Homenaje a Beatriz Fontana,
space cowgirl patria de la serie Diego Valor.
Los
científicos aseguraban que no soñaríamos durante el hipersueño. Se equivocaron,
como en tantas otras cosas, y durante ciento catorce años mis pensamientos han
vuelto una y otra vez a ti, Álex, a tu rostro surcado de lágrimas aquel lejano
26 de octubre, cuando un «Por favor, mami, no te vayas» apenas susurrado
traspasó mi alma partiéndola en dos. Hace mucho que habrás muerto, nadie vive
eternamente, y yo me aferro a esta misión para no perder la cordura, consciente
de que nunca más volveré a sentir tu cálido cuerpo entre mis brazos, ni a oír
las risas soterradas que eras incapaz de contener cuando jugábamos al escondite
en casa de los abuelos. Mi pequeño Álex. Mi amor. Cuánto te echo de menos,
cariño mío.
El viaje exploratorio al planeta Tellus,
en el que la moribunda Tierra había puesto todas sus esperanzas, debía durar
poco menos de dos años, pero algo salió mal y la Fénix nos ha despertado
huérfanos de todo aquello de lo que nos despedimos, incapaces de contactar con
los sucesores de los que organizaron esta misión, si los hubiera, un shock
difícil de asimilar que ya se ha cobrado la vida de dos de nuestros compañeros
de infortunio y mermado la razón al resto. Afortunadamente, los víveres han
aguantado bien en las cámaras frigoríficas, aunque la tortilla ha pasado a ser
un mazacote de huevo que hace cabrear al bueno de Badejo, nuestro abnegado capitán.
Entre bocado y bocado a esa masa insípida, menta a la madre del que dijo que
aquello era una tortilla –«Omelette» afirma optimista el envase plástico–,
haciéndonos olvidar con sus histriónicas salidas de tono el dolor que lacera
nuestros corazones, aunque solo sea por unos instantes. Yo le paso un panecillo
untado en queso, con olor a pomada antihemorroidal, y él lo devora de una
dentellada, ñam, como un perro famélico, arrancándonos una nueva carcajada. No
tengo palabras para agradecer a Control que lo pusiera al mando de la misión;
Badejo sabe que debe mantener lo que queda de su tripulación lo más entera
posible y a ello se entrega con la pasión de un buen líder.
Nos acercamos a Tellus a velocidad de
crucero. Con el planeta centrado en el ventanal rectangular del mirador
panorámico, semejante a un zafiro rutilante que nadara solitario entre las
estrellas, mis pensamientos vuelven a ti, Álex, haciéndome desesperar. Lloro
desconsolada ante la fotografía que te hice antes de partir, sonriente tras la
tarta de tu tercer cumpleaños, y soy yo la que ahora sopla sus velas deseando
que tuvieras una vida plena y feliz. Y rezo. Sí, también rezo. Rezo egoísta a
un dios en el que nunca creí para que en tu lecho de muerte perdonaras la
ausencia de tu madre, pues todo lo hice para conseguirte un futuro mejor.
Bip, bip. Me llega un mensaje urgente de
la piloto Ferro; acaban de encontrar muerto al capitán. Se ha cortado las venas
en el baño comunitario y en su carta de despedida me pide perdón por pasarme el
mando de la Fénix. ¡Qué considerado el muy cabrón! En contra de lo que opina la
mayoría de la que ahora es mi tripulación, vamos a completar el estudio del
planeta Tellus. No es que me importe saber si realmente es apto para la vida
humana, máxime cuando puede que a nuestro regreso a la Tierra no quede nadie en
ella a quien entregarle los resultados que llevaremos con nosotros, pero he de
darle un sentido a la causa de tu pérdida, mi querido Álex. Solo así mi alma
torturada descansará; solo entonces podré reunirme contigo sin apartar la
mirada.
Te veré pronto, cariño mío.
B.A.: 2.019
Hola, Bruno: Como sabes, ya he leído tu relato. En esta segunda instancia, percibí mejor el contraste entre la vida y la muerte, el valor inasible del tiempo, y el dolor incurable por las pérdidas de los afectos. Suerte en El Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias Beba por volver a comentar. He de decirte que tras el certamen de Relatos Compulsivos, he leído y releído decena de veces este relato, corrigiendo detalles que comentaron los compañeros y que no pude agradecer por la desaparición de Google+. Creo que, gracias a la comunidad, he conseguido un relato mucho más redondo, y por eso lo presento con orgullo a la convocatoria de abril del Tintero.
EliminarUn abrazo enorme.
Una historia triste y original. Las modificaciones del final ya no dan lugar a dudas. Nos dejas sentir ese pesar de sobrevivir a lo que amamos y sobre todo a no haber podido compartir el tiempo con los seres queridos.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero, Bruno.
Abrazos.
Gracias Alma. Como le he comentado a Beba, gracias a los comentarios de los "compulsivos", que no pude agradecer debidamente, creo que he conseguido un relato mucho más redondo, eliminando de paso los elementos que podían llevar a la confusión.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un hermoso homenaje con los recuerdos de su pequeño que la hace más entrañable. Un relato sentido y sereno, para que uno se vaya adentrando en las sensaciones y visualice la ambientación. !Me encanto! Te deseo mucha suerte en el tintero.
ResponderEliminarAbrazo
Me alegra que te haya gustado la odisea de esta space cowgirl, Yessykan. Su vida, como la de la mayoría de las madres, era su pequeño de 3 años, y por él y su futuro no dudó en embarcarse en una misión de reconocimiento al planeta Tellus. Lo que no podía imaginar es que algo saliera mal.
EliminarUn abrazo fuerte.
Esa será probablemente la prenda que habrá que pagar para descubrir mundos nuevos. Quienes en un futuro, espero que muy lejano, se vean en la obligación de navegar hacia otra galaxia para poder sobrevivir a un planeta agonizante llamado Tierra, deberán estar dispuestos a darlo todo, incluso la vida.
ResponderEliminarEn tu relato muestras a la perfección esa angustia y frustración al descubrir que no todo sale siempre como está previsto y, al mismo tiempo, la pena por haber dejado atrás a un ser más querido que la propia vida.
Cuando la ciencia falla, el ser humano tiene que soportar las consecuencias.
Un abrazo, Bruno, y suerte en el concurso.
Efectivamente Josep. Cuando la ciencia falla, es el ser humano quien tiene que pagar las consecuencias.
EliminarMe alegra que te haya gustado este drama con tintes fantásticos, compañero. Un drama que homenajea a todos aquellos que se embarcaron en una aventura desesperada en busca de una vida mejor; miles y miles de casos en la larga vida de lo que llamamos Humanidad.
Un abrazo fuerte.
Un relato fantástico donde la pérdida de la vida es el coste que puede ser al cambiar de planeta. Debemos cuidad más la tierra. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí, Mamen, debemos cuidar mejor el planeta, para que no se puedan dar situaciones como la que le ocurre a nuestra protagonista.
EliminarUn abrazo.
Fantástico, en efecto, en más de un sentido, resulta este original relato de ciencia ficción. Desde luego, la siesta que se echan los protagonistas, deja en mantillas a la Bella Durmiente. Tremenda la experiencia de esa madre: despedir al hijo con 3 años y despertar cuando se ha muerto de viejo. Imagino que con el tiempo, historias así serán realidad, de momento ya hemos conseguido fotografiar un agujero negro. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Bruno.
ResponderEliminarPues sí, Paco, un sueño como el de la Bella Durmiente sin príncipe que luche contra Maléfica, je ,je ,je.
EliminarMás temprano que tarde se darán situaciones como ésta, seguro que sí, Paco, aunque espero que sin fallos que condenen a los space cowboys.
Un abrazo.
Hola Bruno, un relato que es a un tiempo una descarga trágica futurista y a otro un balance emotivo de la propia vida de una madre. Siempre hay un sueño casi eterno cuando nos acercamos a un planeta, un sueño en el que pueden pasar tantas cosas... Un abrazo
ResponderEliminarLlevas toda la razón, Emerencia. Cuando decidió emprender el viaje a ese nuevo planeta, nuestra protagonista llevó consigo un sueño esperanzador para toda la Humanidad, sueño que se transformó en pesadilla; la peor pesadilla que puede tener una madre.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Ciencia ficción que bien mirado no me lo parece tanto. La Tierra se muere y los científicos viajan a un nuevo planeta en el que tienen puestas sus esperanzas de vida. Me suena bastante real.
ResponderEliminarLo que me ha emocionado, lo que me ha llegado al alma es esta frase: «Por favor, mami, no te vayas». En ella se concentra todo el dolor, sufrimiento y sentimiento de culpa que una madre apenas va a poder soportar. Y es a mi entender lo que hace de este texto un relato redondo que atrapa de lleno al lector desde el principio.
¡Felicidades, Bruno!
Muchas gracias por tus palabras, María. Llevas razón en todo lo que dices, mi relato trata realmente del dolor de una madre, algo que se ha ocurrido antes, ocurre ahora mismo, mientras escribo estas palabras, y ocurrirá mañana.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Gracias, Bruno, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, David. Un fuerte abrazo.
EliminarHola Bruno, un cuento para pensar, ¿no será que en un futuro suceda una historia como la que cuentas? El precio que se pagaría puede ser muy alto. Nuestra condición de humanos podrá soportarlo...El tema me resulta muy interesante, hace un tiempo me atreví a escribir un cuento también. Felicidades por tu creación y un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Miry. Me tienes que pasar el enlace con tu cuento; seguro que ese "atrevimiento" tuyo es de lo más interesante.
EliminarPues sí, como bien dices, seguro que la humanidad tarde o temprano tendrá que enfrentarse a un reto como el que planteo en este relato. ¿Estaremos a la altura de las circunstancias?
Un abrazo fuerte.
Qué buen relato, Bruno, tan bien hilado, tan bien escrito, tan de ciencia ficción y sin embargo tan realista en esos sentimientos de la madre que solo desea hacerse perdonar por su hijo. Es una historia muy dura en muchos sentidos, pero es inevitable disfrutarla mientras se lee.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el Tintero.
Muchas gracias, Julia. Me alegra que te haya gustado mi drama cósmico, aunque te haya encogido un poquito el corazón.
EliminarUn abrazo enorme.
Me ha encantado Bruno. Me ha llegado dentro... muy duro, a poco me haces llorar.
ResponderEliminarSuerte y saludos
Vaya Paola. No sé si darte las gracias por tus emocionadas palabras o pedirte perdón por el mal rato. Hablando en serio, me alegra un montón que te haya gustado tanto mi relato, aunque lo hayas pasado mal.
EliminarUn abrazo enorme.
¿Ciencia ficción? ...tal vez no tanto y eso es, aún más aterrador.
ResponderEliminarExcelente narración. Un beso.
Dices muy bien, Alma. Mi relato no es más que un drama que se ha repetido, y se repetirá, infinidad de veces a lo largo de la historia de la Humanidad.
EliminarUn abrazo enorme.
Amigo Bruno, has reunido en un relato corto sacrificio, resignación, culpabilidad; cariño, mucho; todo ello el el marco de una suerte de Ciencia Ficción que cada vez lo es menos. Y después has agitado con brío la coctelera y te ha quedado un texto muy bueno, a mi entender, elegante y uniforme. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en EL TINTERO DE ORO.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por tan caluroso apoyo, Patxi. Pues sí, como muy bien dices, el relato trata del drama de una madre, que es y será siempre el mismo independientemente del escenario en el que se desarrolle. ¿Ciencia ficción? También los estudios de Da Vinci lo fueron en su tiempo.
EliminarMe alegro tenerte por aquí, amigo. Un abrazo enorme.
Hola Bruno
ResponderEliminarYo también conocía ya el relato. Me gustó mucho la primera vez que lo leí y ahora con las modificaciones que has hecho, mucho más.Felicidades, Bruno, mucha suerte en el tintero.
Un abrazo
Me alegro mucho que las modificaciones hechas gracias a los compañeros compulsivos haya corregido las deficiencias de este drama espacial.
EliminarUn abrazo fuerte, Conrad.
No es fácil aunar ciencia ficción con una trama en la que se ponen en juego los sentimientos, pero a ti te ha quedado de maravilla Bruno. El relato atrapa por el misterio en torno a la trama y a su vez el drama de la separación de madre e hijo está presente de principio a fin. Daría para una continuación, más teniendo en cuenta lo bien que se te da la ciencia ficción. Te deseo mucha suerte en el Tintero, amigo Bruno. Un abrazo!
ResponderEliminarEso es lo bueno de la ciencia ficción, Jorge, que no es solamente lo que se conoce como "space opera" (algo que por otro lado me encanta y practico con mi "Rebis"), si no que también permite trabajar el drama humano. ¿Y qué más drama puede haber que el dolor de una madre? Me alegra un montón que te haya atrapado de principio a fin.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, compañero. Un fuerte abrazo.
Creo que ya leí tu relato en otra ocasión. Ciertamente es desesperante la situación de tu personaje principal, atrapada en lo que es una misión sin posible futuro.
ResponderEliminarHas sabido transmitir su angustia ante lo perdido.
Un abrazo.
Pues sí, Francisco, este relato fue con el que participé en el último reto de los compulsivos en Google+, y gracias a los comentarios que me dejaron los compañeros he podido redondearlo.
EliminarUn abrazo enorme.
Una misión espacial con un coste personal demasiado alto para la protagonista y los demás. Has logrado transmitir la tristeza y de forma indirecta el relato nos invita a reflexionar sobre el sentido de la vida. Muy interesante....
ResponderEliminarUn abrazo!
Eso es precisamente lo que quería reflejar, Araceli, el coste y sentido de la vida; las consecuencias, trágicas en este caso, de las decisiones que tomamos, independientemente de si están justificadas o no.
EliminarUn abrazo muy grande.
Un relato conmovedor, en el que la ciencia ficción se une con los sentimientos que nos tramite tu personaje, esa separación entre madre e hijo incrementa el drama que está latente en todo el relato.
ResponderEliminarSuerte en el concurso
Un abrazo Bruno
Puri
Muchas gracias por tus palabras, Puri. Son muchas las madres que a lo largo de la historia de la Humanidad han tenido que enfrentarse a la separación de un hijo, ¿verdad? Y su dolor es el de esta otra madre, alejada de nosotros muchos años en el futuro.
EliminarUn abrazo muy grande.
Estupendo!
ResponderEliminarCuando entras en la CiFi, amigo Bruno, tocas mi punto sensible (... No, ese no, tampoco hay que pasarse) y más aún con temas que a mí también me apasionan, como la relatividad o el colapso de la humanidad en la tierra. Que te voy a decir que tú no sepas... Pues que sobre todo me encanta cómo incorporas los detalles cotidianos en todos tus relatos, dando ese toque personal a un momento, ese en el que la madre se encuentra frente a todos esos recuerdos que ya nunca van a llenar su memoria, quizás como sacrificio de nada... O tal vez si, tal vez un hipersueño de 114 años, constituya una realidad en si misma nada desdeñable a tenor de lo que pudiese estar aconteciendo en el planeta Tierra.
Hasta la próxima, compañero
Me alegra haberte tocado el punto sensible, amigo Isidoro ("ese" punto sensible no, el otro, je, je, je). Como comentas, y en vista de lo mal que estamos tratando este pequeño planeta azul en el que vivimos, no es improbable que en pocos años nos veamos obligados a buscar un futuro mejor en otros sistemas. Y como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia de la Humanidad, no serán pocos los dramas personales que se escriban.
EliminarUn abrazo fuerte, amigo.
Un relato complicado para mi, Bruno. El espacio y la ciencia ficción no acaban de ser un género que disfrute pero, a cambio, me encanta la melancolía de esta madre que, se siente obligada a cumplir una misión sólo para consolar la pérdida de un hijo al que siempre pensó que volvería a ver. Mucha suerte en el Tintero, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar este relato a pesar de no ser la ciencia ficción tu tema favorito, Beitavg. Piensa que el fondo no es más que el decorado de una obra teatral, pudiéndolo cambiar por la emigración forzosa de una madre a otro país en busca de un futuro mejor para sus hijos. Así, el drama de esa madre será el mismo que el que sufre nuestra protagonista.
EliminarUn saludo, y de nuevo muchas gracias.
Tu relato me ha cautivado desde el principio. Me gusta tu forma de aliar el sentimiento tan humano como es el de una madre con la frialdad del tema de ciencia y naves galácticas. Te felicito y me quedaré por aquí si no te importa.
ResponderEliminarSAludos.
¡Pues claro que no me importa tenerte de visita en mi pequeño blog, Manuela! Y espero que mis próximos relatos también te cautiven como lo ha hecho este drama espacial.
EliminarUn abrazo fuerte.
¡Hola Bruno! Me ha gustado tu CIFI al que se suma la carga humana que lo impregna. ¿Quién sabe si algún día se hará posible el poder dormir y despertar en el futuro? Desde luego, como sigamos tratando así de mal a nuestro planeta el futuro es incierto.
ResponderEliminarUna potente imaginación, compañero.
Nota.- Tengo a mi lado “A punta de relato” con tu magnífica portada en rojo.
¡Enhorabuena por el relato y por tu dibujo!
Muchas gracias por tu comentario, Tara. Posiblemente, en un futuro no muy lejano tendremos que buscar una solución fuera de nuestro planeta, pues éste ya no podrá soportar tanta mala acción humana. ¿Dormidos? Pues seguro que sí.
EliminarPor cierto, he de decirte que la portada de "A punta de relato" es obra íntegra del bueno de David; yo me he limitado a prepararla para su impresión.
Muchas gracias por todo y recibe un abrazo muy fuerte.
Pues entonces enhorabuena a los dos.¡Pero que chicos más creativos sois!
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