El profesor Jaime
Moreno era un hombre peligroso, aunque no de la forma en que nos tiene
acostumbrados el cine. No sabía absolutamente nada de armas ni jamás se había peleado,
pero esgrimía argumentos cargados de cordura, honestidad y espíritu crítico con
el acierto del mejor tirador olímpico, algo que a no pocos resultaba de lo más
molesto.
Su
país se hallaba sumido desde hacía tres largos años en una devastadora guerra civil.
El bueno del profesor, impulsado por el loable deseo de acabar con ella, daba
puntual testimonio de las atrocidades cometidas a ambos lados de las
barricadas, condenando con igual saña a Verdes y Colorados ante todo aquel que lo
quisiera escuchar. Sus argumentos convencían, sin duda, pero no a la velocidad exigida
por las dramáticas circunstancias. Y mientras tanto, miles de inocentes morían víctimas
del fuego cruzado.
En
el mismísimo corazón de la Unión Europea, ante el centenar de periodistas
desplazados para la ocasión, el profesor Moreno intentaba sacar de la neutralidad
a la política internacional cuando un fuerte estampido lo lanzó desmadejado al
suelo. No importaba el color de los billetes recibidos por el sicario, si verdes
o colorados, tal vez incluso estuvieran mezclados, lo cierto era que la vida le
abandonaba sin remedio a través de un agujero humeante abierto en la cabeza.
Lo
que sus verdugos no pudieron predecir fue que junto con la vida también escaparon
todas aquellas ideas que por falta de tiempo y medios el profesor tenía enquistadas
en su interior, sueños de libertad que alcanzaron a cuanto periodista había
sido testigo del cruento atentado. Lo último que Jaime vio antes de expirar fueron
sus bolígrafos rasgando folios a toda velocidad, los mensajes que colgaban con
urgencia en las redes sociales, sus llamadas a través de los móviles,… Y
entonces sonrió.
B.A.: 2019
Hola Bruno, me pasé a visitarte sin saber que tu relato (por ese final) está en el reto presentado por David, vamos digo que será así os es una coincidencia. Un drama con esperanza. Los pensamientos han podido llegar a esas redes sociales y a esos periodistas que, algunos, harán leña del árbol caído. Que a día de hoy tengamos que considerar peligrosa la honestidad, cordura y el espíritu crítico es una herida que duele, aunque algunos no la sientan. Ser un traidor, pero leal a lo que crees. Un buen mensaje compañero y nada lejos de una fantasía, quiero pensar que sí. Un abrazo
ResponderEliminarPues sí, Emerencia, he escrito este relato "por culpa" del bueno de David. Yo también quiero creer que la honestidad consiga vencer a la injusticia y al egoísmo tan características de la Humanidad. Espero que no sean muchos los profesores Morenos que mueran hasta entonces.
EliminarUn abrazo.
Qué gran mensaje y qué bien contado! Muy buen relato, Bruno.
ResponderEliminarGracias Marta. Si piensas así entonces merece la pena las vueltas y vueltas que le he dado.
EliminarUn saludo.
Un buen micro Bruno, un pedacito de esa guerra cruel, donde la vida no valía mas que unos billetes verdes o coloraos. Un buen mensaje de Historia. Un abrazo.
ResponderEliminarUna historia que no conseguimos superar. ¿Verdad Mamen? Y tropezamos una y otra vez con la misma piedra
EliminarUn abrazo enorme.
Hola, Bruno
ResponderEliminarTu micro me ha producido, con su impactante final, sentimientos contradictorios: pena por la injusta muerte del profesor y alegría por los efectos positivos, a su pesar, que ello pudo traer. En cualquier caso creo que es muy original y que da bastante que pensar. ¡Me ha gustado mucho!
Un abrazo.
Me alegro que te haya gustado mucho mi relato, Julia. Y si encima da un poco que pensar, mucho mejor. A ver si conseguimos un mundo mejor, aunque sea poquito a poco.
EliminarUn abrazo.
Un relato genial cargado de crítica social. Realmente lo más peligroso para muchos es la verdad sin tapujos, que la gente sepa lo que ocurre sin manipulaciones interesadas. Por eso hay que acabar con quien se atreve a tal desatino. El final es, sin embargo, esperanzador.
ResponderEliminarUn texto contundente y perfectamente desarrollado, en el que encaja a la perfección esa frase final.
Un abrazo.
A muchos molesta el que alguien se atreva a condenar públicamente sus injusticias y atrocidades. Por eso era un hombre peligro el profesor Moreno, y por eso fue condenado. Menos mal que siempre hay lugar para la esperanza.
EliminarUn abrazo enorme, Josep.
Como profesora vocacional, aunque ya prejubilada, no puedo por menos que agradecerte el gran valor que tú también ves en la educación, pues precisamente la élite siempre trata de irla desvirtuando y que las nuevas generaciones solamente reciban un ideario predeterminado para su alienación mental, esto cada vez se va priorizando más y de ahí que la sociedad sea cada día menos consciente de su degeneración.
ResponderEliminarEfectivamente, la base para iniciar la desprogramación social, con la que inconscientemente nacemos, comienza por la educación, de ahí que tú también, apreciado compañero Bruno, te hayas inspirado en este protagonista, un profesor consciente y muy peligroso para el sistema, tanto que resulta vilmente asesinado, no solo por un simple sicario, sino por el poder absoluto que tras las bambalinas de este «teatro del mundo» dispone qué fichas del tablero de ajedrez serán eliminadas o no.
Un gran trabajo de concienciación social, el tuyo, Bruno, por lo que te expreso mi aplauso y enhorabuena.
Un abrazo enorme.
Tienes toda la razón, Estrella. La educación es fundamental, y sobre todo una educación con base crítica, que obligue al alumnado a pensar y a tomar sus propias decisiones. No puede ver nada peor que una enseñanza reglada según una ideología, pensada para crear una sociedad borrega.
EliminarEspero que no tengan que darse muchos profesores Moreno para sacar adelante está nuestra sociedad.
Un abrazo.
Esos valores éticos son más efectivos que las armas, pues estas acaban con la vida pero no con las ideas. Sin embargo las verdades como puños, se abren camino progresivamente y sin violencia enraizando en una sociedad que pareciera a veces sorda y muda.
ResponderEliminarMuchos profesores como este tendría que haber entre nosotros.
Te quedó un estupendo relato.
Abrazos
Cuánta razón tienes, Francisco. Muchos profesores Moreno deberíamos tener, aunque les deseo un final menos dramático. Estos profesores son la base de una sociedad crítica y justa.
EliminarUn abrazo.
Las palabras como armas, ¡muy bueno! Hay palabras que matan, otras que hieren, otras que curan... Yo creo que esas palabras tan potentes son las que están amparadaa por la verdad, y en un mundo donde se presume estar en la era de la información (aunque yo creo que es la era de la propaganda) hace falta que muchas verdades se carguen lo que sobre y perjudique de veras.
ResponderEliminarEnhorabuena, Bruno, genial relato. Tus palabras han accionado el botön de mi parloteo mental y ahora... ¡¡¡A ver quien lo acalla!!! Je, je, je
Un abrazo.
Decimos que estamos en la era de la información pero estamos cada vez más desinformados. La mentiras corren como la pólvora "gracias" a las redes sociales, y así nos va. No hay espíritu crítico y las mentiras son aceptadas como verdades absolutas, base de una ideología pensada para crear borregos.
Eliminar¿Tropezaremis otra vez la misma piedra?
Muchas gracias por pasarte por mi pequeño rincón, Pepe. Un abrazo.
Un gran relato, Bruno. Escrito con las palabras justas que llevan al lector a ese final impactante, en el que debe morir alguien con ideas profundas de libertad y justicia para que estas se difundan.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Un abrazo.
Es una pena que haya ocurrido de esa forma, ¿verdad Mirella? No será la primera ni la última vez que sea necesario un sacrificio para que se denuncie la injusticia.
EliminarUn abrazo.
Un micro concientizador muy bien llevado. Cuando las ideas nacen para crecer y convertirse en realidades, ni siquiera la muerte las puede detener.
ResponderEliminarHan sido muchos los profesores "Moreno" que han muerto, pero siguen vivos y sus ideales han ido expandiendose, y se han convertido en los ideales de muchos más, para bien de la humanidad. Solo esperemos que ese fuerte oponente algún día sea derribado por completo.
Buen fin de semana Bruno.
Es un sentimiento agridulce el que los buenos tengan que sacrificarse para que la injusticia sea vencida o, al menos, conocida y condenada. ¿Cuántos "profesores Moreno" tendrán que nacer aún para enderezar el rumbo de la Humanidad?
EliminarEspero que hayas tenido un buen fin de semana.
¡Qué hermoso, Bruno! Al final, la sonrisa creadora y vivificante de un ángel. Felicitaciones
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Beba! Al final de todo, de tantas injusticias y vilezas, una sonrisa marca el principio del fin.
EliminarUn abrazo.
Muy buenas, Bruno
ResponderEliminarEl micro me ha parecido muy bueno. Le has sabido aportar fluidez, intriga desde el principio y has construido un personaje que, aunque no cumpla el perfil de uno de películas, parece recién sacado de las grandes pantallas. Enhorabuena por esa caracterización del protagonista..., y por la historia también.
Pues sí, Ulises. El cine debería tratar más a menudo a este tipo de personas, tipos peligrosos para unos pocos poderosos que solo esgrimen ideas y argumentos.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Ugo. Un abrazo.
Lo que has escrito, Bruno, no es una fantasía. ¡A cuántos han acallado, encarcelado, asesinado, exiliado...! Por fortuna la voz de tu profesor quimérico, no la han podido silenciar.
ResponderEliminarOjalá la realidad superara en esta ocasión a la fantasía y la voz de la justicia nunca fuera silenciada.
ResponderEliminarUn abrazo, Tara.
Saludos Bruno, un relato reflexivo de gran carga social. El profesor Jaime fue asesinado, pero murió esperanzado en que lo que hizo y lo que dejaría de hacer con su muerte contribuirá al cambio social. Exitos y bendiciones!
ResponderEliminarGracias Mery. Necesitamos muchos profesores Moreno para sacar adelante esto que llamamos humanidad. Espero que no tengan el trágico final del protagonista de este relato.
EliminarUn abrazo.
Hola, Bruno. Me ha encantado tu relato y he de resaltar el acierto de llamar con colores a los dos bandos, ya que cualquiera sea el color político, siempre hay cosas para mejorar. Eso lo sabe bien tu protagonista, que realiza una tarea de análisis crítico de los dos bandos.
ResponderEliminarUn abrazo
Un placer tenerte por mi rinconcito, Mirna. Te diré que desde hace tres relatos (creo recordar que son tres) llamo a los contendientes de esta guerra civil ficticia de la misma forma, Verdes y Colorados, en honor a ese genio que fue Cantinflas y a su película antibelicista "Su Excelencia". Dos bandos opuestos, en lucha por el poder y, en medio, los inocentes. Cómo bien dices, siempre hay cosas que mejorar.
EliminarUn abrazo.
muy buena entrada corta al grano con salero
ResponderEliminarTe agradezco enormemente tus palabras. Un saludo.
EliminarHola Bruno
ResponderEliminarUn relato estupendo. Bien llevado, con tema potente y final perfecto. Murió con una sonrisa.
Enhorabuena y saludos
El pobre hombre murió por ser incómodo, pero lo hizo sonriendo.
EliminarUn abrazo enorme, Paola.
Parece que estamos hecho para repetir una y otra vez el mismo patrón, la misma historia. Un relato que hace justo eso realzar la verdad de que por mucho tiempo que pase, por mucho que otros sacrificaron, sufrieron y sobre todo perdieron y perderemos, volveremos a caer una y otra vez. Que no nos quiten la voz, ni la palabra. Esa es la que contiene el verdadero poder.
ResponderEliminarEstupendo relato, Bruno.
Un fuerte abrazo.
Como bien has dicho, Irene, el hombre es el único animal que tropieza día veces con la misma piedra. Y tres veces, y cuatro,... Pero que no nos quiten la voz.
EliminarUn abrazo enorme.
Bonito mensaje. Por desgracia tengo la sensación de que nos encaminamos a un futuro incierto y que los conductores de todo esto no tienen ni idea de por donde girar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mantengamos la esperanza, David. Tarde o temprano tenemos que despertar. Espero que no a costa de un profesor Moreno.
EliminarUn abrazo.
!Que gran relato, Bruno!
ResponderEliminarEs triste que debió morir el profesor. La libertad y la justicia son como el corazón, que señala los rumbos. Me alegra que al final sus ideas se hayan expandido vertiginosamente por todas las redes sociales.
!Abrazo!
Pues sí, Yessy. Es una pena que tengan que morir los buenos para que sus ideas calen en la sociedad.
EliminarUn abrazo enorme.
¡Qué pedazo de micro te has marcado, Bruno! Alguien dijo que una idea es más peligrosa que una bomba atómica. En este micro que inicia con un tono realista, consigues demostrarlo con ese final tan metafórico, evocador y platónico. La idea, en este caso edificante, queda liberada con ese asesinato y quién sabe si logrará acabar con esa guerra. Desde luego, la Historia tiene muchos ejemplos así. Un micro totalmente redondo. Felicidades! Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, David. La verdad es que le di muchas vueltas a este relato, llegando incluso a escribir un final más "realista", pero la imagen que me lo inspiró (estaba esperando con el coche en marcha la revisión de la ITV. ¿Qué cosas, no?), era la de un chorro de ideas saliendo de la cabeza de alguien al que disparaban a bocajarro, y no quise renunciar a ello. Y ahora me alegro.
EliminarUn fuerte abrazo, compañero.
Trocitos de cielo gris se van disipando y van dejando una luz sobre los problemas, mostrando un azul que nos renueva, así es como entiendo tu relato. Es lamentable que la oscuridad de la muerte se aproveche de quienes luchan por la verdad y la justicia, como es el caso del protagonista... pero está la luz de sus alumnos, de sus seguidores que a golpe de tecla promocionando insta a los demás a ser como él. Es una gran pérdida la muerte de los justos, pero aprecio como una maravilla el legado que nos dejan. Un saludo Bruno, un placer seguir leyendo tus escritos!
ResponderEliminarBonita imagen esa que me dejas, Carla, esos trocitos de cielo gris que se disipan para dejar pasar la luz de la esperanza. Es triste que los buenos tengan que morir por sus ideas, que el mal venza una y otra vez aplastando a los que se cruzan en su caminos e ideas, pero siempre queda el legado de los injustamente ajusticiados, y de él surge la libertad.
EliminarUn abrazo enorme. Un placer leerte.
Hola Bruno, interesante relato y con un gran mensaje . El que los buenos tenga que morir por sus ideales es triste, y por desgracia pasó en todos los tiempos.
ResponderEliminarTe felicito por la forma y el contenido del micro.
Un abrazo
Puri
Muchas gracias, Puri. Realmente es una tragedia que las buenas personas tengan que morir por sus ideas. ¡Y parece que no aprendemos! Una pena, en verdad.
EliminarUn abrazo.
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