–¡¡¡Que te vayas!!!
Los niños no querían jugar
con Ariel. La cría había aparecido a la hora del recreo, molestado a todos con
sus empujones y malas maneras hasta que la clase en bloque se opuso a su juego.
A los gritos que desde el patio llegaban, tan distintos de los que estaba
acostumbrada, la profesora Victoria salió corriendo a todo lo que le daba la
amplitud de la falda, teniendo que gritar para poder imponerse a la
descontrolada jauría de pequeños.
–¡Ariel nos
está molestando! –gritaban los niños como
uno solo.
–¿Ariel? –preguntó Victoria, descolocada, pues nada sabía de la
pequeña ni de su madre desde hacía semanas. Y como las puertas del colegio se
hallaban cerradas, siendo imposible que Ariel hubiera podido entrar, la joven
castigó a los niños por alborotadores y mentirosos.
* * *
Ariel estaba sentada en un columpio a
las afueras del colegio. Desde que su madre la abandonara, vagabundeaba sola
por su nueva dimensión a la búsqueda de un compañero de juegos, pero hasta
ahora todos sus intentos habían fracasado. «¿Quieres
jugar conmigo?», oyó decir a su lado y una sonrisa del todo inquietante
se le dibujó a la pequeña en la cara.
B.A., 2.016
* * *
Interesante construcción de la historia, revelando que los niños veían a la niña, pero no a la de carne y hueso que era su compañera tiempo atrás...
ResponderEliminarPor la manera de resolverlo hubiera dicho que ella al fin encuentra alguien igual que logre paliar su soledad, aunque mencionar la sonrisa inquietante...me hace pensar en un mal augurio para el chico/a que haya preguntado...
¡Un saludo y suerte para el concurso!
Mucho me temo que el pequeño no lo va a pasar muy bien...
EliminarUn saludo y gracias por tu tiempo.
No te olvides de mi otro aporte, compañero, continuación de "Leyenda urbana". Espero tu comentario.
EliminarUn saludo.
Esta Ariel es un personaje inquietante, cualquiera se niega a jugar con ella si te lo pide con buenas maneras.
ResponderEliminarBuen relato compañero.
Gracias compañero. La verdad es que habría que mantener la distancia con la pequeña Ariel.
EliminarUn saludo y gracias por comentar.
Un cuento realmente inquietante, con esa niña abandonada a su suerte. Muy bueno. He leído el otro micro y también me ha gustado, pero me decanto más por este. Solo me queda desearte suerte! Un saludo!
ResponderEliminarSé de buena tinta electrónica que con Ariel hay que tener cuidado, je, je,je.
EliminarGracias por comentar y por mojarte, eligiendo entre mis dos pequeñas criaturas.
Un saludo.
El hecho de combinar ambas dimensiones de la realidad, para crear este microcuento, lo hace más aterrador que si hubieras diseñado un escenario convencional, donde una huerfanita solitaria buscase compañero de juegos e hiciera la vida imposible a sus compañeros de clase.
ResponderEliminarOtro acierto sin duda es el final, con esa malévola sonrisa de Ariel al infeliz espectro que le propone jugar con él.
Mucha suerte te deseo igualmente.
Muchas gracias por pasarte y comentar. Un placer.
EliminarDirectamente te diré que Ariel me produce escalofríos, creo que es algo por que no sé si sería capaz de llamarla alguien, maléfico. Aunque por otra parte, tu relato me parece genial. Suerte. Saludos.
ResponderEliminarGracias Mariola. Esa sonrisa de Ariel es la seña de identidad de una criatura con la que es mejor no cruzarse. Un saludo.
EliminarMe ha gustado mucho este micro, da inquietud a esos niños que no quieren jugar con ella.¡Suerte en el concurso! Un abrazo
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi humilde blog, compañera. Un saludo.
EliminarCreo que la pequeña Ariel, por más pena que me de, no es una compañía recomendable. No hay nada que me produzca más miedo que un niño siniestro. Será porque espero de ellos justo con contrario...
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Un abrazo y mucha suerte en el concurso :)
Te puedo asegurar que Ariel ni tiene buenas intenciones.
EliminarMuchas gracias por tus ánimos.
Hola Bruno
ResponderEliminarPrimero una observación: has puesto al término de este relato, que es continuación de "Leyenda urbana". Corrígeme si me equivoco, pero creo que lo que querías poner es que se trata de una continuación de "Juega conmigo"... a no ser que Ariel será también, la ¡Furia de agua! En el siguiente relato has puesto también que es continuación del mismo, por eso creo que se te ha ido el dedo. Te digo esto porque sé lo meticuloso que eres con estas cosas.
En cuanto al relato, que te voy a decir. Es el espíritu de Ariel (ese nombre me parece genial), en más de un sentido, je, je. Igual que me parece buenísimo ese final donde ella se siente decepcionada al no poder cumplir con su "misión" y entonces aparece la "pobre víctima"
Creo que esta niña va a dar más de un susto
¡Qué tengas mucha suerte amigo!
Ahora me leo el otro
¡¡Muchas gracias Isidoro!! Ya lo he corregido. Eso me pasa por trabajar dos cuentos a la vez; empiezo a usar el corta-pega para ir más rápido y al final meto la pata. Menos mal que has tenido buen ojo, compañero.
EliminarComo has visto, he aprovechado el relato de "Juega conmigo" para escribir este cuento. Creo que la pequeña Ariel se merecía una historia, aunque fuera corta, narrando sus primeros pasos en su nueva dimensión. Y espero que no se quede aquí.
Un saludo y muchas gracias como siempre por tus palabras.
Un abrazo.
Un micro muy inquietante, Bruno.
ResponderEliminarMuy bien logrado.
Un saludo.
Inquietante, esa es la palabra que mejor define a Ariel y su búsqueda de un compañero de juegos.
EliminarUn saludo.
Después de leer el micro, he leído los comentarios y tengo que coincidir con la inmensa mayoría de ellos: Este relato es MUY inquietante y MUY bueno. ¡Un abrazo y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Joel. Me alegro de que te haya inquietado mi pequeña Ariel.
EliminarUn abrazo.
Coincido con los comentarios, el final es inquietante, de esos que sólo de pensarlo hacen que te recorra un escalofrío por la espalda. Pero el relato del que procede, Juega conmigo, es más estremecedor aún, con una trama original y una buena dosis de tensión. Un saludo Bruno.
ResponderEliminarEstos son los primeros pasos de Ariel, y espero que no sean los últimos, pues también el pequeño incauto que se cruza con ella en los columpios se merece unas letras.
EliminarUn abrazo fuerte.
Que lectura tan elegante. Viendo incluso que Ariel es también victima de su propia condición. Saludos!
ResponderEliminarVíctima y verdugo de un mal no buscado. Si no fuera tan terrible la condición que la domina, sería digna de compasión.
EliminarUn saludo.