Nota: Imagen base extraída de Pixabay
Una vez fuera de la astronave, anduvo
hasta colocarse en el centro exacto de la plataforma de bajada, como estaba
estudiado, y abriendo los brazos hacia la masa expectante, entonó para ellos sus
aullidos, ladridos y jadeos más exquisitos, proclamando a la humanidad un
sincero: «Venimos en son de paz». Y para subrayar tan excelsos deseos de buena
voluntad, ofreció a los congregados una pieza de orfebrería delicadamente
trabajada que simbolizaba la llave con la que los terrícolas podrían abrir las
puertas de su mundo. La reacción no se hizo esperar.
–¡Es un ser de lo más
agresivo, señor –transmitió al centro base el
capitán del destacamento que debía cubrir el primer encuentro alienígena, subiendo
el volumen de voz para imponerse a los gritos histéricos de los civiles en
desbandada–. Aúlla y gruñe como un perro
rabioso, y ahora nos apunta con una extraña arma!
»¡Espero órdenes!
–Fuego a discreción en tres,
dos, uno…
B.A.: 2019