Categorías

miércoles, 4 de mayo de 2016

Corsarios del Rey

«¡Qué bonito es Vigo al amanecer!», pensó el capitán Santiago Rías mientras contemplaba desde cubierta el lento despertar de la ciudad. La cálida Aurora bañaba el puerto con sus lágrimas doradas, tiñendo con el color del hierro fundido las aguas por las que los pesqueros navegaban en pos del incierto futuro que ofrecía el nuevo día.
Un golpe seco a sus espaldas lo sacó del ensueño. Los marineros apilaban en una cesta las piezas de 24 que alimentarían el único cañón que artillaba la San Simón, rebautizada como Rabiosa desde que el empresario Don Jaime Ferrer la armara para el corso, pequeña lancha de cubierta corrida y un solo palo con la que Santiago Rías y sus veinte hombres -todos gallegos a excepción de un gaditano que el destino llevó hasta Vigo-, salían a la mar para ejercer de honrados corsarios, que no piratas, en el nombre del Rey. Y hasta ahora la diosa Fortuna les había sonreído, ganando dos buenas presas de bandera inglesa.
Con David Borras como piloto y el gaditano Juan Muñoz al cañón –que todos a bordo llamaban Pisha–, la Rabiosa aprovechó la marea alta del día siguiente para salir del puerto de Vigo, cruzando la ría de Ares donde un mes antes había estado fondeada la escuadra franco-española tras la batalla de Finisterre, con la que el rey Carlos IV y el emperador Napoleón le buscaban las cosquillas a Su Graciosa Majestad. Buscaron suerte en torno a las Cíes, yendo hacia el norte hasta alcanzar La Coruña para después virar y poner rumbo a Lisboa, pero ninguna presa se les cruzó en el camino. Y así los días pasaron y la moral descendió, hasta que al fin, tras algo más de un mes de virada tras virada ante las costas portuguesas, tomaron contacto con una fragata de pabellón británico, iniciando una larga cacería que los llevaría hasta el litoral de Cádiz.
Cuando el sol ganó la batalla a la densa niebla que cubría la mañana del 21 de octubre, en vez de la fragata en fuga, ante la Rabiosa apareció la escuadra franco-española poniendo rumbo a Cádiz en una desastrosa línea que ocupaba cinco millas de longitud, con grandes huecos abiertos entre los navíos hacia los que se dirigía la armada británica en formación de cuña y con el viento a favor. Cuatro buques franceses se alejaban a todo trapo de la contienda y David Borras, haciendo bocina con las manos, preguntó por la situación en su francés de taberna.
–A Cádiz –se dignó a responder un estirado oficial, desentendiéndose de la Rabiosa y de los compañeros que dejaban atrás.
–Se largan, capitán.
«¡Hijos de perra!», pensó Santiago Rías con la mirada en el horizonte cargado de humo, cegada la escuadra combinada por culpa del maldito viento. No era necesario ser estratega para comprender que la batalla estaba perdida; que era inútil el sacrificio de tantos compañeros de mar y tierra, como los gallegos del 79 de infantería de línea que embarcaron en el Ferrol. O los gaditanos –«Mushos paisanos estarán en el fregao», le oyó lamentarse al Pisha–, que habrían sido reclutados a golpe de culata para completar la dotación. El honor decidía, respiró aliviado, y al menos había visto amanecer en Vigo una última vez. 
–¡Señores! Somos corsarios del Rey, y allí está nuestra presa –y viéndose arropado por veinte pares de ojos, tras una rápida plegaria, Santiago Rías ordenó enfilar la popa del buque inglés más cercano, el cañón cargado y los alfanjes y hachas de abordaje alzados al cielo de Trafalgar.


B.A., 2.016

Safe Creative #1605047422977

28 comentarios:

  1. Muy bueno el relato, con esos toque de humor como el "Pisha", me ha encantado. Suerte en el concurso!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias bucanero. Tengo pendiente tu relato para el concurso, así como los del resto de compañeros, pero me pondré al día lo antes posible y te lo comento.
      Un saludo.

      Eliminar
  2. Muy épico te ha quedado este relato de corso.
    Muy bueno compañero. suerte Pisha

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Francisco. Me alegro de que te haya gustado.
      Un saludo.

      Eliminar
  3. ¡Hola Bruno!
    Se nota un 'puñao' la 'grasia! andaluza del Pisha y toda esta estrategia pirata que me ha hecho partirme de risa...je,je,je,je porque aunque confieso que al principio empecé a leerlo muy concentrada, lo cierto es que todo este genial humor que lo acompaña pues me ha dejado encantada. Otro 'puntaso' ha sido el elegir ese nombre y apellido gallego al cien por cien: Santiago Rías, le faltó un tris para que el segundo apellido fuera Baixas ...je,je,je
    La parte épica de este relato también quedó buien definida.
    ¡Saludos y suerte con el concurso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado y divertido mi relato. Respecto a los nombres, me gusta que siempre tengan algún tipo de significado, algunas veces son evidentes y otras no tanto. Un saludo.

      Eliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Qué buena historia, Bruno, ha sido como ver una peli. El primer párrafo me pareció precioso, muy poético, y el resto del relato tenía tintes de veracidad por lo preciso y bien documentado.
    Espero que tus corsarios con honor te den la victoria en el concurso :))

    ¡¡Un abrazo, compañero!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Julia. He indagado todo lo que internet me ha permitido y usado algunos libros para dar ese toque realista a mi relato.
      Muchas gracias por tu apoyo.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  6. ¡Pero que bonito sigue siendo Vigo al amanecer! que sorpresa encontrarme mi ciudad en un relato tuyo Bruno, y además entrando con una verdad tan grande jeje. Oye muy buena la ambientación histórica sobre los hechos que precedieron a la batalla de Trafalgar, y creíble también la recreación marinera de la época, el lector casi se ve transportado a la cubierta del barco. Sólo me ha chocado el periplo de la Rabiosa por las costas gallegas, primero salen de la ría de Vigo y se dice que cruzan la ría de Ares (donde efectivamente fondeó la flota franco-española) que está entre la Coruña y Ferrol, para luego bordear las islas Cíes (otra vez en Vigo) y dirigirse hacia la Coruña donde dan media vuelta y por tanto no llegan a Ares. Aquí creo que la geografía se ha retorcido un poco. Agradecerte en nombre de todos los vigueses el homenaje a la ciudad, un placer leerte como siempre. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Jorge. ¿Tan raro ha quedado el viaje por la costa gallega? No quería profundizar mucho en el mes que estuvieron dado vueltas por Galicia y Portugal hasta que el destino los arrastró a Trafalgar (las 600 palabras mandan, ya sabes), pero si crees que choca mucho, no dudes en asesorarme con una alternativa algo más exacta pues, como bien sabe el amigo Isidoro, me molestan mucho los fallos, ya sean de texto como de ambiente.
      Un saludo y gracias como siempre por tus comentarios.

      Eliminar
    2. Perdón por tardar en responder. Sí, mi comentario iba en la línea de lo que apunta Isidoro, la impresión que da es que de la Ría de Vigo salen directamente a la de Ares antes de llegar a Coruña, aunque supongo que no era eso lo que querías decir. Yo no soy quien para asesorarte jejeje sólo era un apunte. Espero que tengas mucha suerte en el concurso Bruno. Un abrazo.

      Eliminar
    3. Como le he dicho al bueno de Isidoro, no pretendía reflejar exactamente el viaje de la Rabiosa hasta Cádiz, pero como ha quedado algo raro, buscaré una alternativa que mejore esa parte del relato.
      Muchas gracias por tu preocupación.
      Un saludo.

      Eliminar
  7. Me gustó como jugaste con el humor y la historia, me parece un relato genial con mucha gracia y salero al mismo tiempo Trafalgar que le da la parte de seriedad. Muy bueno.
    Mucha suerte y un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado y divertido. Muchas gracias por pasarte por mi blog. Un saludo.

      Eliminar
  8. Una persecución muy interesante y épica, con un gran final que deja despierto el honor.
    SALUDOS!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Diana. Era un reto difícil teniendo en cuenta la limitación de palabras.
      Un saludo.

      Eliminar
  9. Está visto que los gallegos están todos los sitios. Y por si fuera poco, en tu relato y en el mio.
    Vigo no es bonito (espero que no me oiga Jorge, jejeje), pero su entorno geográfico es maravilloso, al igual que su puesta de sol.
    Un abrazote, Bruno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Sue. Es curioso que hayamos coincidido en nuestros relatos. Corsarios y gallegos. Casualidades de la vida.
      Un abrazo fuerte.

      Eliminar
    2. Bueno, yo es que vivo en Vigo, así que tampoco tiene mucho misterio, jajajaja.
      Otro abrazo.

      Eliminar
  10. ¡Qué grande compañero! Uno de los mejores relatos de piratas que he leído hasta ahora. No ya porque hayas elegido un momento cronológico de los menos típicos para este tipo de aventuras y, aún así, no menos real, sino porque me ha fascinado ese canto al valor, al orgullo nacional que expresan esos gallegos y andaluces (o andaluz) que, cual David con su honda, se atreven con su cañoncito y su chalupa a enfrentarse a ese Goliat inmenso de los navíos ingleses, no sólo en su labor de hostigamiento, sino contra toda la puñetera escuadra de Trafalgar. Ahí les veo lanzándose como kamikazes contra la ristra de cañones del Victory, je, je
    Bueno, quizás me deje llevar un poco, como Jorge, por esa pasión patriótica que nos toca de cerca, pero nada, que un gran relato, sí señor.
    Por lo que respecta a ese periplo por las costas gallegas, creo que Jorge se refiere a que, tal como lo describes parece que, saliendo de Vigo, su viaje en línea sería la ría de Ares, islas Cíes, A Coruña y vuelta hacia el sur (Portugal), cuando, para hacer ese itinerario necesitarían recorrer el mismo espacio tres veces en dirección N-S. Y además luego dices que ejecutan maniobras similares frente a las costas portuguesas. Claro está que más de un mes da para mucho, y eso es seguramente lo que pretendes decir, pero es la redacción lo que a lo mejor da lugar a confusión, imaginando quién no la conozca una ruta lineal cuando en realidad van y vienen varias veces...
    No sé si te he podido aportar algo con todo este rollo, pero bueno, ahí queda.
    Y repito: genial relato, me ha gustado mucho
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, amigo Isidoro! Un placer como siempre que dediques unos minutos a comentar las historias de este cuentista.
      Siempre me impresionó la fatalidad con la que la armada española se enfrentó, bajo las nefastas órdenes del almirante Villeneuve, contra la poderosa armada de Nelson, conocida de pequeño gracias a los Episodios Nacionales de Pérez Galdós y revisada por el maestro Pérez-Reverte en Cabo Trafalgar. En esta ocasión, como el tema del concurso era la piratería, quise centrarme en la vida de una pequeña cañonera corsaria (gallega para más datos pues así reflejaba la importancia de la patente de corso en aquella época de 1805) y qué mejor forma de darle un glorioso final que llevándola hasta las mismas puertas del infierno, en la forma de escuadra inglesa que en formación de cuña rompía la línea de los aliados francoespañoles a la altura de Cádiz.
      Por otro lado está la impresición de la navegación por aguas gallegas y portuguesas de la Rabiosa. Os comprendo perfectamente a ti y a Jorge, que conocéis la zona mucho mejor que este sevillano de secano, y, como bien has reflejado, era mi intensión hacer una descripción muy general de lo que fue el viaje de un mes hasta que se topó con el destino. De todas formas, pensaré una alternativa, para no dejar la historia coja.
      Un abrazo fuerte.

      Eliminar
  11. Me ha encantado tu relato. Una bella descripción de un momento histórico reconocido a nivel mundial.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Mirna. Me ha gustado reflejar la nefasta mañana de aquel 21 de octubre en este relato. Un saludo.

      Eliminar
  12. ¡Cómo extraño Vigo, La Coruña, Finesterre, Cee y, por supuesto, Corcubión! Qué gran relato, Pisha. Tienen que hacerte un monumento en la ruta de galeras gaditana y otro en Galicia. Vaya repaso y qué divertido. Sólo un gallego podría enfrentar algo así con esa actitud. Me recordó a una historia que oí en la radio de dos gallegos en un faro bebiendo riveiro hablando por radio con un submarino estadounidense. Genial, Bruno. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los gallegos son perfectos para enfrentarse estóicos al destino, aunque éste los espere tan lejos de su hogar como puede ser Cádiz. Me alegra que te haya gustado. Y lo del monumento lo propondré en los próximos presupuestos generales del Gobierno. Diré que voy de tu parte. Je, je, je.
      Un saludo y muchas gracias por tus palabras.

      Eliminar
  13. Un estupendo relato, Bruno. Bien narrado y documentado. Además, con el toquecillo de humor que como buena andaluza me ha encantado. ;)
    Un abrazo, pisha. =)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Soledad. Me alegra que te haya gustado y divertido.
      Se echan de menos tus pampiroladas. Un abrazo, paisana.

      Eliminar