Leonor era una mujer
en guerra, una luchadora contumaz en continuo y desesperado combate contra la
contaminación, los residuos y la desidia hacia la sostenibilidad del planeta
que como un tumor maligno se extendía implacable por todos los estratos de la sociedad.
Y ahora también lo estaba contra el que era su novio, Javi, pues ese: «¡Solo es
una bolsa de plástico! So histérica…», que le dedicara cuando se levantó de un
salto de la toalla en la que tomaba el sol aquel caluroso día de playa, tras la
bolsa que un inesperado vendaval le arrebatara de entre las manos, era toda una
declaración de intenciones; un punto de inflexión del que no creía que saliera
indemne la relación.
Tres
años de convivencia. Se lo habían pasado bien esos años, por supuesto, y al
principio su recién estrenada pareja se esforzó por doctorarse cum laude en el correcto uso de los
contenedores de reciclaje –«Amarillo para latas, envases y briks, pero no para
la maquinilla desechable –había aleccionado Leonor cuando Javi se encontró con
la casa tomada por los diferentes cubitos de basura–. Papel y cartón en el
azul. ¡No!, las servilletas usadas en el orgánico, y el vidrio en el verde.
¡Ojo! Vidrio, que no cristal–. El muchacho encajaba con una sonrisa, estoico,
cada una de las lecciones que Leonor le daba en materia de reciclaje. ¡Incluso
llegó a separar aceites, pilas y bombillas! Ella a cambio, aceptaba de buen
grado la exacerbada afición del muchacho por el deporte, acompañándolo en la
medida de sus posibilidades.
Las
brasas de la pasión se extinguieron lentamente por causas naturales pero la
pareja, en un alarde de insensatez, en vez de fomentar un término sereno y
cordial de la relación, se dedicó a avivar el fuego del enfrentamiento y así,
las particulares inclinaciones de cada uno se convirtieron en dardos
envenenados que el otro arrojaba a la menor ocasión. Eso sí, nunca se había
traspasado la inaceptable barrera del insulto, y si ella era una histérica, él
no era más que un borrico embrutecido.
Obstinada,
Leonor continuaba la persecución de la bolsa en su alocada huída hacia ninguna
parte, esquivando sombrillas, neveras y cuerpos enrojecidos de intenso olor a
protector solar cuando de repente la ráfaga de aire se encontró con otra que
venía en sentido contrario, abrazándose a ella en una espiral de pasión que
provocó el caos en varios metros a la redonda. Papeles, bolsas, arena,...
¡hasta sombrillas volaron sin control alguno en torno a Leonor!, que cegada
chocó contra un cuerpo que como ella se había visto sorprendido por la
inesperada tolvanera. «¡La bolsa…!», se le escapó a la chica con el aire
expulsado por el encontronazo; «¡La botella…!», le respondió el invisible
obstáculo. Cuando el remolino se diluyó, tan rápido como se había creado,
Leonor se encontró despatarrada sobre la arena con una botella de plástico
vacía en la mano, junto a un muchacho tirando cuan largo era con la bolsa
huidiza apresada bajo su cuerpo. Se miraron sorprendidos, enarenados de arriba
abajo, y no pudieron más que reír.
–David
–se presentó el muchacho tomando la iniciativa. Una máscara de arena y crema
solar factor 50 le cubría la cara, resquebrajándose en torno a los ojos y a la
comisura de los labios al sonreír–. Cazador de botellas.
–No
muy bueno, siento decir –apuntó la joven risueña, mostrándole triunfal la presa
atrapada.
–Tampoco
usted lo es en lo referente a bolsas, señorita…
–Leonor.
–Leonor…
–Dame
la bolsa, David. Me encargaré de tirarla.
–En
el amarillo, por favor.
–La
duda ofende.
–¿También
perteneces a Amigos de la Tierra?
–Gaia
Primigenia. Una asociación mucho más pequeñita.
–No
hay esfuerzo pequeño en nuestra lucha.
–Cierto.
–Y
dime Leonor, de Gaia Primigenia… ¿Podría invitarte a un refresco que nos limpie
la garganta de arena?
–Tendría
que ir a por mis cosas.
–Por
supuesto.
–Me
las guarda mi novio.
–Vaya...
–Estaré
de vuelta en quince minutos.
–¿Con
tu novio?
–Solo
con mis cosas.
Tras
una tarde de risas, confidencias y mucho compromiso por la que era una lucha
común, Leonor decidió abandonar la relación tóxica en que se había convertido
la vida junto a Javi. Antes de cerrar la puerta del que fuera su hogar los
últimos tres años, la muchacha dejó sobre la mesa de la cocina la bolsa y la
botella de plástico recogidas el día anterior, junto a una nota que decía:
Javi, ya sabes dónde tirarlos.
Fdo.: La histérica
* * *
Siete años después,
Leonor y David, se encuentran en Nuevos Ministerios ante el espectacular
escenario donde ha concluido la Marcha por el Clima, multitudinaria
manifestación organizada en protesta contra la COP25 en la que los ecologistas
poca o ninguna fe tienen. La pareja mantiene viva la llama de la pasión, mucho
más fuerte y duradera que la tolvanera de verano que los uniera hace ya tanto
tiempo, y como testimonio del amor que se tienen está Joaquín, que sobre los
hombros de David, expectante, señala cuanto llama su atención. De pronto, el
cuerpo del pequeño se tensa: «¡Ahí está!», grita a voz en cuello para hacerse
oír por encima de la estruendosa ovación que ha inundado la explanada,
señalando a la delgada joven que con paso tímido se ha colocado en el centro
del escenario. «Skolstrejk för klimatet»,
puede leerse en el cartel que lleva entre sus manos.
–Papá.
Mamá. ¡Es Greta. Greta Thunberg!
B.A.: 2020
Simpatiquísmo relato, Bruno, una mezcla entre romanticismo y comedia muy bien llevado de principio a fin. Las manía de los personajes llevadas al extremo, rayando a veces el absurdo, que en más de una ocasión me han arrancado una sonrisa, y esa casualidad en forma de tolvanera estival que termina por unir a dos almas gemelas. Estupendo el diálogo de presentación entre ambos, natural y simpático. Y un guiño de lo más actual para terminar, con la mismísima Greta haciendo su aparición estelar. Buen relato al que auguro un buen puesto en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, y arrancado una sonrisa, esta comedia romántica-ecologista que las musas me han hecho llegar con la fuerza de una tolvanera de verano.
EliminarQuise empezarla con ese desamor entre nuestra protagonista y el que era su novio, ambos, como bien dices, con sus manías llevadas al extremo, para después narrar lo que era ya una comedia romántica en toda regla.
Respecto a los diálogos, bien conoces ya mi tendencia a trabajarlos, pues me parece una manera muy eficaz de enganchar al lector y adelantar la trama.
Muchas gracias por tus palabras de ánimo. Un abrazo fuerte, Jorge.
Sin duda fue cosa del destino... Muy buen relato, Bruno muy divertido y muy natural. Me ha encantado. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Me encanta que te haya parecido tan divertida esta comedia romántica de tintes ecologistas, la guerra del presente, sin lugar a dudas.
EliminarUn abrazo.
Hola compañero! Soy Beri. Bueno, Bruno, qué puedo decirte... Iré al grano: tu relato me ha encantado por ser una exquisita mezcla de romanticismo e hilaridad. Yo también quiero destacar ese diálogo tan fresco y natural entre los dos jóvenes ecologistas. Pero las partes narradas también se me han hecho muy amenas, con ese final tan chulo con el hijito señalando hacia el escenario. Un abrazo y mucha suerte, compañero.
ResponderEliminarHola Beri. Un placer tenerte por aquí. Pues sí, en este relato he combinado romanticismo, ecología y comedia a partes iguales. Me siento especialmente contento por la forma en que está calando en vosotros, amigos míos, el diálogo entre los dos jóvenes. ¿Y qué puedo decir del final? No había escenario mejor para la lucha ecológica que el reciente COP25, en el que pocas esperanzas tengo puestas.
EliminarUn abrazo enorme.
¡Hola, Bruno!
ResponderEliminarAntes que nada te felicito por resultar finalista a un paso del pódium en la anterior convocatoria.
Atractiva comedia donde la lucha ecologista actúa como motor inspirador del relato dividido en dos partes. La primera, introduciendo a los dos primeros personajes en una efímera convivencia. La segunda, en cambio, nos muestra al definitivo compañero que comparte sus mismos intereses ecologistas y con quien tiene un hijo en común. También me gustó la escena de la gran tolvanera que viene a simbolizar ese fuerza natural con la que ambos jóvenes se acaban enamorando.
Estupenda crítica subyacente respecto a la histeria de tantos ecologistas obsesionados por seguir las pautas del sistema, en lugar de plantearse si él es quien realmente provoca dichos desastres medioambientales.
Gran relato que tiene bastantes posibilidades para estar entre los mejores.
Un abrazo.
Gracias por tus felicitaciones, Estrella, tanto para el pasado relato que tan buena posición cosechó, como para éste de tintes románticos.
EliminarTodo surgió a partir de la idea de dos personas que se encuentran en medio de una tolvanera, y a partir de ahí me vi en la necesidad de crear para ellos un antes y un después, llegando a Greta Thunberg de manera natural.
En cuestiones de ecología, aún no queda mucho camino por recorrer. Todos debemos actuar como uno solo, pues no es el futuro del planeta lo que está en juego sino el nuestro propio y el de la nuevas generaciones.
Un abrazo enorme.
Un relato muy entretenido, original y, sobre todo, muy bien desarrollado. No estaría mal que me prestaras a Leonor un día para que me adiestrara en el "arte" de la clasificación de los resíduos, con el que todavía me llevo así así, je,je.
ResponderEliminarHay quien está a favor de que las parejas más estables son las que se complementan, ya sabes, lo que le falta a uno de sus miembros lo tiene el otro. En cambio, en un curso al que asistí (sobre un tema que nada tenía que ver con la relación de pareja), en el descanso, el psicólogo que daba el curso afirmó que las parejas más estables son las que comparten el mayor número de gustos y aficiones. Así que la formada por Leonor y David será muy duradera, ja,ja,ja.
Me ha encantado volverte a leer.
Un abrazo.
Encantado de tenerte aquí, Josep. Pues creo que a Leonor estaría encantada de guiarte en el correctouso de los contenedores de reciclaje, aunque ya te advierto que es una maestra bien exigente, je, je, je.
EliminarRespecto a lo que cuentas de las parejas, soy de la misma opinión que el psicólogo con el que tuviste el gusto de hablar. Creo que no hay nada que una más que los gustos compartidos, aunque siempre habrán diferencias que el otro deberá aceptar en mayor o menor medida.
Un abrazo enorme.
Buenas, Bruno.
ResponderEliminarUn relato entretenido y con un mensaje muy claro. He querido ver la guerra en esa relación entre los dos primeros personajes. Personalmente, nunca podré entender a las parejas que se pasan la vida discutiendo, que ganas de llegar a casa y que te espere una bronca...
UN saludo.
¡Cuánta razón tienes, Irene! Dicen que los polos opuestos se atraen pero creo que eso sólo funciona a nivel pasional. En cuestión de convivencia, debe haber un nexo de unión fuerte, unos intereses que nos permita reconocernos en el otro.
EliminarUn saludo.
Original relato en el que un torbellino de arena une a dos almas gemelas en el arte de reciclar. Una historia muy de actualidad, que trata con un admirable sentido del humor la obsesión de Leonor y las disputas con su estoico marido. Nos ofreces un desenlace paradógico: la manía de Leonor la aleja de Javi y la une a David. Esa mención final a la famosa activista subraya el mensaje subyacente bajo el tono de comedia romántica: cuidar la salud del planeta. En resumen, muy buen relato, con un estilo fluido y natural, que te arranca una sonrisa y te invita a reflexionar. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Bruno.
ResponderEliminarAsí es, Paco. Podemos decir que el relato gira en torno a dos puntos bien definidos: por un lado tenemos la controversia de si los polos opuestos se atraen o no, y por otro la guerra por la sostenibilidad del planeta.
EliminarMe alegro que te haya sacado una sonrisa y que los diálogos hayan fluido de manera natural.
Un abrazo enorme.
Desenlace paradóJico, quise poner. Esa g la mandamos a reciclar.
ResponderEliminar¿A orgánico ona plástico? Je, je, je.
EliminarHola Paco
ResponderEliminarHe mantenido la sonrisa durante todo el relato. Una guerra algo particular la tuya.
Lo he disfrutado un motón.
Enhorabuena y suerte.
Hay muchos tipos de guerra, ¿verdad Paola? Y si te he arrancado un sonrisa pues mucho mejor que una lágrima.
EliminarUn abrazo y no te preocupes por el rebautizo, je, je, je.
Perdona, Bruno, te he cambiado de nombre...
ResponderEliminar¡Qué original comedia absolutamente actualizada! Leonor y David viven tan al ritmo y clima de la época que no podrán menos que ser felices.
ResponderEliminarLo he disfrutado muchísimo y me he reído bastante a costa del sufrido Javi. Suerte en el concurso. Un saludo
Cierto, Juana. He buscado un escenario actual para mi particular historia de amor-desamor. Me alegra que te haya arrancado una sonrisa con el pobre Javi.
EliminarUn saludo.
Me ha encantado, Bruno. Un relato original, simpático, dinámico. Y muy bien escrito, por supuesto. Mis mejores augurios para el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Beba. Me alegra haber dotado de naturalidad a esta comedia romántica que planteo para el nuevo reto de David.
EliminarUn abrazo enorme.
Que original relato a favor de nuestra Pachamama, es un relato metafórico para llamar a la reflexión del cuidado de nuestro planeta.Y mucha razón que la temática es de una guerra de las peores, porque se trata de una lucha contra consciencia.Exitos en esta Edición.
ResponderEliminarEsa era mi intensión, Raquel, remover un poco las conciencias en materia de ecología. El otro pilar del relato era si de verdad los polos opuestos se atraen, cosa que no cuajó del todo en el caso de Leonor y Javi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bruno muy buena comedia queda muy actual.Me he reído mucho con la pareja y la ventolera. El reciclaje es la batalla actual. No somos conscientes de la basura que generamos y que no saben los políticos que hacer con ella. Además de ser un gran negocio para muchos es la desgracia para otros. En Nuestro caso el vertedero de Zaldivar que está muy de actualidad.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, Mamen. La sostenibilidad del planeta es la guerra del momento, pues de que la ganemos depende el futuro de nuestros hijos. Lo malo es que, como en toda guerra, hay muchos intereses por medio. Desde luego, el caso del vertedero de Zaldivar está ahora de mucha actualidad. Espero que no tengamos que lamentar la pérdida de más vidas.
EliminarUn abrazo.
Calla calla Bruno, no me hables de viento y polvo que hemos pasado las de San Quintín por estas islas con la calima y el siroco.
ResponderEliminarFíjate que nunca había escuchado ni leído el término de “tolvanera”, lo tuve que mirar en el diccionario para saberlo con exactitud.
Bueno, a por tu Tolvanera, que me ha en-can-ta-do. Una alegoría de las tempestades y las ventoleras que desunen a las parejas, y es que las manías, o las costumbres, incluso las muy buenas, si las llevamos al extremo ocurre lo que ocurre, que hacemos imposible la convivencia a los demás.
Aunque estoy concienciada con el reciclaje, quien me ha puesto las pilas es mi hijo, hasta me revisa la basura por si me ha escapado algo donde no debía. Un talibán ecológico mi chico. ¡Ay si me viera Greta me caía un broncazo fijo!
Sentido del humor elevado a su máximo potencial, y de los que me gustan, más de sonrisa que de carcajada.
Una propuesta original con el plus de los diálogos que tan bien te salen, Bruno.
¡Salú compañero!
¡Vaya Tara! Pedazo de comentario que me has dejado. Muuuchas gracias.
EliminarPues sí, hasta nuestras virtudes, si las llevamos al extremo, pueden resultar perjudiciales. Eso les ocurrió a Leonor y a Javi, menos mal que una tolvanera pasó por allí para arreglar un poco la situación.
Yo estoy bastante concienciado con el reciclaje, aunque tengo que aguantar algún que otro comentario malintencionado de los conocidos. Pero por mí que no quede. Mejor quedar como gilipuertas hoy que como un destructor el día de mañana.
En fin. Me alegra un montón haberte arrancado una sonrisa; el esfuerzo puesto ha merecido la pena.
Un abrazo enorme.
Aunque guerra sea, me ha parecido simpática, o por lo menos no tan devastadora, je, je. Pero la verdad es que una relación así se vuelve un tormento, el que dijo eso de los polos sería un listillo que querría justificar el no tener novia... De vuelta al relato subrayar tu capacidad para narrar de forma natural y absorvente. La historia comienza, se va por los cerros de la intrahistoria de los propios personajes y vuelve de un plumazo a la principal. Me encantaron los diálogos, ya sabes lo que me gusta a mí usarlos, y he sentido la cuidadosidad que has tenido en ellos para darles sensillez y naturalidad. Pero lo que más me agradó fue la irrupción del niňo, aparece (mejor dicho lo has sabido meter) como si fuera un personaje del que llevamos sabiendo de él durante todo el relato.
ResponderEliminarEn resumen un gran trabajo, como nos tienes acostumbrados, que me gustó muchísimo, como me tienes acostumbrado, y del que quedará bien alto (como también acostumbras a ello, je, je)
Un abrazo y suerte!
Pues creo que tienes toda la razón, Pepe. Por ahí deben de andar los tiros respecto al tema de la atracción de los polos opuestos, je, je, je.
EliminarComo ya habrás visto en mis otros relatos, suelo indagar un poco en la historia de los personajes, para darle más solidez a la trama central. Es lo que uno de mis más queridas creaciones definió como "Historias dentro de historias dentro de historias", y una de esas historias no podía ser otro que el pequeño Joaquín, el resultado del amor de nuestros dos ecologistas.
Como buen trabajador que eres del diálogo, no te contaré lo complicado que es darle el punto exacto que necesita tener para que no desentone en la historia, y de este estoy realmente conforme.
Un abrazo enorme, compañero.
La verdad sea dicha, te ha quedado un relato simpatiquisimo y original donde los haya. Pues has dado al sentido bélico una nueva dimensión que implica a la relación de pareja.
ResponderEliminarLa lucha ecológica por la salud del planeta es otra guerra pendiente contra los que no tienen conciencia de que nos la jugamos a una carta.
Tu sentido del humor y tus diálogos lo más destacable.
un abrazo.
Me alegra que te haya gustado esta comedia-romántica-bélica-ecologista, Francisco. La guerra por el futuro, no ya del planeta, sino de la raza humana, debería focalizar todos nuestros esfuerzos sin caer en extremismos, por supuesto, pero son muchos los intereses que hay. ¿Ganaremos? Así lo espero, por los que han de venir.
EliminarUn abrazo.
Una historia para la reflexión, tanto en el tema como en el fondo.
ResponderEliminarLeonor también recicla su relación tóxica con Javier, por otra más acorde con su filosofía. Siempre estamos a tiempo de mejorar si nos decidimos a cambiar, también la forma en que tratamos el planeta.
Un texto entretenido y bien escrito, como siempre lo haces. Suerte en el concurso, Bruno,
Un abrazo.
Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, ¿verdad Carmen? Así lo epsero al menos, pues de ello depende el futuro de los que están por llegar.
EliminarMe alegro que te haya entretenido mi pequeña historia ecologista. Un abrazo.
Tu relato me ha arrancado mas de una sonrisa. Tan real! A casi todos nos has pasado eso de los polos opuestos que lejos de atraerse se aniquilan. Y todo ello en clave de humor, lo que es habitual en tus relatos y que hace que gusten tanto.
ResponderEliminarUn abrazo compañero!
Gracias Araceli. Me alegro un montón que te haya arrancado una sonrisa la tragicomedia de Leonor, Javi y David. ¡Ah! Sumemos también al pequeño Joaquín, ficha clave de la relación.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola, Bruno! Tu relato nos propone pensar en esos vínculos en los que no hay una filosofía de vida compartida. Son muy frecuentes y muchas veces terminan en situaciones como las que describes. Otras veces postergan la amargura hasta el hastío. Pero tus personajes lo resolvieron sanamente. La historia es simpática, además, con lo que se disfruta enormemente.
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto, Mirna. No son pocos los que mantienen una relación sin futuro por simple cabezonería o por el qué dirán. Nuestros personajes supieron ponerle freno a tiempo (espero que Javi también encontrara su media naranja), y fruto de la nueva relación nació Joaquín.
EliminarMe alegra un montón que hayas disfrutado con mi relato.
Un abrazo.
Saludos Bruno, es una historia muy bonita y narrada excelentemente la de Leonor y David, ahora con Joaquín. Maravillosa y muy actual historia con el tema ecológico. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarMe alegra un montón que mi pequeña comedia romántica te haya parecido maravillosa. La sostenibilidad del planeta es una guerra que debemos ganar, sin extremismos, pues de ello depende la vida de muchos Joaquines.
EliminarUn abrazo, Mery.
Hola Bruno, estupendo, un relato que te saca una sonrisa. ¿Quién no ha perseguido una bolsa por la arena? jeje, y en esa tolvanera, me encantó en nombre, enredándolos en una pasión amorosa, toda una historia ecológica y bueno, bueno ese final con Brenda, más actual imposible. Gracias por la sonrisa. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Emerencia. Me alegro que mi comedia romántica-ecologista te haya arrancado una sonrisa. He querido abordar el tema de la guerra desde un punto de vista totalmente distinto, pues considero que la sostenibilidad del planeta, sin extremismos, es una lucha que nos conviene ganar.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho. Creo que tiene un buen ritmo narrativo y que los personajes están muy bien. Me ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Rocío, un placer tenerte por mi pequeño rincón. Me alegra que te haya gustado mi comedia romántica, y te agradezco enormemente la confianza que en mi blog has puesto. Si sigues profundizando en él, verás que tengo un poco para cada género, aunque siento debilidad por lo fantástico y la ficción.
EliminarMe apunto el tuyo y tiro para allá ahora mismo.
Un abrazo.
Hola, Bruno! Me ha gustado mucho el tono jocoso que le imprimes por momentos a la historia contrastando con la seriedad de los temas. Los problemas que desgastan la pareja y el de salvar al medio ambiente.
ResponderEliminarMuy buena la conexión de ambos, expresas claramente la evolución de las dos historias amorosas de Leonor, a la vez que vas creando consciencia de lo que perjudican los residuos, y encima le das un final de película donde aparece un entrañable retoño.
Precioso, precioso.
Aprovecho para felicitarte por tu lugar conseguido entre los mejores en la edición anterior.
Un abrazo fuerte y todo el éxito para ti en el Tintero!
Hola Carla. Me alegro un montón que pienses así de mi relato. Como bien comentas, quise darle un tono humorístico a un tema que no lo es en absoluto, pues no hay nada más importante para el futuro de los nuestros que la sostenibilidad del planeta, y para ello me apoyé en Leonor, dando a conocer de paso un poco de su historia.
EliminarGracias por tus felicitaciones por el puesto que consiguió el bueno de Bernardo Oso en la edición anterior, aunque teniendo a lectores como vosotros no necesito más premios.
Un abrazo.
El destino de tus protagonistas le tenía guardado el encuentro, la forma es de lo mas original y divertida.
ResponderEliminarMuy buen relato Bruno.
Un abrazo
Puri
Muchas gracias, Puri. Me alegro haberte arrancado una sonrisa.
EliminarComo bien dices, el destino le tenía reservado a nuestros protagonistas un curioso encuentro.
Un abrazo fuerte.
Hola,Bruno.Has construido una comedia ecológica-romántica genial. Me parece soberbia la escena de la playa, los diálogos naturales (a mí siempre me cuesta mucho conseguir diálogos creíbles) y una perfecta narración. Pues eso, un relato de podium. Saludos y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarGracias José. Como ya habrás comprobado en otros de mis relatos, me gusta mucho practicar el diálogo. Lo veo una forma muy natural y rápida de hacer avanzar la historia, aportando de paso información sobre los personajes.
EliminarUn abrazo enorme, compañero.
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