humano sino perruno, que vuelve desde la profundidad del espacio para vengarse. La historia pide a gritos un continuará, pues mucho me temo que la jauría de perros no se va a conformar solo con ese trofeo. Buen relato, no se si me alegro de que no esté compitiendo por los premios o todo lo contrario jeje. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge. Ante todo, muchas gracias por tus palabras.
Eliminar¡Cómo nos gusta la ciencia ficción! ¿Verdad? Hemos sido incapaces de resistirnos a mandar nuestros fantasmas al espacio y mientras que tú lo usas para ensalzar a aquellos que no dudan en dar su vida por el bien de los demás, yo trato de nuestras vilezas con la excusa del bien de la Humanidad. ¿No había otra posibilidad que mandar al espacio a tantos seres indefensos?
Bueno. Me pensaré muy seriamente una segunda parte para esta jauría. ¿Quién sabe? A lo mejor se encuentran con otros fantasmas de animales cosmonautas.
Un abrazo y que tengas mucha suerte en el concurso.
¡Hola, Bruno!
ResponderEliminarTanto tu ci-fi de terror como mi relato de esta convocatoria tienen en común la idea de la venganza, aunque en tu sensacional historia sean canes los ejecutores y en el mío un fantasma familiar con una endiablada obsesión por acabar igualmente con la vida del protagonista.
Muy bien manejada la tensión llevada al clímax en su horripilante desenlace. La ambientación y el lenguaje utilizado ayudan bastante a meterse de lleno en la lectura, con una trama que no permite distracción alguna y se lee de un tirón.
Intuyo que nos transmite la idea de la corruptela de las instituciones a nivel global y como se perpetúa la ocultación de los hechos que acontecen en la realidad.
Muy bien elaborado y con un gran mensaje.
Un abrazo grande.
Hola Estrella. Qué mejor que una venganza como motor de arranque para una historia de fantasmas, ¿verdad?
EliminarMe alegra que te haya gustado mi relato. Le he dado muchas vueltas para que la temática espacial no resultara pesada.
Respeto a tus sospechas. ¿Qué decirte? La ocultación de la verdad a la opinión pública es una constante en la historia de la humanidad.
Un abrazo enorme.
Increíble relato, Bruno!
ResponderEliminarMe ha encantado la idea que has tenido aunque, en el fondo, siempre he pensado que tan bellos animales serían incluso incapaces de vengarse de esa manera. La enorme desolación que se tiene que sentir al ser utilizado y abandonado de esa manera creo que es inconcebible para ninguno de nosotros, y así debería ser para todos los seres vivos.
Su lectura se me ha hecho súper rápida! Tú manera de narrar me ha resultado impecable. Te has marcado un muy buen relato de terror espacial!
Un saludo!!
Hola Ana. Me alegra un montón que pienses así de mi relato. Le he dado muchas vueltas para tener la mejor versión que ofreceros.
Eliminar¡Cuánta tristeza tuvieron que sentir estos cosmonautas obligados! ¿Verdad? La tradición sentida tuvo que ser peor que su dolorosa muerte.
Un saludo y mil gracias por comentar.
Hola amigo Bruno, qué bueno eres con la ficción. Qué puedo decirte las escenas, las descripciones, propias de un guión de cine. Pero eso ya lo sabes. A seguir así. Los creadores de películas necesitan buenos guionistas. Gracias. Un abrazo grande.
ResponderEliminarHola Emerencia. ¿De verdad me ves de guionistas cinematográfico? Pues te lo agradezco de corazón. Sólo intento dar lo mejor de mí.
EliminarMil gracias por tus palabras.
Un abrazo enorme.
Si los perros fuesen rencorosos de verdad...
ResponderEliminarTe has marcado un relato original, en el que dejando de lado el típico fantasma o demonio, has dado un paso adelante, presentándonos una historia además basada en el espacio. Increíble, Bruno. Muy bueno, un abrazo.
Hola RR. Me alegra que te haya sorprendido con mi relato. Y como bien dices, si los perros fuesen rencorosos...
EliminarUn abrazo enorme y muchas gracias por pasarte por aquí.
WOW!
ResponderEliminarLos perros son unos de mis peores terrores, tengo citofobia. Justo hoy en las noticias ha salido el ataque de una jauría real que casi despedaza a un deportista y las imágenes que han puesto me han venido a la mente. Muy bien llevado eso de usar fantasmas perrunos enel espacio exterior y un magnífico homenaje al sabueso de los Baskerville. ¡Genial!
Hola MJ. Siento que lo hayas pasado mal leyendo mi relato con esa fobia tuya (por cierto, no sabía que se llamara así. Ya he aprendido algo nuevo). El homenaje al sabueso de los Baskerville era inevitable, pero me la he jugado para transportar todos estos miedos al espacio donde me siento muy a gusto.
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar. Un saludo.
¡Hola, Bruno! Jo, ¡qué deliciosamente pulp es el relato que nos has regalado para esta edición! Imaginar lo que debió sentir Laica en la inmensidad del espacio sin saber ni siquiera qué era ni qué hacía allí. Sin duda el dolor de ella y de todos los que la siguieron como conejillos de indias debió quedarse en alguna parte, acumulándose y esperando su venganza. Un relato muy bien ambientado y con el ritmo justo en cada parte. Rápidos diálogos para la parte turbadora y desconcertante; y pausado en la fase en la que amenaza se nos muestra con unas consecuencias inevitables. Terminando con la guinda final que nos invita a pensar que este episodio se repetirá una y otra vez. Original escenario y originales fantasmas, una historia digna de esas series tipo La dimensión desconocida. Un abrazo!
ResponderEliminarHola David. Me alegro que te haya gustado mi particular relato de fantasmas. En un principio barajé la posibilidad de un monstruo mezcla de todos los animales que han muerto en el espacio exterior por "nuestro bien", pero al final me decanté por los cánidos pues entendí que esa traición de sus amos humanos sería una buena base para la venganza, algo que no veía en moscas, ranas e incluso gatos. Además, el nombre de la jauría era el que más me gustaba.
EliminarDesde luego, mi jauría fantasma volverá a actuar una y otra vez. No sé cómo podrán las agencias espaciales solucionar tal catástrofe. ¿Un una mezcla entre César Millán y el padre Merrin tal vez? Veremos...
Un abrazo enorme, amigo. Gracias por estas oportunidades que nos das para sacar lo mejor de nosotros.
P.D.: Me guardo la fuente de la que he bebido para la conversación entre Cris y Control Central, je, je, je.
Ya estoy por aquí. Por fin pude leer y comentar todos los relatos de esta convocatoria. Muy en tu línea, Bruno, con el plus fantasmal de la jauría, en justa venganza por su utilización en el espacio. El día que se levanten las ratas de laboratorio la vamos a tener fastidiada la humanidad.
ResponderEliminarUn gran relato, con ingenio, originalidad y tu clara impronta. Tres premisas que conforman una buena historia.
Hola Tara. Ya te estaba echando de menos, je, je, je. Pues sí, no me he podido resistir y he mandado mis fantasmas en órbita alrededor de la Tierra.
EliminarDesde luego, el tema de las ratas de laboratorio daría para un buen relato.
Un abrazo enorme.
Hola, Bruno! Muy buena historia de ciencia ficción en la que no nos ahorras terror y horror. Y que nos deja la puerta abierta a posibles misiones futuras en las que la jauría descontrolada podría volver a atacar las misiones humanas.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo
Hola Mirna. Seguro que la jauría vuelve a atacar pues es mucha la sed de venganza que arrastran. Y quién sabe, a lo mejor se les une más de un simio o una pandilla de gatos. ¿Moscas y roedores? La lista es bien larga.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Un abrazo enorme.
Hola, Bruno. Tengo que reconocer que tengo debilidad por los relatos de ciencia ficción. Y con el tuyo he disfrutado igual que con el de Jorge. El contraste que consigues al mezclar la tecnología fundamentada en la ciencia con esos fantasmas caninos, es muy bueno y realza la sensación de terror por lo bien que lo has narrado. Además el desenlace, camuflando los hechos como si hubiera sido un accidente fortuito e inevitable, inicia el camino para la creación de una leyenda urbana espacial de largo recorrido. Me ha gustado mucho tu relato. Y creo que transmite angustia y terror sin duda. Una pena que no pueda participar en el concurso. Felicidades.
ResponderEliminarHola, Carles. Me alegra que hayas disfrutado con esta historia de fantasmas en el espacio exterior. Como tú, también he sentido atrapado por la propuesta de Jorge, pues siempre me ha parecido un escritor de lo mejorcito en cuanto a ciencia ficción.
EliminarSeguro que la jauría vuelve a atacar, y puede ser que esta vez les acompañe otro tipo de animal, a la manera de los cuatro músicos de Bremen.
Muchas gracias por tu compañía.
Un abrazo.
Hola, Bruno. La idea del relato me parece muy original y la forma de contarla te atrapa y de qué manera. ¿Qué se pensaban que mandando animalitos al espacio para experimentar no habría consecuencias? Me ha encantado, habría sido un relato que se habría disputados los primeros puestos, pero te tendrás que conformar con nuestro aplauso. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan. No podré disputar por los tinteros en esta convocatoria pero vuestras palabras es mucho más de lo que podía esperar. Yo sólo intento dar lo mejor de mí, y para el último reto que nos proponga David voy a ir a por todas, para ofreceros mi trabajo más completo. A ver qué sale.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola Bruno
ResponderEliminarColocar los espectros de tu relato en la jauría de perros es todo un acierto en una propuesta también muy diferente. El cosmos, lo desconocido, ya por si solo crea un clima de inseguridad y expectación en el lector que no sabe lo que puede esperar. La tensión narrativa perfecta. Me ha gustado mucho Bruno.
Un abrazo
Hola Matilde. Me alegra que pienses así de mi relato. Como en todas mis propuestas, intento dar lo mejor de mí y es todo un orgullo que los compañeros lo reconozcan con sus palabras.
EliminarEl cosmos... Ese gran desconocido, ¿verdad? No entiendo un escenario mejor para mis fantasías.
Un abrazo enorme.
Hola, Bruno!
ResponderEliminarQué buena propuesta, unos fantasmas espaciales. Y además, y para poner más carne y miedo en el asador, caninos. Acostumbrados a ver en el cine la nubes toxicas de rayos gamma esto es un soplo de aire fresco. Además, que con crítica incluida. Todo acto tiene su consecuencia, y en este caso, Laika y compañia se han tomado la vendetta a golpe de colmillo.
Grande el relato, Bruno. Me huno a los aplausos de los compañeros.
Un abrazo!
Hola Pepe. ¿Quién iba a suponer que la fidelidad canica traicionada podía generar semejante monstro? Los pobres astronautas nada tenían que ver pero sufrieron en sus carnes el hambre de venganza de estos fantasmas.
EliminarMe alegro que te haya gustado mi propuesta y te doy las gracias por tus palabras.
Un abrazo enorme.
Saludos y suerte con lo que has escrito
ResponderEliminarMuchas gracias por tus ánimos.
EliminarHola Bruno , un relato de ciencia ficción muy bueno, con esos fantasmas formando parte de una jauría de perros devorando y descuartizando todo lo que encuentran por el espacio que bien lo argumentas.
ResponderEliminarSe nota que este tipo de historias te gusta, las bordas.
Un abrazo
Puri
Hola Puri. Pues sí, me gusta el género de la ciencia ficción y me pareció interesante llevar una historia de fantasmas al espacio exterior.Me alegra que te haya gustado mi pequeño aporte a la convocatoria de David.
EliminarUn abrazo.
Hola, Bruno: ¡Qué bien escribes! Nada más que añadir a todos los comentarios que ya te han dicho. Los suscribo totalmente.
ResponderEliminarFelicidades. Un abrazo.
Hola Carmen. Muchas gracias por tus bonitas palabras. Me alegro que disfrutes con mi trabajo.
EliminarUn abrazo.
Hola, Bruno. En la inmensidad, infinita o casi, del espacio un ente fantasmagórico debe dar canguelo al mismo Han Solo. Imaginar la situación es para asustarse de veras, casi mejor que te pille un Alien, al menos sería más rápido.
ResponderEliminarSaludos 🖐
Hola JM. ¡Han Solo cagao de miedo! Con lo que ha sido él... Ja, ja, ja.
EliminarMe alegro que te hayas pasado por mi pequeño rincón para dejar tu comentario. Larga vida y prosperidad, como diría el bueno de Spock.